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Jenkins, Henry. Convergence Culture - Get a Free Blog

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246 CONVERGENCE CULTURE<br />

el poder de los grandes medias a la hora de disuadir a la gente de actuar. Yo<br />

comparto su preocupación por la concentración mediática, pero su forma de<br />

plantear el debate resulta contraproducente, por cuanto desactiva a los consumidores<br />

aun cuando trate de movilizarlos. Demasiada retórica sobre la reforma<br />

de los medias se basa en el discurso melodramático sobre la victimización y la<br />

vulnerabilidad, la seducción y la manipulación, «máquinas propagandísticas» y<br />

«armas de engano masivo», Una y otra vez, esta versión deI movimiento en pro<br />

de la reforma mediática ha ignorado la complejidad de la relación deI público<br />

con la cultura popular y se ha alineado con quienes se oponen a una cultura más<br />

diversa y participativa. La política deI utopismo crítico se basa en una noción de<br />

toma de poder; la política deI pesimismo crítico, en una política de victimización.<br />

Aquélla se centra en lo que hacemos con los medias, y ésta en lo que los<br />

medias hacen eoo nosotros. Como en anteriores revoluciones, el movimientoen<br />

defensa de la reforma mediática está cobrando impulso en un momento en que<br />

la gente empieza a sentir que tiene más poder, no cuando más débil se siente.<br />

La concentración mediática es un problema muy real, que ahoga potencialmente<br />

muchos de los desarrollos que he descrito a lo largo de este libro. La concentración<br />

es mala porque ahoga la competencia y sitúa las industrias mediáticas<br />

porencimade las demandas de 8US consumidores. La concentración es mala<br />

porque reduce la diversidad, importante para la cultura popular y esencial para<br />

la información. La concentración es mala porque reduce los incentivos para que<br />

las empresas negocien con 8US consumidores y pane barreras a 5U participación.<br />

Los grandes conglomerados mediáticos pueden ignorar a sus audiencias (aI menos<br />

hasta cierto punto); los medias minoritarios deben adaptarse a nosotros,<br />

Dicho esto, la lucha contra la concentración mediática es sólo una lucha que<br />

debería preocupar a los reformadores de los medias. También merece la pena<br />

luchar por las posibilidades de una cultura mediática más participativa. Hoy por<br />

hoy, la cultura de la convergencia somete a los medias a un cambio continuo,<br />

ampliando las oportunidades de que los grupos populares vuelvan a hablar con<br />

los medias masivos. Dediquemos todo nuestro esfuerzo a combatir los conglomerados<br />

y se habrá cerrado esta ventana de oportunidades. Por eso es tan<br />

importante luchar contra el régimen corporativo de la propiedad intelectual,<br />

combatir la censura y el pánico moral que tomarían patológicas estas formas<br />

emergentes de participación, dar publicidad a las mejores prácticas de estas<br />

comunidades virtuales, expandir el acceso y la participación a grupos que quedarán<br />

si no rezagados, y promover formas de educación para la alfabetización<br />

mediática que contribuyan a que todos los ninas desarrollen las capacidades<br />

precisas para llegar a participar plenamente en su cultura.<br />

A juzgar por los primeros lectores, la idea más polémica de este libro puede<br />

ser mi hipótesis de trabajo según la cualla participación creciente en la cultura<br />

popular es algo bueno. Demasiados pesimistas críticos siguen aferrados a<br />

la vieja política de la interferencia cultural. La resistencia se convierte en un fin<br />

en sí mismo, más que en una herramienta para garantizar la diversidad cultural

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