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z o o l o G í a – m o l u s c o s - G a s t e r ó P o d o s
GASTERÓPODOS
La clase de los gasterópodos reúne los moluscos que están provistos de un
disco carnudo situado debajo del vientre y por medio del cual se arrastran.
La cabeza, mucho menos distinta del cuerpo que en los cefalópodos, está
superada de ten táculos pequeños y cónicos variando en número de dos a
seis, faltando aún también en ciertas especies y sirviendo de sitio ya sea
el órgano del olfato, ya el de la visión. Los ojos, cuando existen, están
reducidos la mayoría de las veces a simples puntos oculares y situados ya
sobre la cabeza misma, ya en el vértice o en la base de los tentáculos.
E stos animales tienen los órganos de la respiración muy variables, que consisten
en un saco pulmonario, en las especies que respiran el aire natural y en órganos
branquiales variando de forma, de número y de posiciones en las que tienen que
respirar el aire contenido en el agua. La circulación se hace por medio de un corazón
aórtico y por consiguiente es completa.
Los órganos de la digestión ofrecen igualmente una gran variación; la boca
se abre siempre en la parte anterior de la cabeza y algunas veces se halla en un
pro longamiento carnudo y retractil, al cual se le da el nombre de trompa; está ordinariamente
armada de pequeñas quijadas córneas o de una lengua igualmente
córnea, erizada de dentellones más o menos numerosos.
El estómago es tan pronto sencillo, tan pronto múltiple, según el régimen alimen
tario del animal.
El intestino es generalmente muy largo y forma un gran número de cir cun voluciones
enseguida de las cuales llega a abrirse no lejos de la cabeza y casi siempre
del lado derecho.
Todas las diferentes partes del animal están envueltas en la piel, a la cual dan
el nombre de manto; este manto está algunas veces desnudo, pero las más secretan
ya en su espesor, ya en su superficie un cuerpo protector que constituye la concha;
esta concha, córnea o calcárea, es sumamente variable de forma, algunas veces
sim ple mente cónica y cubriente; la mayoría de las veces está contorneada sobre
sí misma, o en rollada en una espiral más o menos elevada y moldeada en cierto
modo sobre el cuerpo del animal.
Independientemente de esta concha, ciertas especies están provistas de una
pieza calcárea prendida a la parte posterior del pie, y que sirve a cerrar la abertura
de la concha cuando el animal ha vuelto a entrar en ella enteramente.
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