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Jenkins, Henry. Convergence Culture - Get a Free Blog

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PHOTOSHOP PARA LA DEMOCRACIA 237<br />

tas críticas sólo serãn parcialmente verdaderas, mas podrán tenersu parte de razón.<br />

Una sociedaden la que a cadagrupúsculo le resultefácil satisfacer sus gustos<br />

hallará más dificultades a la hora de lograr la unidad."<br />

Según las predicciones de Pool, tras las elecciones de 2004 ciertos autores<br />

afinnan que es hora de abandonar los enc1aves digitales y aprender a comunicamos<br />

más aliá de nuestras diferencias.<br />

Justo después de la derrota electoral de Kerry, Andrew Leonard, el columnista<br />

de tecnología de Salon, se preguntaba si la blogosfera se había convertido<br />

en una «cámara de resonancia»:<br />

Durante semanas, me he despertado por la rnafiana, he hecho café y luego me he<br />

armado para el día de argumentos y anécdotas, confusióny retórica a menudo derivada<br />

en gran parte de las técnicas discursivas dela blogosferaizquierdista. Cuando<br />

visité la blogosfera de la derecha, fue como ir ai zoo a ver animales exóticos.<br />

[...] La desestirné, seguroen la armadura proporcionada porlas comunidades de<br />

personas que comparten mis valores. [...] Lo que me resulta inquietante, sin embargo,<br />

es cuánfácil ha hecho Internet no sólo buscar en Google el datoque necesito<br />

en un momento dado,sino lograr la mentalidad deseada en cadamomento."<br />

Cass Sunstein, profesor de derecho de la Universidad de Chicago, ha afirmado<br />

que las comunidades virtuales fragmentan ai electorado y propenden a<br />

exagerar cualquier consenso alcanzado en el grupo." La revista Time adoptó un<br />

argumento similar cuando describió la escisión creciente entre la «Verdad<br />

Azul» y la «Verdad Roja»: «La Verdad Roja mira a Bush y ve en él a un salvador;<br />

la Verdad Azul ve a un fanático a quien hay que parar los pies. En ninguno<br />

de ambos mundos hay accidentes, sólo conspiraciones, y los hechos sólo poseen<br />

valor en la medida en que respaldan la Verdad».49 Merece la pena recordar que<br />

estas divisiones no son un mero fruto dei paisaje mediático: cada vez más gente<br />

elige dónde vivir en función del estilo de vida deseado, que inc1uye la percepción<br />

de las norrnas políticas prevalentes en las diferentes comunidades. Dicho<br />

de otro modo, la gente elige vivir en estados rojos y estados azules, ai igual<br />

que elige participar en comunidades rojas y azules al conectarse a la red.<br />

En tanto en cuanto el relato omnímodo de la vida política estadounidense<br />

sea el de la guerra cultural, nuestros líderes gobernarán desde la perspectiva dei<br />

todo o nada. Cualquier tema se resuelve mediante una encamizada guerra partidista<br />

cuando, de hecho, sobre cualquier asunto existe un consenso que une ai<br />

menos a ciertos sectores de la Norteamérica roja y azul. Estamos de acuerdo en<br />

muchas cosas; nos fiamos poco unos de otros. En un mundo así, nadie puede gobemar<br />

y nadie puede transigir. No existe literalmente ningún punto en común.<br />

Lo que venimos describiendo como culturas dei conocimiento dependen de la<br />

calidad y diversidad de la infonnación accesible. La capacidad de aprender compartiendo<br />

ideas o intercambiando impresiones con otros se reduce drásticamente<br />

cuando todos los demás comparten ya los núsmos conocirnientos y creencias. La

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