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Rosa Luxemburgo – Obras escogidas

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exigen llevar adelante la lucha de clases con toda energía, aplicar el programa<br />

socialdemócrata con toda decisión.<br />

Pero, ¿qué debía hacer nuestro partido para dar peso y énfasis a nuestra oposición<br />

antibélica y a nuestras consignas acerca de la guerra? ¿Llamar a una huelga general? ¿Llamar<br />

a los soldados a negarse a cumplir con el servicio militar? Así se plantea generalmente el<br />

interrogante. Contestar con un simple sí o no sería tan ridículo como decidir: “Cuando<br />

estalle la guerra iniciaremos una revolución”. Las revoluciones no se “hacen” ni las grandes<br />

movilizaciones populares se producen según recetas técnicas que los dirigentes partidarios<br />

guardan en sus bolsillos. Pequeños grupos de conspiradores pueden organizar un tumulto<br />

para cierto día y a cierta hora, pueden darle al pequeño núcleo de sus partidarios la señal de<br />

empezar. Las movilizaciones de masas en medio de grandes crisis históricas no se pueden<br />

iniciar con medidas tan primitivas.<br />

La huelga de masas mejor organizada puede fracasar miserablemente en el momento<br />

en que los dirigentes dan la señal, puede ceder completamente ante el primer ataque. El<br />

éxito de los grandes movimientos populares, sí, hasta el propio momento y las<br />

circunstancias de su iniciación, están sujetos a una serie de factores económicos, políticos y<br />

psicológicos. El grado de tensión entre las clases, el nivel de inteligencia de las masas y el<br />

grado o madurez de su espíritu de resistencia: todos estos factores, incalculables,<br />

constituyen premisas que ningún partido puede crear artificialmente. Tal es la diferencia<br />

entre las grandes convulsiones históricas y las pequeñas manifestaciones de protesta que un<br />

partido bien disciplinado puede llevar a cabo en tiempos de paz: actos tranquilos, bien<br />

organizados, que responden obedientemente a la batuta esgrimida por los dirigentes del<br />

partido. El gran momento histórico crea los métodos que llevarán a la movilización<br />

revolucionaria al triunfo, crea e improvisa armas nuevas, enriquece el arsenal del pueblo con<br />

armas desconocidas, que los partidos y sus dirigentes ni siquiera habían oído mencionar.<br />

Lo que debería haber podido brindar la socialdemocracia, en tanto que vanguardia<br />

del proletariado consciente, no eran preceptos ridículos y recetas técnicas, sino una<br />

consigna política, claridad respecto de los problemas políticos e intereses del proletariado<br />

en época de guerra.<br />

Porque lo que se ha dicho respecto de la huelga de masas en la Revolución Rusa<br />

también puede decirse de cualquier movilización de masas: “Si bien el propio período<br />

revolucionario exige la creación, el cálculo y el pago de los costos de la huelga de masas, los<br />

dirigentes socialdemócratas tienen una misión enteramente distinta que cumplir. En lugar de<br />

preocuparse del mecanismo técnico de la huelga de masas, es el deber de la socialdemocracia<br />

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