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HISTORIA_web

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la controversia científica se centra en la distinción que debe realizarse entre<br />

memoria e historia. La posición más aceptada es la que señala que la memoria histórica,<br />

en lo que tiene de memoria, es un proceso estrictamente individual, biográfico,<br />

y que, por tanto, no puede ser tildada de conocimiento histórico más que por<br />

denominación. No obstante, algunos relatos individuales pueden tomar contacto<br />

con lo que denominamos historia científica, pero no asimilarse a ésta.<br />

De hecho, memoria e historia poco tienen que ver una con otra, aunque solamente<br />

lo fuese por escala. La posición por tanto más defendida entre los historiadores<br />

es que no debería confundirse la historia científica con la memoria histórica. la razón<br />

que se esgrime es que la historia científica es una trituradora de memoria, la digiere<br />

y produce conocimiento. La trituración de las memorias no se produce por la<br />

distancia en el tiempo, sino por la aplicación de método y teoría sobre el dato, el<br />

recuerdo, el comentario, el vestigio o la fuente. Nunca los hechos fueron realmente<br />

como se recuerdan.<br />

de ahí que, al definir la historia que queremos enseñar, sea preciso tener en<br />

cuenta no sólo el uso que se le da al término memoria histórica sino la existencia<br />

de unos museos que se autodenominan Museos de la memoria. Son conceptos<br />

que surgen en latitudes muy diversas: Argentina, Chile, El Salvador, Sudáfrica, Indochina<br />

y toda Europa. Su función es la de recordar, y su nacimiento siempre<br />

va precedido por un pasado más o menos traumático para la población civil. Es<br />

evidente que nacen como una suerte de memoriales reparadores que mantienen<br />

vivo el recuerdo de la barbarie y luchan para evitar la impunidad de sus autores<br />

intelectuales o materiales.<br />

Sin embargo, conviene recordar, ante esta avalancha de emplazamientos<br />

pretendidamente educadores en el conocimiento del pasado, que la historia a<br />

enseñarse debe contar con requisitos que, ligados a la frialdad del análisis, sirven<br />

para reflexionar de la manera más objetiva posible sobre el pasado; especialmente<br />

acerca de aquellos acontecimientos que están más cercanos en el tiempo. Si<br />

los historiadores utilizan documentos para objetivar el pasado buceando en archi-<br />

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