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De la Economía Ambiental a la Economía Ecológica - Fuhem

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<strong>De</strong> <strong>la</strong> Economía <strong>Ambiental</strong> a <strong>la</strong> Economía Ecológicapersona de 15.000 kilocalorías, casi todas de recursos renovables. Otros tienen medias demás de 100.000 kilocalorías. Las diferencias dentro de cada país son también notables.Podemos entender, pues, por qué <strong>la</strong> razón de <strong>la</strong> tendencia a <strong>la</strong>s migraciones no esnecesariamente el exceso de pob<strong>la</strong>ción, a pesar de que en los países ricos hay mucha aficióna dar explicaciones biologistas de <strong>la</strong> desigualdad social, atribuyendo <strong>la</strong> pobreza a los excesosreproductivos de los pobres. Así, <strong>la</strong> superficie de tierra de cultivo en Europa occidental ycentral y en el Japón es muy inferior a <strong>la</strong> media mundial. En Ho<strong>la</strong>nda, en Bélgica, enAlemania (tanto del este como del oeste), en Ing<strong>la</strong>terra, <strong>la</strong> superficie de tierra de cultivo porpersona es inferior, hoy por hoy, a Haití o El Salvador (los dos países más pob<strong>la</strong>dos deAmérica Latina) y también es inferior a <strong>la</strong> de Marruecos o a <strong>la</strong> de Gambia y Senegal. Nohace muchos años Italia y España eran países de emigración, y <strong>la</strong>s densidades de pob<strong>la</strong>cióneran inferiores a <strong>la</strong>s actuales: por supuesto que ahora disponemos de subsidios exteriores deenergía muy barata. ¿Es posible que nuestro desarrollo no sea sostenible? ¿Quizásdestruimos nuestra base de recursos? ¿No nos habremos pasado de <strong>la</strong> capacidad de carga denuestros territorios?Sostenible o no, el hecho es que nuestro nivel de vida es <strong>la</strong> envidia de todo el Sur, ypor tanto hay muchas presiones para llegar a Europa desde África, o a los Estados Unidosdesde América Central y <strong>la</strong>s Antil<strong>la</strong>s. En <strong>la</strong>s fronteras hay verdaderos demonios de Maxwell(los de Algeciras llevan tricornio, los de Tejas son <strong>la</strong> famosa Border Patrol) para evitar elingreso. Frecuentemente hay muertos en el Mediterráneo y en el Mar de <strong>la</strong>s Antil<strong>la</strong>s,también en <strong>la</strong> frontera entre Méjico y Estados Unidos. Los demonios de Maxwell eran serescapaces de mantener y hasta incrementar <strong>la</strong> diferencia de temperaturas entre gasescomunicantes cerrando el paso selectivamente a <strong>la</strong>s molécu<strong>la</strong>s. En <strong>la</strong> Naturaleza no haydemonios de Maxwell, en <strong>la</strong> sociedad humana sí. El derecho de vivir allá donde quieras noes nada respetado. Los ecólogos saben explicar <strong>la</strong>s razones y <strong>la</strong>s pautas de <strong>la</strong>s migracionesde los pájaros y de los peces, pero si queremos explicar <strong>la</strong>s migraciones de los humanos (o <strong>la</strong>falta de migraciones), si queremos explicar <strong>la</strong>s enormes diferencias de consumo exosomáticode energía y materiales entre los humanos, será necesario ir a <strong>la</strong> facultad de CienciasPolíticas para hab<strong>la</strong>r con los expertos en fronteras, policías y registros de <strong>la</strong> propiedadinmobiliaria y mercantil.Una conclusión políticaEn este trabajo hemos p<strong>la</strong>nteado algunas cuestiones viejas y nuevas de economíaecológica. La pa<strong>la</strong>bra «externalidades» describe el tras<strong>la</strong>do de los costos sociales inciertos aotros grupos sociales (tanto si son «extranjeros» como si no lo son), o a generacionesfuturas. Existen grandes externalidades diacrónicas invalorables, por tanto <strong>la</strong>conmensurabilidad económica no existe separadamente de una contribución social devalores morales por lo que se refiere a los derechos de otros grupos sociales, incluidas <strong>la</strong>sgeneraciones futuras, y separadamente de <strong>la</strong>s perspectivas sociales (pesimistas u optimistas)respecto de los cambios técnicos: Estos valores morales y estas perspectivas no estándistribuidas por el mundo al azar, y además cambian.Los intentos por sustentar <strong>la</strong>s decisiones en <strong>la</strong> ciencia económica están destinados alfracaso a causa de <strong>la</strong>s externalidades diacrónicas invalorables. Ahora bien, recurrir a unaracionalidad ecológica —en lugar de económica— no es una solución ya que para decidir esnecesario comparar costos y beneficios, lo que hace necesaria una asignación de valores y <strong>la</strong>ecología no puede proporcionar tal sistema de evaluación. La ciencia ecológica no puederesponder a <strong>la</strong> cuestión de qué sacrificio estamos dispuestos a hacer para disminuir <strong>la</strong>posibilidad de los efectos negativos del calentamiento global (por ejemplo), ni tampoco para221

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