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Rosa Luxemburgo – Obras escogidas

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socialdemocracia, se volvieron idénticos. Es por eso que el retorno a las teorías sociales<br />

premarxistas ya no significa retornar a las botas de siete leguas de la niñez del proletariado,<br />

sino a las débiles y gastadas pantuflas de la burguesía.<br />

La teoría de Bernstein fue el primero y, a la vez, el último intento de darle una base<br />

teórica al oportunismo. Es el último porque en el sistema de Bernstein el oportunismo ha<br />

llegado -negativamente, a través de su repudio del socialismo científico; positivamente,<br />

reuniendo hasta el último escombro de confusión teórica que le fue posible hallar- al límite<br />

de su cuerda. En el libro de Bernstein, el oportunismo ha puesto el broche de oro a su<br />

desenvolvimiento teórico (así como completó su desenvolvimiento práctico en la posición<br />

que asumió Schippel respecto del problema del militarismo) y ha llegado a sus últimas<br />

conclusiones.<br />

La doctrina marxista no sólo puede refutar al oportunismo en el campo de la teoría.<br />

Solamente ella puede explicar el oportunismo como fenómeno histórico en el desarrollo<br />

del partido. La marcha del proletariado, a escala histórica mundial, hasta su victoria final no<br />

es, por cierto, “tan simple”. El carácter peculiar de este movimiento reside precisamente en<br />

el hecho de que, por primera vez en la historia, las masas populares, en oposición a las clases<br />

dominantes, deben imponer su voluntad, pero fuera de la sociedad imperante, más allá de<br />

la sociedad existente. Las masas sólo pueden forjar esta voluntad en lucha constante contra<br />

el orden existente. La unión de las amplias masas populares con un objetivo que trasciende<br />

el orden social imperante, la unión de la lucha cotidiana con la gran tarea de la<br />

transformación del mundo: tal es la tarea del movimiento socialdemócrata, que<br />

lógicamente debe avanzar a tientas entre dos rocas: abandonar el carácter de masas del<br />

partido o abandonar su objetivo final, caer en el reformismo burgués o en el sectarismo,<br />

anarquismo u oportunismo.<br />

El arsenal teórico de la doctrina marxista forjó hace más de medio siglo armas que<br />

sirven para combatir ambos extremos por igual. Pero, puesto que nuestro movimiento es<br />

un movimiento de masas y puesto que los peligros que lo acechan no derivan del cerebro<br />

humano sino de las condiciones sociales, la doctrina marxista no podía vacunamos, a priori<br />

y para siempre, contra las tendencias anarquistas y oportunistas. Sólo las podremos vencer<br />

cuando pasemos del campo de la teoría al campo de la práctica, pero sólo con las armas<br />

que nos legó Marx.<br />

‘‘Las revoluciones burguesas —escribió Marx hace medio siglo-como las del siglo<br />

XVIII avanzan arrolladoramente de éxito en éxito, sus efectos dramáticos se atropellan, los<br />

hombres y las cosas parecen iluminados con fuegos de artificio, el éxtasis es el espíritu de<br />

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