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Benito Perez Galdos - Fortunata y Jacinta - v1.0

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no conformándose con el escondite, quiso<br />

salir con ánimo de recibir la visita en otra<br />

habitación; mas dispuso la fatalidad que su<br />

prima Patrocinio, al ver entrar a <strong>Fortunata</strong>, la<br />

tomara por una de las muchas personas que<br />

iban allí a pedir socorros, y la introdujese,<br />

como si dijéramos, a boca de jarro, en el<br />

gabinete de la santa. Esta se vio algo confusa,<br />

sin saber cómo salir de aquel atolladero.<br />

"¡Ah!, ¿era usted?… No la esperaba… Pase y<br />

tome asiento".<br />

<strong>Fortunata</strong>, que iba vestida con mucha sencillez,<br />

entró como entraría una planchadora<br />

que va a entregar la ropa. Avanzaba tímidamente,<br />

deteniéndose a cada palabra del saludo,<br />

y fue preciso que Guillermina la mandase<br />

dos o tres veces sentarse para que lo<br />

hiciera. Su aire de modestia, su encogimiento,<br />

que era el mejor signo de la conciencia de<br />

su inferioridad, hacíanla en aquel instante<br />

verdadero tipo de mujer del pueblo, que por<br />

incidencia se encuentra mano a mano con las<br />

personas de clase superior. Mucho la cohibía

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