créditos y portadilla:Maquetación 1.qxd - Departamento de Historia ...

artículos
Joaquin Peinado. Neocubista y lírico
Cézanne sus fuentes, y un gran interés por el “análisis” formal en pos de la “expresión
representando la integridad del objeto”:
“Cuando yo llegué a París el cubismo se había superado, a mi entender, con
un neocubismo que permitía pintar más libremente, con unos problemas de
otro vuelo y una tendencia más amplia que se puede reducir a esto: `pintar
bien´. A `una buena pintura´. El cubismo, con su técnica, fue la gran lección
para todos nosotros. Aquel proceso de análisis que buscaba una forma de
expresión representando la integridad del objeto reducido a su estructura
plástica tenía que interesarnos. Para comprender el cubismo había que sentir
a fondo a Cezánne y, naturalmente a Picasso, a Braqué y a Juan Gris, que
son los creadores” 20 .
Eso en cuanto al neocubismo, pues el entorno poético, orientado hacia la
consecución de una plástica pura (que constituyó gran parte de la Figuración Lírica),
también tuvo cabida en las palabras del pintor; un entorno en el que incluyó a los hoy
habituales Bores, Viñes o Cossío, pero también a otros como Beaudin, Pignon,
Estève o Gischia, ampliando los límites de la tendencia que resumió, escueta y conceptualmente,
definiéndola como un “movimiento más amplio que se hace con elementos
simplificados, sin artificio ni anécdota” 21 .
Avanzando hasta 1969, justo al mes de mayo, la obra de Joaquín Peinado
volvió a España. Lo hizo a través de un excelente individual organizada por la
Dirección General de Bellas Artes y en Madrid. Pero ni un solo rastro del Peinado
neocúbico y lírico había allí; de las 57 obras expuestas las más antiguas se fechaban
a principios de la década de los 50, y por esas fechas Peinado ya había dado
un nuevo rumbo estético y formal a sus obras, sumamente interesante, pero alejado
de las fórmulas que caracterizaron sus obras entre 1925 y 1930.
A partir de ese año la presencia de Peinado en el panorama artístico español
se multiplica notablemente, tanto a través de exposiciones individuales como colectivas,
convirtiéndose en un nombre habitual. Pero lo hará principalmente bajo el
opaco manto de la controvertida Escuela Española de París; una “escuela” de dudosa
existencia que englobó estilos y estéticas muy diversas, con una nómina demasiado
amplia de artistas y de imprecisos límites cronológicos, que solo a partir de la
década de los 90 del pasado siglo adquirió cierto sentido al restringirla a las formulaciones
de la Figuración Lírica. Con todo, la adscripción de la pintura de Peinado a
la Escuela Española de París dejó en suspenso su lectura desde los parámetros de
20 GUILLÉN, M.: Op. Cit., pág. 115.
21 Ídem.
373