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Rosa Luxemburgo – Obras escogidas

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explotación capitalista, la huelga de masas aparece como el medio natural de ganar para la<br />

lucha a las más amplias capas del proletariado y, a la vez, de derrocar el viejo poder estatal y<br />

terminar con la explotación capitalista. El proletariado industrial urbano es ahora el alma de<br />

la Revolución Rusa. Pero para librar una lucha política directa masiva, primero se debe<br />

reunir el proletariado en masa; salir de la fábrica y el taller, la mina y la fundición y superar<br />

la atomización y la decadencia a las que se ve condenado por el yugo cotidiano de la<br />

explotación del sistema.<br />

La huelga de masas es la primera forma natural e impulsiva de toda gran lucha<br />

revolucionaria de la clase obrera, y cuanto más desarrollado se encuentra el antagonismo<br />

entre el capital y el trabajo más efectiva y decisiva debe ser la huelga de masas. La forma<br />

principal de lucha de las revoluciones burguesas anteriores, las barricadas, el conflicto<br />

franco con el poder estatal armado es, en la revolución actual, nada más que el punto<br />

culminante, un momento en el proceso de la lucha de masas proletaria. Y con ello, en esta<br />

nueva forma de la revolución se alcanza la lucha de clases civilizada y mitigada que<br />

profetizaron los oportunistas de la socialdemocracia alemana: los Bernstein, David, etcétera.<br />

Es cierto que estos hombres veían su anhelada lucha de clases civilizada y mitigada a la luz<br />

de sus ilusiones pequeñoburguesas democráticas: creyeron que la lucha de clases se reduciría<br />

a un conflicto puramente parlamentario, y la lucha callejera simplemente desaparecería. La<br />

historia encontró una solución más profunda y elegante: el surgimiento de la huelga<br />

revolucionaria de masas. Por supuesto, ésta de ninguna manera reemplaza ni hace<br />

innecesaria la brutal lucha callejera, pero la reduce a un instante en el prolongado periodo<br />

de luchas políticas. A la vez, cumple en el periodo revolucionario una enorme obra cultural,<br />

en el sentido más preciso del término: eleva material y espiritualmente a la clase obrera de<br />

conjunto, “civilizando” la barbarie de la explotación capitalista.<br />

Vemos, pues, que la huelga de masas no es un producto específicamente ruso,<br />

consecuencia del absolutismo, sino una forma universal de la lucha de clases que surge de la<br />

etapa actual del desarrollo capitalista y sus relaciones sociales. Desde este punto de vista, las<br />

tres revoluciones burguesas —la Gran Revolución Francesa, la Revolución Alemana de<br />

Marzo y la actual Revolución Rusa- forman una cadena continua en la que se advierte la<br />

suerte y el fin de la era capitalista. En la Gran Revolución Francesa las contradicciones<br />

internas de la sociedad burguesa, apenas desarrolladas, dieron lugar a un largo periodo de<br />

luchas violentas en el que los antagonismos que germinaron y maduraron al calor de la<br />

revolución se desencadenaron, sin trabas ni restricciones, con un radicalismo desaforado.<br />

Un siglo después, la revolución de la burguesía alemana, que estalló cuando el desarrollo<br />

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