CIP-ECOSOCIALnormativo de <strong>la</strong> economía. Si los sistemas económicos son fundamentalmente abiertos, y si,como hemos dado a entender a lo <strong>la</strong>rgo de nuestro análisis, <strong>la</strong>s decisiones económicasincontro<strong>la</strong>das, basadas en el cálculo de los costes y rendimientos empresariales, sonbásicamente incompatibles con el mantenimiento de estados dinámicos de equilibrioecológico y económico, 22 entonces será necesario volver a definir y formu<strong>la</strong>r no sólo losconceptos de costes y ganancias, sino, sobre todo, los criterios de eficiencia y optimalidadeconómica. Tienen que ampliarse, para incluir el hecho de que lo que puede ser eficaz yóptimo, en el caso de un sistema de producción y distribución cerrado, puede resultarineficaz y nada óptimo, a <strong>la</strong> <strong>la</strong>rga, y acaso destructivo desde un punto de vista social y globaldebido al descuidado efecto acumu<strong>la</strong>tivo de <strong>la</strong>s interacciones entre los sistemas abiertos.Las implicaciones educativas del carácter de sistema abierto de <strong>la</strong> economía, sonigualmente de <strong>la</strong>rgo alcance. En lugar de introducir a los estudiantes de economía,especialmente a los de primer año, en el aparato formal altamente esotérico que llena loslibros de textos convencionales, me parece indispensable que primero sean introducidos alcarácter abierto de los sistemas económicos. Si bien los sistemas de pensamiento sonindudablemente complejos, no ofrecen dificultades insuperables para el novicio. Losproblemas de <strong>la</strong> entropía (es decir, <strong>la</strong> tendencia al aumento de <strong>la</strong> desorganización), de losefectos retroactivos (o sea, el hecho de que parte de <strong>la</strong> producción se retroalimenta y afecta alos sucesivos insumos y productos), de los equilibrios materiales, de los límites máximos de<strong>la</strong> contaminación, de <strong>la</strong> causalidad acumu<strong>la</strong>tiva, necesitan convertirse en parte de <strong>la</strong>enseñanza de <strong>la</strong> economía para preparar a los economistas del futuro en <strong>la</strong>s tareas de <strong>la</strong>s quecada vez más se tendrán que ocupar.«Conge<strong>la</strong>miento conceptual» o reconstrucción intelectualNo fue nuestro propósito predecir el futuro de <strong>la</strong> economía, sino mostrar una posibley, a nuestro juicio, necesaria dirección de su cambio y reconstrucción. Por supuesto,habiendo llegado hasta aquí, nos enfrentamos a <strong>la</strong> cuestión de si el concepto de una ciencianormativa de <strong>la</strong> economía es una visión de una alternativa que no tiene posibilidades derealizarse en un futuro calcu<strong>la</strong>ble. ¿No es más probable que los economistas continúenconsiderando a los sistemas económicos como esencialmente cerrados y que se sigaatendiendo a los procedimientos y métodos establecidos? Hay efectivamente bastantesevidencias para una respuesta afirmativa a esta pregunta. La teoría económica neoclásica, asícomo también <strong>la</strong> economía de mercado, han demostrado una notable capacidad para asimi<strong>la</strong>rnuevos problemas y nuevos desarrollos. Pensamos, por ejemplo, en propuestas tales como elestablecimiento de derechos de propiedad privada o pública respecto de ríos y <strong>la</strong>gos, o en <strong>la</strong>sugerencia de que los derechos a contaminar (permisos de contaminación) sean vendidos ycomprados en subastas y/o que sean convertidos en tema de negociaciones bi<strong>la</strong>terales entrelos contaminadores y aquellos perjudicados por <strong>la</strong> contaminación. Lo que estas propuestassignifican es, en realidad, un retorno a <strong>la</strong> sabiduría convencional de confiar en los derechosde propiedad y los costes y ganancias de mercado, en lugar de preservar el principio demantenimiento de los derechos comunales a <strong>la</strong> naturaleza y de tratarlos como valores de usosocial, al servicio de necesidades humanas fundamentales. También estamos pensando en <strong>la</strong>tendencia actual a incluir a los costes sociales dentro de <strong>la</strong> economía convencional pormedio del concepto de caja vacía de «externalidades» o de propuestas a favor de <strong>la</strong>«interiorización» de los costes sociales a través de políticas fiscales, subsidios, etc. Creo queni el concepto de externalidades ni <strong>la</strong> introducción de <strong>la</strong>s curvas de coste social en <strong>la</strong> teoría22 Para una demostración formal de esta incompatibilidad, ver David Pearce, «An Incompatibility inP<strong>la</strong>nning for a Steady State and P<strong>la</strong>nning for Maximum Economic Welfare», Environment and P<strong>la</strong>nning,vol. 5 (1973), pp. 267-271; y, del mismo autor, «Economics and Ecology», Survey Papers in Economics,núm. 10 (1974).210
