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Benito Perez Galdos - Fortunata y Jacinta - v1.0

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vuelven y enredan, y dan enormes disgustos<br />

con sus enfermedades y travesuras. Aunque<br />

expuso estas ideas con mucha discreción,<br />

<strong>Fortunata</strong> se entristeció, porque se le había<br />

metido en la cabeza desde la noche antes<br />

aquel tema de recoger un niño huérfano, y<br />

encariñada con ella, le costaba mucho trabajo<br />

desecharla. ¡Manía de imitación!<br />

- IX -<br />

Doña Lupe la invitó, dos días después de la<br />

tarde del choque con <strong>Jacinta</strong>, a volver a visitar<br />

a Mauricia. ¡Qué diría doña Guillermina si<br />

no volvían! Negose <strong>Fortunata</strong> no sé con qué<br />

pretexto, a ir allá, y fue sola doña Lupe. Era<br />

el día de San Isidro y no había ventas en el<br />

Monte de Piedad. A eso de las diez regresó<br />

muy afectada, y entrando en el gabinete<br />

donde su sobrina estaba cosiendo, le dijo:<br />

"Hija, rézale un Padre nuestro a la pobre<br />

Mauricia". [332]<br />

- ¡Se ha muerto! -exclamó <strong>Fortunata</strong> sintiendo<br />

una fuerte sacudida en su alma.

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