Descargar PDF - Fondo Editorial del Caribe / Anzoátegui
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medias y el liguero en los tobillos, el vestido de raso en la cintura) con prisa<br />
y temor. Parecía que, su predilección para el amor, eran los lugares públicos<br />
y las situaciones insospechadas. Me prometió, sin que yo le hiciera ninguna<br />
exigencia, que hablaría con Alessandro para romper su compromiso. No podía<br />
estar, al mismo tiempo, con dos hombres. Non è decente. Ante su pregunta si yo<br />
estaba dispuesto a asumir las consecuencias de nuestra pasión, le respondí,<br />
sin pensarlo, que no había otra cosa en el mundo que yo quisiera que no fuera<br />
ella. Pasaron los días y no noté que hubiera hablado con Manzoni, pues en<br />
los paseos la vi igual de atenta con él, y en una ocasión en que desapareció<br />
sin dejar rastro, lo cual me causó una gran desesperación, aterricé en casa de<br />
Manzoni. Lo saqué literalmente de su gabinete, creyendo que Marina estaba<br />
con él, pero lo encontré solo. No reparó en mi ansiedad. Me mostró el libro<br />
de Copérnico, Sobre las revoluciones de los cuerpos celestes, y dijo que lo había leído<br />
con fervor. Mucho lo había ayudado para entender las investigaciones sobre<br />
el Punto Fijo o Polo Norte celeste que se hicieron en el seicento. Habló de que<br />
Richelieu y Mazarino habían patrocinado increíbles experimentos, con costo<br />
de vidas humanas, en los cuales se utilizó Polvo de Vitriolo. Yo no le puse atención<br />
a su entusiasmo y fui al grano. Le pregunté si había visto a Marina. Él me<br />
contestó que no. Siguió hablando de aquellos dos cardenales corruptos que<br />
tuvieron en sus manos el destino de Francia, de Polvo de Vitriolo, <strong>del</strong> Punto<br />
Fijo, de lo mucho que Copérnico sabía <strong>del</strong> universo geocéntrico, mientras yo,<br />
pensando en Marina, me tomaba una botella completa de frangélico. Cuando<br />
estuve ebrio solté la lengua. Le dije que Marina y yo éramos amantes, y que no<br />
esperaba su comprensión. Si quería batirse a duelo conmigo estaba dispuesto<br />
a complacerlo. Me explicó que él era una dualidad como todo el mundo y, en<br />
su caso, se manifestaba por su predilección por dos corrientes filosóficas que<br />
practicaba de manera simultánea. Era epicúreo y romántico. Amaba a Marina<br />
y estaba seguro que ella lo amaba a él, pero comprendía que, antes de casarse,<br />
ella quisiera una cana al aire. È un divertimento. Me disuadió de batirnos a duelo,<br />
mientras me miraba de arriba abajo con un poco de conmiseración.<br />
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