<strong>De</strong> <strong>la</strong> Economía <strong>Ambiental</strong> a <strong>la</strong> Economía Ecológicaformal, ni <strong>la</strong>s propuestas actuales de «deducir» los costes sociales de <strong>la</strong>s mediciones delproducto nacional neto o bruto nos llevarían muy lejos. Pues estos intentos por incorporarnuevos hechos «sin dolor» en <strong>la</strong> teoría convencional 23 siguen el esquema clásico que una vezdescribiera Veblen como <strong>la</strong> típica reacción de <strong>la</strong> economía tradicional a los nuevos«hechos». En una época de empresa privada, escribió Veblen, los nuevos hechos e ideas seimpondrán por sí mismos a <strong>la</strong> imaginación de un público más amplio de economistas yhombres prácticos de negocios, so<strong>la</strong>mente si se expresan en términos de finanzascomerciales y de <strong>la</strong> prueba de mercado. Veblen percibía que los hábitos de pensamientoarraigados, que reflejan el clima predominante de <strong>la</strong> opinión característica de un sistema deempresa privada, tenían <strong>la</strong> tendencia a transmitirse de una a otra generación de economistastal como estaban inclinados a hacerlo en el pasado, es decir, vía «instituciones de enseñanzasuperior». Por esta razón, en su época, Veblen consideraba que <strong>la</strong>s perspectivas para unareconstrucción de <strong>la</strong> economía eran confusas. 24 Por supuesto, Veblen sabía de qué estabahab<strong>la</strong>ndo; por propia experiencia como analista y crítico del sistema de <strong>la</strong> empresacomercial, sabía que <strong>la</strong>s teorías establecidas se resisten a cualquier cambio y que nodesaparecen simplemente porque estén en conflicto con <strong>la</strong>s evidencias empíricas.Sin embargo, desde que Veblen publicara su ensayo sobre <strong>la</strong> economía en «el futurocalcu<strong>la</strong>ble», hace unos cincuenta años, <strong>la</strong>s condiciones económicas han cambiado y <strong>la</strong>brecha entre <strong>la</strong> teoría y <strong>la</strong> realidad se ha ensanchado. El deterioro del medio ambienteconstituye un desafío para los alcances y métodos de <strong>la</strong> economía tradicional, másfundamental que cualquiera de <strong>la</strong>s cosas ocurridas anteriormente. Además, prácticamentetodos los grandes problemas actuales (tales como <strong>la</strong> inf<strong>la</strong>ción, el aumento de los precios delpetróleo, el desempleo, los desequilibrios monetarios y los déficits de <strong>la</strong> ba<strong>la</strong>nza de pagos, <strong>la</strong>explosión demográfica y <strong>la</strong> escasez de alimentos así como también <strong>la</strong>s hambrunas) son nosólo fenómenos mundiales, sino que además exigen nuevos enfoques y soluciones globales.Por otra parte, estos problemas requieren <strong>la</strong> formu<strong>la</strong>ción de metas y objetivos específicos y<strong>la</strong> selección y movilización de los medios necesarios (tecnologías, insumos, controles).Cierto es que el desempleo puede ser «remediado» mediante gastos militares y de otro tipo,si bien <strong>la</strong> incapacidad actual para refrenar el impacto inf<strong>la</strong>cionario de los continuos déficitspúblicos internos e internacionales, y <strong>la</strong> creación de nuevas «liquideces» internacionales,incluyendo <strong>la</strong> recircu<strong>la</strong>ción de los petrodó<strong>la</strong>res, todavía presentan problemas evidentes y sinresolver, si es que no insolubles, dentro del sistema de una «economía de mercado». Si bienel desempleo puede reducirse mediante una expansión de <strong>la</strong> producción, el deterioro delmedio ambiente aumentará si aquél<strong>la</strong> es mayor, a menos que se creen otros posibles criteriosde determinación de los insumos y productos, así como también de elección de <strong>la</strong> tecnologíay <strong>la</strong> localización. Por estos motivos, cada vez habrá mayor necesidad de reconstruir <strong>la</strong>economía bajo el efecto de <strong>la</strong> crisis general actual, y lo mismo sucederá en cuanto a <strong>la</strong>presión a favor de una innovación teórica y metodológica de <strong>la</strong>s teorías contemporáneas.Aunque es posible que el deseo de retener <strong>la</strong> doctrina tradicional haga que ésta se vuelvacada vez más dogmática y que produzca el surgimiento de un «conge<strong>la</strong>miento conceptual», 2523 «L’ écologie est intégrée sans douleur par <strong>la</strong> théorie néo-c<strong>la</strong>ssique et <strong>la</strong> Nature devient un secteuréconomique susceptible d’ être comptabilisé dans les schémas rassurants de l’équilibre». Jan <strong>De</strong>ssau,«Modèles dualistes de l’Environnement et Choix de Techniques»; ponencia presentada en el SimposioInternacional, Analyse socio-économique de l’Environnement, Problèmes de Méthodes, GrenobleConférence, mimeografiado (1972), p. 8.24 «Hab<strong>la</strong>ndo francamente, ningún argumento sobre cuestiones económicas obtendrá una atenciónrazonablemente amplia hasta que no se <strong>la</strong>s exponga como una “proposición comercial”, en términosextraídos de <strong>la</strong> conducta de <strong>la</strong> administración comercial, <strong>la</strong>s finanzas, el comercio nacional, el arte devender y <strong>la</strong> publicidad». Thorstein Veblen, «Economic Theory in the Calcu<strong>la</strong>ble Future», AmericanEconomic Review, vol. XV, núm. 1, suplemento (marzo de 1925), p. 53.25 J. J. Spengler, «Economics: Its History, Themes, Approaches», Journal of Economic Issues, 2 (marzo de1968), p. 21.211
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