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De la Economía Ambiental a la Economía Ecológica - Fuhem

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CIP-ECOSOCIALde tone<strong>la</strong>das de carbón, <strong>la</strong> otra con trescientos trabajadores y so<strong>la</strong>mente cuarenta tone<strong>la</strong>dasde carbón. En el mercado, tiene ventaja <strong>la</strong> que utiliza un proceso más «económico» (en elsentido crematístico de <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra). En una economía ecologista, para comparar dos p<strong>la</strong>nesde producción, ambos con el mismo resultado, uno que utilice menos carbón pero másfuerza de trabajo humana, y otro que utilice más carbón pero menos trabajo humano, seránecesario dar un valor actual a <strong>la</strong>s necesidades futuras de carbón; en consecuencia,tendremos que decidir políticamente, no so<strong>la</strong>mente un tipo de descuento y un horizontetemporal, sino también adivinar <strong>la</strong> evolución de <strong>la</strong> tecnología (el uso de energía so<strong>la</strong>r, el usode <strong>la</strong> energía del agua —en <strong>la</strong>s caídas de agua— también <strong>la</strong> del hidrógeno del agua si sepuede separar con una ganancia neta de energía, el uso de <strong>la</strong> energía nuclear, además detener en cuenta el recalentamiento global, <strong>la</strong> lluvia ácida, <strong>la</strong> contaminación radioactiva, queNeurath habría podido considerar). La decisión sobre qué p<strong>la</strong>n de producción convendríaadoptar no podría basarse en una unidad de medida común. Los elementos de <strong>la</strong> economíano eran conmensurables, de aquí <strong>la</strong> necesidad de un Naturalrechnung. Naturalmente,Neurath se convirtió en <strong>la</strong> bête noire de Hayek, el superliberal. Volvemos, pues, a abrir unade <strong>la</strong>s más grandes polémicas de nuestra época, al afirmar que <strong>la</strong> economía de mercado porel<strong>la</strong> misma no puede proveer una guía racional para <strong>la</strong> asignación intertemporal de recursosy residuos. Eso no quiere decir, sin embargo, que el Ministro de <strong>la</strong> producción de unaeconomía colectivizada pudiera fiarse de una pura racionalidad ecológica. La pregunta seríamás bien: ¿quién habría de decidir <strong>la</strong>s políticas económicas y ecológicas? ¿Cómo habría quedecidir?¿Puede haber una racionalidad puramente ecológica?Actualmente, el concepto de moda es el de «desarrollo sostenible» y a los ecólogosse les pide que determinen <strong>la</strong> capacidad de sostenimiento de los diferentes territorios, másallá de <strong>la</strong> cual ya no es sostenible. El concepto de capacidad de sostenimiento o de carga,hace referencia, en ecología, a <strong>la</strong> máxima pob<strong>la</strong>ción de una especie que puede mantenerseindefinidamente dentro del territorio en cuestión sin dañar <strong>la</strong> base de recursos. Parece c<strong>la</strong>roque <strong>la</strong> idea de «degradación de <strong>la</strong> base de recursos» no tiene el mismo significado para loseconomistas que para los ecólogos. Los economistas dirían que, si no se hace uso de losrecursos, incluso a tasas más altas que <strong>la</strong>s de reproducción, quizás al «final» queden recursosdesaprovechados, al cambiar <strong>la</strong>s técnicas. Aunque no haya cambio técnico, podemosdegradar <strong>la</strong> base de recursos con buena conciencia económica, si suponemos que nuestrosdescendientes serán más ricos, y por tanto sus utilidades marginales más pequeñas que <strong>la</strong>snuestras: eso es un argumento típico de economista a favor de una tasa positiva dedescuento. Ya hemos discutido bastante, empero, <strong>la</strong> miopía de los economistas respecto alfuturo y <strong>la</strong> inexistencia de una teoría del crecimiento económico que incorpore <strong>la</strong>s realidadesecológicas. Ahora, más bien, se trata de discutir si un concepto ecológico como el decapacidad de sostenimiento de un territorio nos permite avanzar hacia decisiones de losasuntos humanos en función de una racionalidad ecológica y no económica. La conclusióntambién será negativa por <strong>la</strong>s razones que a continuación veremos.La especie humana se caracteriza porque tiene instrucciones genéticas únicamente enlo que se refiere al consumo endosomático de energía. Así, si no llegamos a <strong>la</strong>s dos milkilocalorías diarias de alimentación (aproximadamente, según el clima, intensidad deltrabajo, etc…) adelgazaríamos muchísimo, nos pondríamos enfermos, finalmentemoriríamos. Si consumimos diariamente muchas más calorías de comida, cinco o seis mil,también nos pondríamos enfermos y moriríamos pronto. En eso nos parecemos a los otrosanimales. No obstante, <strong>la</strong> especie humana tiene una característica propia: <strong>la</strong> capacidad de notener ningún límite por lo que se refiere a <strong>la</strong>s diferencias en el consumo exosomático.Existen países en el mundo con una media diaria de consumo exosomático de energía por220

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