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Rosa Luxemburgo – Obras escogidas

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monetarios en una totalidad rígidamente organizada, de inmensa y viril energía, creando un<br />

poder que domina autocráticamente la industria, el comercio y el crédito de la nación, que<br />

predomina tanto en el sector público como en el privado, con poderes de expansión<br />

ilimitados, siempre ávida de ganancias y actividades, impersonal y, por tanto, de mentalidad<br />

liberal, impetuosa e inescrupulosa, internacional por su propia naturaleza, destinada por sus<br />

funciones a tener el mundo por teatro de su accionar.<br />

Alemania se halla bajo un régimen personalista, de fuerte iniciativa y actividad<br />

espasmódica, con un parlamentarismo del tipo más débil, incapaz de montar una oposición,<br />

que une a todos los sectores capitalistas en abierta oposición a la clase obrera. Es obvio que<br />

este imperialismo vivo, irrestricto, que llegó al mundo en un momento en que éste está<br />

prácticamente dividido, con un apetito voraz, no tardó en convertirse en un factor<br />

irresponsable de malestar general.<br />

Esto ya se preveía en la convulsión radical suscitada en la política militar del imperio<br />

a fines de siglo. En ese momento se presentaron dos presupuestos navales que duplicaron<br />

el poder naval de Alemania y crearon un programa naval para más de dos décadas. Esto<br />

significó un cambio drástico en la política financiera y comercial de la nación. En primer<br />

lugar, implicaba un cambio llamativo en la política exterior del imperio. La política de<br />

Bismarck se basaba en el principio de que el imperio es y debe seguir siendo una potencia<br />

terrestre, que la flota alemana no es, en el mejor de los casos, sino un requisito no<br />

indispensable para la defensa de la costa. El secretario de estado Hollmann declaró en<br />

marzo de 1897 ante la Comisión Presupuestaria del Reichstag; “No necesitamos una marina<br />

para la defensa de las costas. Nuestras costas se protegen solas.”<br />

Con los dos decretos navales se creó un programa enteramente nuevo: en la tierra y<br />

en el mar, ¡Primero Alemania! Esto marca el viraje de la política continental bismarquiana a<br />

la Welt Politik [política mundial], de la defensiva a la ofensiva como fin y objetivo del<br />

programa militar alemán. El lenguaje de estos hechos eran tan inequívoco que el propio<br />

Reichstag lo comentó. Lieber, dirigente del Centro 124 en ese momento, habló el 11 de<br />

marzo de 1896, después de un famoso discurso del emperador en ocasión del vigésimo<br />

quinto aniversario de la fundación del imperio alemán, en el que había formulado el nuevo<br />

programa como precursor de los proyectos de leyes navales, y mencionó unos “planes<br />

navales sin costa” contra los cuales Alemania deberá prepararse para luchar. Otro dirigente<br />

del Centro, Schadler, exclamó en la sesión del 23 de marzo de 1898, en medio de la<br />

124 Centro: partido católico alemán. Ocupaba las bancas centrales en la Cámara del Reichstag. Maniobraba<br />

entre el oficialismo y la izquierda.<br />

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