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Joaquin Peinado. Neocubista y lírico
La relación con Picasso tendrá también sus frutos en el plano laboral.
Sabemos –por las palabras pronunciadas por el rondeño Antonio Ortega Durán 42
durante el homenaje rondeño de 1925– que gracias a una recomendación suya,
Peinado tuvo su primer contacto con un marchante parisino llamado Sr. Lebel.
Marchante que, siguiendo al orador rondeño “...lo pensionará espléndidamente, y de
su “tournée”artística sacará gloria y provecho”.
No sabemos hasta que punto se materializó dicha relación, pero lo cierto es
que no perduró por mucho tiempo, ya que en 1927 Peinado escribió: “Y a veces mi
desanimación es tan grande (¡siempre entrampado!) que pienso en irme” 43 ; palabras
que no son las de un artista espléndidamente pensionado por su marchante.
En 1926, tras casi tres años de residencia parisina, Peinado continuó con su
singladura por lo moderno y probó (como ya lo había hecho con el cine) algo nuevo;
el teatro. La oportunidad fue de nuevo propiciada por Luis Buñuel, que a finales del
mes de abril propuso a sus amigos hacer de improvisados actores con motivo de la
representación en Ámsterdam de El Retablo de Maese Pedro de Manuel de Falla.
Peinado, acompañado del resto del grupo de jóvenes artistas y amigos, vio en la oferta
de Buñuel una nueva oportunidad de fiesta, y participó en la representación encarnando
al propio Maese Pedro; participación que, según el propio Buñuel, fue aceptada
por sus amigos para “poder ver Amsterdam gratis” 44 .Y tras la primavera, llegó el
verano, y con él, la oportunidad de pasar algunos días en la playa de Jean les Pins
invitado por, nada más y nada menos que Picasso; una invitación compartida con
Viñes, Bores, Ángeles Ortiz y el joven Vilató, y llevada a efecto en compañía del propio
Picasso, Olga Koklova y el pequeño Pablito. En el plano profesional, es a partir
de este año cuando Peinado comienza a participar como ilustrador de importantes
revistas de la vanguardia peninsular, entre las que se contaron Litoral, La Gaceta
Literaria o Gallo.
Avanzando hasta 1927, y tras el traslado a un nuevo estudio –sito en el número
33 de la Rue de Croulebarne– , escribía a Paco García Lorca informándole de la
última hora de su arte, su vida y la de los amigos compartidos; se trata de una extensa
carta que contiene datos lo suficientemente relevantes como para merecer su parcial
reproducción y posterior comentario:
“Te creía enterado de la visita de Picasso a nuestros estudios y sus consecuencias
mas como así no es, voy a intentar relatarte en grandes líneas todo
41 Ídem.
42 ORTEGA DURÁN, A.: Op. Cit., pág. 2.
43 PÉREZ DE AYALA, J.: Op. Cit., pág. 9.Carta a Francisco García Lorca fechada en París el 31 de mayo
de 1927.
44 CARRIÈRE, J. C.: Escritos de Luis Buñuel, Barcelona, Páginas de Espuma, 1992, pág. 26.
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