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De la Economía Ambiental a la Economía Ecológica - Fuhem

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CIP-ECOSOCIALlos efectos perjudiciales de nuestras acciones de hoy. Estas son situaciones de externalidadesasimétricas en <strong>la</strong>s que sólo <strong>la</strong> generación actual es capaz de actuar para aliviar al futuro deunos costes no deseados.El segundo aspecto tiene que ver con un mercado inexistente. La generación actualse enfrenta con <strong>la</strong> elección de gastar hoy fondos que tendrán el efecto de reducir (o eliminar)daños futuros. <strong>De</strong>bido a que el futuro no es capaz de tener sus intereses representados enesta cuestión, sugiero que consideremos esto como un ejemplo de un mercado inexistente.No es una situación de «fallo del mercado» ya que, con bastante c<strong>la</strong>ridad, no hay unmercado presente. Si entendemos por mercado una oportunidad estructurada para dos o másagentes de intercambiar <strong>la</strong> propiedad de <strong>la</strong>s futuras corrientes de beneficios, entonces no haymercado en el caso de <strong>la</strong>s externalidades intertemporales. Se sigue teniendo en mente que apesar de <strong>la</strong>s acciones llevadas a cabo por el presente para asegurar los intereses de <strong>la</strong>s futurasgeneraciones —tal y como nosotros percibimos y definimos esos intereses— <strong>la</strong> existencia deun mercado todavía requiere <strong>la</strong> voluntad de reunir a dos agentes que consientan intercambiaren mutuo beneficio. 3Ante estas asimetrías intertemporales y el mencionado hecho de que los mercados noson capaces de operar, ¿cómo es posible hacer <strong>la</strong> elección política? Supongamos que <strong>la</strong>generación actual pudiera, gastando hoy 300 $, impedir un daño por valor de 450 $ a losciudadanos dentro de diez años. Si valoráramos el problema de elección de <strong>la</strong> formaconvencional, uno calcu<strong>la</strong>ría el valor actual de los daños futuros y lo ofrecería como unacomparación con el gasto hoy requerido de 300 $. Con una supuesta tasa de descuento del 8%, el valor actual de 450 $ dentro de diez años es de 208 $. El economista consideraría uncoste actual de 300 $ como opuesto a una pérdida actual valorada en 208 $ y difícilmentesugeriría que <strong>la</strong> eficiencia intertemporal se obtiene gastando hoy 300 $ para prevenir futurosdaños cuyo valor actual es sólo de 208 $. Es decir, parece existir escasa evidencia paramantener <strong>la</strong> idea de que el status quo puede caracterizarse justamente como uno de los«fallos del mercado». Sólo cuando el valor actual descontado de <strong>la</strong>s pérdidas sobrepase los300 $ se podrá hab<strong>la</strong>r con propiedad de fallo del mercado. Por otra parte, el cambiotecnológico podría reducir el coste de control necesario desde 300 $ a (digamos) 200 $, encuyo momento de hecho aparecería que ahora hay un fallo del mercado. Es decir, ahora loscostes actuales descontados (200 $) son menores que los beneficios actuales valorados (208$) y por lo tanto el status quo no es óptimo.A falta del cambio tecnológico para reducir los costes necesarios de disminuir eldaño, y a menos que los daños aumenten, el economista se podría inclinar a sugerir que eseficaz para <strong>la</strong> actual generación ignorar los costes impuestos sobre el futuro. Filósofos,políticos y aquellos que se desesperan por los ultrajes ambientales se deberían movilizarinmediatamente para argumentar que <strong>la</strong> lógica de los economistas es sospechosa, y para3 Un evaluador se preocupó comprensiblemente por <strong>la</strong> naturaleza hipotética de mi modelo. Concretamente,seña<strong>la</strong> que yo obtendré una conclusión sobre <strong>la</strong> eficiencia sin permitir a los que vivirán en el futuroformu<strong>la</strong>r una oferta; sin darles <strong>la</strong> oportunidad de expresar su disposición a pagar. Mi respuesta es <strong>la</strong>siguiente: <strong>la</strong> disposición a pagar como expresión del interés de uno por determinados resultados essospechosa, no sólo porque está condicionada por los ingresos del postor (como bien se reconoce), sinotambién por <strong>la</strong> estructura de títulos de propiedad del status quo que indica quién debe ofrecerremuneraciones para tener protegidos sus intereses. Los individuos tienen preferencias sobre los acuerdosinstitucionales, y tienen preferencias sobre <strong>la</strong>s elecciones que se han de hacer desde dentro de esosacuerdos instituciones. Aquí, el más alto orden de preferencia de los que vivirán en el futuro es que noestén en una posición de no tener derecho en re<strong>la</strong>ción al privilegio de los que viven en el presente. Encierto sentido el futuro ha formu<strong>la</strong>do una oferta, pero es una «oferta» sobre <strong>la</strong> estructura de los títulos másque sobre <strong>la</strong> asignación de los recursos desde dentro de una asignación determinada. Para más informaciónsobre esto ver Bromley [3].174

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