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4 a-b. Desnudos, 1926 (Publicado en Litoral, Málaga, n.º 3, marzo de 1927).
Rafael Valentín López Flores
Joaquín Peinado” 47 (acertadísima afirmación a la que nosotros añadiríamos: y el
neocubismo), fue el gran tema del rondeño hasta 1930. En ellos, a través del recogimiento
casi ascético de sus objetos, encontraron Peinado y sus correligionarios el
vehículo perfecto para ejecutar aquella “primera melancolía de la modernidad” 48 que
supuso el neocubismo hispano; un género que marcó profundamente a nuestro pintor,
que elaboró una amplísima parte de su producción pictórica desde sus presupuestos
formales, estéticos y conceptuales.
Sin embargo, la solución neoformal que comportaba este neocubismo –al que
Francisco Bores definió como el resultado de la síntesis plástica entre Braque y
Cézanne y una aspiración al lirismo– 49 , ya venía formulándose en las obras que
Picasso o Gris realizaron al final de la segunda década del pasado siglo. El mejor
ejemplo de ello, es la enorme similitud temática y compositiva existente entre el
bodegón de 1925 que Joaquín Peinado tituló Velador (Bodegón ante ventana abierta)
(Óleo sobre lienzo, 81 x 65 cm., Museo Peinado, Ronda) expuesto en el mítico
Salón de Artistas Ibéricos– y obras como La mesa delante de la ventana o Naturaleza
muerta delante de una ventana en Saint-Raphäel ambas firmadas por Picasso en
1919; similitud que no se circunscribió únicamente a Peinado, pues marcó las obras
neocubistas de la gran mayoría de españoles residentes en París, teniendo clarísi-
47 GARCÍA GARCÍA, Isabel: “Joaquín Peinado”, en El Cubismo y sus entornos en las colecciones de
Telefónica, Madrid, Fundación Telefónica, 2005, págs. 232-237.
48 JIMÉNEZ, P.: “Pancho Cossío: Vindicación de un centenario”, en AA. VV.: Pancho Cossío 1894-1970,
Madrid, Fundación Cultural Mapfre Vida, 1991, pág. 15.
49 BORES, F. (1957): Op. Cit., pág. 23.