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Joaquin Peinado. Neocubista y lírico
tendremos que aguardar a que los ánimos se calmen para que la revista no
sufra. De otra parte, querían organizarnos una exposición a los cinco juntos
esta primavera pero esto se ha aplazado por dificultades que se han encontrado
en el camino y no se hará hasta el otoño o invierno próximos. Sea como
sea, la cosa está bien pues hemos empezado a movernos un poco, pero también
empezamos a desanimarnos porque no sale todo como quisiéramos.
Kahnweiler (Galería Simon) estuvo a verme y me dijo que le avisara antes de
la exposición. Pierre vino a ver a Bores antes del artículo y le compró dos
cuadros. Nosotros esperamos…” 45
Epístola sin desperdicio, quizás lo más significativo e importante de cara a la
ubicación plástica de nuestro pintor sea la referencia a la visita que realizó a su estudio
Tériade, impulsor y, en gran medida, teórico de la Figuración Lírica Española
desde las páginas de sus Cahiers d´Art. Fundamental, pues nos sitúa a Peinado en
el reducido grupo de pintores que interesaron desde un primer momento al crítico, y,
por consiguiente, participaron, en menor o mayor grado, en el nacimiento de la
Figuración Lírica. Una vinculación que se afianzaría –siempre siguiendo las palabras
de Peinado– con la preparación por parte del propia Tériade de una exposición
donde se incluirían obras de Bores, Cossío, Viñes, González de la Serna y el propio
Peinado, y un artículo monográfico en la influyente Cahiers d´Art; exposición y artículo
que no se llegaron a celebrar a consecuencia de las protestas de los pintores
franceses, que veían excesiva la dedicación que tan influyente publicación estaba
prestando a los pintores españoles. No obstante, la relación entre Peinado y el grupo
auspiciado por Tériade y Cahiers d´Art resulta clarificante de cara a la inclusión de
Peinado en los entornos de la Figuración Lírica, pues, si tenemos en cuenta las palabras
del propio pintor, solamente el infortunio provocado por las circunstancias impidió
que su nombre sonara con fuerza en el citado movimiento desde sus inicios;
infortunio que de igual manera impidió que la relación con un marchante tan influyente
como Daniel Henry Kahnweiler –que según las palabras de Peinado lo visitó
en su estudio en mayo de ese 1927– nunca llegara a consolidarse.
Avanzan los meses, llega el verano y Peinado regresa temporalmente a sus
Ronda natal para pasar la temporada estival junto a los suyos. A su regreso a París,
vuelve a empaquetar sus pertenencias para trasladarse a un nuevo estudio, ahora
situado en la rue Barrault, y desde allí prosigue su labor pictórica. Pero pronto sucederá
algo que, en el transcurso de un año, cambiará totalmente su vida, apartándolo
de la pintura durante un largo periodo; el 14 de julio de 1928, durante la celebra-
45 PÉREZ DE AYALA, J.: Op. Cit., pág. 9. Carta a Francisco García Lorca echada en París el 31 de mayo
de 1927.
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