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Benito Perez Galdos - Fortunata y Jacinta - v1.0

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había tomado el grado y estaba ya practicando<br />

en la botica de Samaniego, a las órdenes<br />

de un tal Ballester, encargado del establecimiento.<br />

[180] Supo además el anciano<br />

que doña Lupe no vivía ya en Chamberí, sino<br />

en la calle del Ave María, y que todo el tiempo<br />

que le dejaba libre a Maxi la farmacia, lo<br />

empleaba en darse buenos atracones de lectura<br />

filosófica. Le había dado por ahí.<br />

Luego hablaron de otras cosas. El filósofo<br />

cafetero dijo a su amigo que cuando quisiera<br />

echar otro párrafo no le buscase más en el<br />

Café de Madrid, porque allí había caído en un<br />

círculo de cazadores que le tenían marcado y<br />

aburrido con la perra pechona, el hurón, y<br />

con que si la perdiz venía o no venía al reclamo.<br />

No sabía aún a qué local mudarse;<br />

pero probablemente sería al Suizo Viejo,<br />

donde iban Federico Ruiz y otros chicos<br />

atrozmente panteístas. De los antiguos cofrades<br />

sólo iban a Madrid D. Basilio, insufrible<br />

con su ministerialismo, Leopoldo Montes<br />

y el Pater. Pero este se marcharía aquella

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