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C.M. Botero Saltarén, S. Zielinski y L.A. Noguera Castro<br />
parte, los esfuerzos que se han hecho para mejorar<br />
la evaluación y los procedimientos de gestión se notan<br />
especialmente en el caso de los esquemas de<br />
certificaciones de playas turísticas (ECP).<br />
Las certificaciones de playas se pueden entender<br />
como esquemas que buscan evaluar las características<br />
de una playa en particular, normalmente turística,<br />
a través de criterios de conformidad mensurables.<br />
Otra definición, de acuerdo con Botero et al. (2008),<br />
sugiere que los ECP son ante todo un reconocimiento<br />
que se hace a una playa por lograr una gestión<br />
que asegure su buen desempeño ambiental, a la vez<br />
que mantiene la función social y económica de la actividad<br />
turística. De esta forma, los esquemas de certificación<br />
funcionan como un sistema de gestión de<br />
calidad y de gestión ambiental conjuntos, aplicados a<br />
un espacio costero particular, que es la playa.<br />
Respecto a su funcionamiento, las certificaciones<br />
son otorgadas después de auditorías externas que<br />
verifican que haya unos niveles mínimos de calidad<br />
turística y ambiental, que garanticen la satisfacción<br />
de los visitantes de la playa, pero sin degradar el ambiente<br />
natural ni afectar la calidad de vida de la población<br />
local. Resumiendo, las certificaciones posen<br />
las siguientes características: (1) Aplicación voluntaria,<br />
(2) Otorgamiento de un logotipo distintivo, (3)<br />
Fomento al cumplimiento de regulaciones (locales,<br />
nacionales e internacionales) y a implementar medidas<br />
ambientales y sociales más allá de lo exigido por<br />
la ley, (4) Aplicación de algún sistema de evaluación<br />
o auditoria.<br />
1.1. Los ECP en América Latina<br />
Las certificaciones de calidad en playas marítimas,<br />
ambientales o turísticas, es una herramienta relativamente<br />
moderna. A mediados de la década de 1980<br />
se creó en Francia la primera certificación de playas<br />
en el mundo, con el nombre de Banderas Azules<br />
(FEE 2006). Este sello ambiental para playas turísticas<br />
se extendió rápidamente por Europa, cubriendo<br />
hoy en día prácticamente la totalidad de países de<br />
la Unión. A su vez, otras certificaciones iban siendo<br />
creadas, como la Seaside Award o la Good Beach<br />
Guide (Nelson et al. 2000), en el Reino Unido.<br />
Este crecimiento del número de certificaciones de<br />
playas estaba unido al creciente interés del público,<br />
especialmente el turístico, por mejores condiciones<br />
ambientales y de prestación de servicios. Como resultado,<br />
la mayoría de las certificaciones se concentraron<br />
en la protección ambiental, las instalaciones<br />
sanitarias y la infraestructura de servicio al turista.<br />
Algunas incluyeron también aspectos de seguridad<br />
del bañista y de información al visitante de la playa.<br />
A pesar de esto, las certificaciones seguían siendo<br />
iniciativas que estaban aisladas de los planes y programas<br />
de gestión costera, que también se multiplicaban<br />
profusamente en los años 90 e inicios del siglo<br />
XXI.<br />
Situación diferente se presentaba en América Latina,<br />
donde la conciencia ambiental crecía a ritmos menores<br />
y la gestión integrada costera estaba todavía en<br />
fase piloto. Prueba de lo anterior es que el presente<br />
estudio empieza su análisis en 2003, cuando se crea<br />
la primera certificación de playas encontrada en el<br />
continente. Sin embargo, su reciente aplicación no<br />
ha impedido la proliferación de certificaciones en casi<br />
todos los países del continente, como se demostrará<br />
a través del transcurso de este documento.<br />
Los académicos de la región tampoco se han interesado<br />
en gran medida en el tema. Mientras en el<br />
Reino Unido y Australia se evaluaban las diferentes<br />
certificaciones existentes, con énfasis en la percepción<br />
del turista y las descripciones de cada esquema<br />
de certificación (Nelson et al. 2000, Nelson y Botterill<br />
2002, Williams 2004), en América Latina solo se<br />
encuentran referencias al tema en los últimos años<br />
(Cervantes y Espejel 2008). Se debe destacar que la<br />
mayoría de estudios sobre certificaciones no incluyen<br />
la relación entre estas herramientas y la gestión<br />
costera, aunque asumen que su aplicación conlleva<br />
al desarrollo sostenible de las costas (FEE 2006).<br />
1.2. Los ECP y el Manejo Integrado Costero<br />
La gestión de playas es una aplicación de los lineamientos<br />
del manejo integrado costero a escala local<br />
(Botero y Hurtado 2009, Williams y Micallef 2009).<br />
Según Williams y Micallef (2009) la gestión de playas<br />
busca lograr un uso físico y un desarrollo óptimo<br />
de la playa, que respete elementos físicos naturales<br />
del ambiente playero, satisfaciendo las necesidades<br />
sociales básicas dentro de ese ambiente. Las certificaciones<br />
de playas tienen objetivos similares, ya<br />
que están consideradas como herramientas para el<br />
manejo sostenible de las playas, llenando el vacío<br />
entre recreación, o turismo, y conservación (Nelson<br />
y Botterill 2002, Marin, 2006). Sin embargo, los ECP<br />
han recibido muchas críticas por su orientación a la<br />
satisfacción del usuario de la playa y el objetivo de su<br />
manejo dirigido hacia el mejoramiento de las comodidades<br />
turísticas (Micallef et al. 1999, Boevers 2008,<br />
Phillips y House 2009, Williams y Micallef 2009).<br />
Gran parte de la crítica a los ECP está dedicada a su<br />
enfoque comercial y su baja atención a los aspectos<br />
relacionados con sostenibilidad socio-cultural, específicamente<br />
con la gestión participativa, inclusión de<br />
los valores de la comunidad y satisfacción y percepción<br />
de los actores (Nelson et al. 2000, Van Maele et<br />
al. 2000 en Cagilaba y Rennie 2005, Boevers 2008).<br />
También, Nelson y Botterill (2002) concluyeron en su<br />
trabajo, que aunque los esquemas de certificación<br />
de playas presentan un gran potencial, su contribución<br />
al desarrollo sostenible es muy limitada. Según<br />
los autores, el enfoque de arriba hacia abajo (topdown)<br />
todavía predomina en la mayoría de los ECP<br />
y en el campo de gestión de playas en general (Williams<br />
y Davies 1999, Marin et al. 2009, Roca et al.<br />
2009). Ariza et al. (2008), también destacan que las<br />
50 <strong>Costas</strong> - <strong>Vol</strong>. 1 - Nº.1 - Julio 2012