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De la Economía Ambiental a la Economía Ecológica - Fuhem

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<strong>De</strong> <strong>la</strong> Economía <strong>Ambiental</strong> a <strong>la</strong> Economía Ecológicaescenarios físicos e institucionales que ahora serían objeto explícito de reflexión económica,en vez de seguir siendo tomados como algo ajeno a ésta.La consecuencia lógica de este modo de razonar es que —como ya he indicado enotra ocasión 2 — el mercado deja de ser <strong>la</strong> panacea que, se suponía, debería garantizar por síso<strong>la</strong> el «óptimo económico», para convertirse en un instrumento a utilizar sobre basescontro<strong>la</strong>das para conseguir soluciones que se adapten a determinados objetivos o estándaressocialmente acordados. Lo que empuja a abrir el universo hasta ahora ais<strong>la</strong>do de loeconómico a <strong>la</strong> realidad física, a sus modelos predictivos, a <strong>la</strong>s opciones tecnológicas y a losprocesos de negociación social, tras<strong>la</strong>dando el centro de discusión económica desde elinterior del mercado hacia informaciones e instituciones exteriores al mismo, con elconsiguiente cambio de estatuto de <strong>la</strong> propia economía. La noción misma de sistemaeconómico perdería el carácter absoluto que hasta ahora se le ha venido atribuyendo, paradar paso a p<strong>la</strong>nteamientos más modestos y flexibles: ya no se trata de describir y completarel sistema que —se suponía— rige en cada uno de esos mundos separados —físico,económico, etc.— sino de estudiar <strong>la</strong> infinidad de sistemas que podrían representarlos parautilizar aquellos que resulten más adecuados a los contextos y finalidades en que seenmarque su aplicación. No se trataría así de rechazar o de «falsar» <strong>la</strong> idea al uso de sistemaeconómico, sino de re<strong>la</strong>tivizar<strong>la</strong> conectándo<strong>la</strong> con los otros sistemas que informan sobreaspectos relevantes del proceso económico (incluido su <strong>la</strong>do oscuro antes mencionado). Locual nos llevaría a dejar de hab<strong>la</strong>r de el sistema económico, en el sentido absoluto que lohacen los manuales, para razonar más bien sobre una economía de los sistemas queampliaría su objeto de estudio y desp<strong>la</strong>zaría el centro de gravedad de sus preocupaciones,desde el sistema de los valores mercantiles hacia los condicionantes del universo físico einstitucional que lo envuelven.El objeto de estudio de <strong>la</strong> economía ecológica y su sistema de razonamientoAun a riesgo de ser repetitivo me parece obligado ac<strong>la</strong>rar <strong>la</strong>s diferencias en el objetode estudio y <strong>la</strong> idea de sistema que separan a <strong>la</strong> economía ecológica de <strong>la</strong> economía estándar(más o menos medioambiental) reproduciendo para ello dos gráficos tomados de mi libro Laeconomía en evolución, 1987.El gráfico 1 muestra que aunque ambos enfoques económicos afirmen ocuparse de <strong>la</strong>gestión de lo útil y lo escaso, <strong>la</strong> economía ecológica considera que toda <strong>la</strong> biosfera y losrecursos puedan ser a <strong>la</strong> vez escasos y de alguna manera (más o menos inmediata) útiles,tomando el conjunto U como objeto de estudio: <strong>la</strong> cadena sin fin de re<strong>la</strong>ciones que registranlos ecosistemas apoya <strong>la</strong> opinión de los practicantes de esa «economía de <strong>la</strong> naturaleza» delsiglo XVIII cuando pensaban que desde <strong>la</strong> modesta lombriz de tierra, tan ponderada porLinneo, hasta el insecto más humilde, no carecían de utilidad, aunque también pudieranresultar molestas para el hombre.Sin embargo, <strong>la</strong> economía estándar —como habían precisado sus formalizadoresneoclásicos (Jevons, Walras, etc.)— sólo se ocupa de aquello que, siendo de utilidad directapara los hombres, resulte además apropiable, valorable y productible, tomando así, comoobjeto de estudio el subconjunto Udavp. Lo cual explica el diálogo de sordos que muchasveces se produce entre economistas y ecologistas: mientras que los primeros circunscribensu razonamiento al oikos más restringido de los valores de cambio, los segundos razonan2 J. M. Naredo, «Los cambios en <strong>la</strong> idea de naturaleza y su incidencia en el pensamiento económico»,Información Comercial Españo<strong>la</strong>, noviembre de 1992.233

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