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De la Economía Ambiental a la Economía Ecológica - Fuhem

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<strong>De</strong> <strong>la</strong> Economía <strong>Ambiental</strong> a <strong>la</strong> Economía Ecológicapueden ser inf<strong>la</strong>dos debido a los precios oligopolistas inf<strong>la</strong>dos y administrados de <strong>la</strong>sinversiones agríco<strong>la</strong>s, pero persiste el hecho de que los cálculos rectores de coste-beneficiocomerciales, de acuerdo con los cuales se aplican los p<strong>la</strong>guicidas (y los fertilizantes), notoman en cuenta sus consecuencias ecológicas negativas. 4 El descuido de los costes socialesresultantes de los riesgos ecológicos para <strong>la</strong> flora, <strong>la</strong> fauna y los seres humanos, así comotambién de los cuantiosos requerimientos de energía para <strong>la</strong> producción de insumosquímicos, so<strong>la</strong>mente es un aspecto de <strong>la</strong> situación; el otro es <strong>la</strong> fal<strong>la</strong> de no tomar en cuentalos beneficios potenciales de otras posibles técnicas de producción.Por último, parece ser que los nuevos cultivos se caracterizan por sus contenidosproteicos re<strong>la</strong>tivamente bajos, es decir, por una capacidad menor (por ejemplo, el maízhíbrido) para alimentar y criar animales. Esto, a su vez, ha determinado un aumento de <strong>la</strong>simportaciones de proteínas de pescado en <strong>la</strong> forma de harina de pescado para complementar<strong>la</strong>s dietas de los animales. Como consecuencia de estas importaciones, indudablementebeneficiosas —tanto para <strong>la</strong>s industrias pesquera y de exportación del Perú como para losimportadores norteamericanos y europeos de harina de pescado rica en proteína—, nosenfrentamos con <strong>la</strong> situación ecológica y también —si se <strong>la</strong> calcu<strong>la</strong> adecuadamente—económicamente absurda de que un continente con dietas pobres en proteínas (Sudamérica)sostiene hoy día <strong>la</strong>s dietas re<strong>la</strong>tivamente ricas en proteínas de países altamentedesarrol<strong>la</strong>dos. 5 Los criterios monetarios o de mercado de <strong>la</strong> eficacia y de <strong>la</strong> racionalidadeconómica y el patrón exportación-importación resultante tienden a ocasionar unaadjudicación global de <strong>la</strong>s inversiones y una distribución de <strong>la</strong>s producciones que puedenestar muy lejos de ser deseables ya sea en sentido ecológico o a <strong>la</strong> luz de un concepto deracionalidad esencial que tomara en cuenta <strong>la</strong>s verdaderas necesidades humanas en <strong>la</strong>sdiferentes partes del mundo. (No estamos sugiriendo que el Perú debería suspender todas susexportaciones de proteína de pescado a los países con dietas ricas en proteínas, y que encambio debería cubrir <strong>la</strong>s deficiencias proteicas de Sudamérica. La exportación de harina depescado tendrá que continuar siendo una importante fuente de divisas para pagar <strong>la</strong>simportaciones peruanas de bienes de capital. Sin embargo, <strong>la</strong> existencia de este suministrorico en proteínas de pescado y <strong>la</strong> difundida deficiencia de <strong>la</strong> dieta de <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción pobre delPerú, como por cierto también del resto de Sudamérica, proporciona por lo menos una basepara una búsqueda realista de otras posibles soluciones y patrones nuevos de comercioexterior. El problema a discutirse es el descuido de <strong>la</strong>s necesidades nutricionales básicas enel proceso de p<strong>la</strong>nificación y desarrollo.)Como conclusión preliminar, podemos decir que <strong>la</strong> organización de principios desistemas económicos guiados por valores de intercambio, es incompatible con losrequerimientos de los sistemas ecológicos y <strong>la</strong> satisfacción de <strong>la</strong>s necesidades humanasbásicas. Nuestros criterios tradicionales de eficiencia técnica, de cálculos de coste-beneficioy de racionalidad económica, son los puntos cruciales en discusión. Sus limitaciones sevuelven evidentes tan pronto como reparamos en <strong>la</strong> interacción dinámica entre los sistemassociales y económicos abiertos y los sistemas ecológicos específicos.No hace falta añadir que, si aceptamos este punto de vista, como creemos quedebemos hacer, surgen nuevos criterios de acción y p<strong>la</strong>nificación racional. Sobre todo, otrasposibles soluciones diferentes de aquel<strong>la</strong>s que hemos buscado a <strong>la</strong> luz del estrecho cálculoeconómico en términos de criterios de mercado que se nos han impuesto. En el casoconcreto de <strong>la</strong> agricultura moderna, tal vez sería útil ser más explícitos, para poder4 Se calcu<strong>la</strong> que los rendimientos adicionales en dó<strong>la</strong>res, de <strong>la</strong>s aplicaciones extra de p<strong>la</strong>guicidas varían delos 2,82 a los 4,5 dó<strong>la</strong>res por cada dó<strong>la</strong>r gastado en p<strong>la</strong>guicidas; David Pimentel, «Realities of a PesticideBan», Environment, vol. 15 (2) marzo de 1973, p. 25.5 Perelman, «Farming with Petroleum», p. 13.203

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