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Jenkins, Henry. Convergence Culture - Get a Free Blog

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176 CONVERGENCE CULTURE<br />

cribir. Desde un punto de vista estrictamente legal, el primero constituye una<br />

forma de censura y el segundo un ejercicio legítimo de los derechos de propiedado<br />

Por otra parte, desde la perspectiva dei consumidor, los dos comienzan a<br />

desdibujarse, pues ambos ponen restricciones a nuestra capacidad de involucramos<br />

en una fantasía que se ha granjeado un lugar central en nuestra cultura.<br />

Cuanto más de cerca analizamos estos conflictos, más complejos se nos antojan.<br />

Cabe esperar contradicciones, confusiones y múltiples perspectivas en un<br />

momento de transición en el que está muriendo un paradigma mediático y otro<br />

está naciendo. Ninguno de nosotros sabe realmente cómo vivir en esta era de<br />

convergencia mediática, inteligencia colectiva y cultura participativa. Estos<br />

cambios provocan ansiedades e incertidumbres, incluso pánico, pues imaginamos<br />

un mundo sin porteros y vivimos la realidad de un poder mediático corporativo<br />

en expansión. Nuestras respuestas a estos cambios no pueden plasmarse<br />

fácilmente en los términos ideológicos tradicionales: no existe una respuesta<br />

unánime a la cultura de la convergencia por parte de la derecha ni de la izquierda.<br />

Dentro deI cristianismo, existen grupos que aceptan las potencialidades de<br />

la nueva cultura participativa y otros aterrorizados por ellas. Las empresas,<br />

como hemos visto, andan dando bandazos entre las respuestas prohibicionistas<br />

y co1aboracionistas. Entre los reformadores de los medios, ciertas formas de<br />

participación se valoran más que otras. Los fans discrepan entre sí acerca deI<br />

grado de control que deberían tener J. K. Rowling o Wamer Bros. sobre lo que<br />

hacen los consumidores con Harry Potter. Ninguno de nosotros tiene aún todas<br />

las respuestas.<br />

Todo lo precedente sugiere que las guerras de Potler son en el fondo una<br />

disputa relativa a nuestros derechos a leer y escribir sobre mitos culturales<br />

esenciales, es decir, una disputa sobre la alfabetización. Se entiende que la alfabetización<br />

no incluye simplemente lo que podemos hacer con el material impreso,<br />

sino también lo que podemos hacer con los medios. Del mismo modo<br />

que no asumiríamos tradicionalmente que alguien está alfabetizado si sabe leer<br />

pero no escribir, tampoco deberíamos asumir que alguien está alfabetizado con<br />

respecto a los medios si es capaz de consumirlos pero no de expresarse a través<br />

de ellos. Históricamente, las restricciones a la alfabetización provienen de<br />

los intentos de controlar diferentes sectores de la población. Algunas sociedades<br />

han apostado por la alfabetización universal, otras han restringido la alfabetización<br />

a determinadas clases sociales o con criterios raciales y de género.<br />

También cabe interpretar que la actual lucha sobre la alfabetización tiene el<br />

efecto de determinar quién posee el derecho a participar en nuestra cultura y en<br />

qué términos. Harry Potter es un foco especialmente rico para el estudio de<br />

nuestras actuales constricciones a la alfabetización, porque el propio libro<br />

aborda explícítamente temas educativos (defendiendo a menu do los derechos<br />

de los nifíos sobre las constricciones institucionales) y porque ellibro ha sido<br />

muy elogiado por incitar a los jóvenes a desarrollar sus capacidades de lectoescritura.

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