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De la Economía Ambiental a la Economía Ecológica - Fuhem

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<strong>De</strong> <strong>la</strong> Economía <strong>Ambiental</strong> a <strong>la</strong> Economía Ecológicaencuentre grandes dificultades para obtener a préstamo el capital que requieren <strong>la</strong>s mejorasmás importantes y que, de acuerdo con el sistema agrario inglés, corresponde efectuar alpropietario de <strong>la</strong> tierra. Se sale del marco de esta obra intentar un análisis concienzudo deestas controvertidas cuestiones. Lo que hemos dicho, sin embargo, basta para ilustrar <strong>la</strong>discrepancia que se suscita entre ambos productos netos en aquellos empleos donde losrecursos tienen que ser invertidos en instrumentos duraderos por personas que no son suspropietarios.10. Vuelvo de nuevo al segundo tipo de divergencia que surge entre los productosnetos social y privado, ya analizado en el párrafo 3. La esencia de <strong>la</strong> cuestión es que unapersona A, al efectuar algún servicio por el que es retribuida una segunda persona B, almismo tiempo rinde servicios o perjuicios a otras personas (que no son productoras deaquellos), de forma que el pago no puede ser exigido de <strong>la</strong>s partes beneficiadas, niindemnizadas <strong>la</strong>s partes perjudicadas. Si nos atuviésemos estrictamente a <strong>la</strong> definición deldividendo nacional dada en el capítulo III de <strong>la</strong> parte primera, sería necesario distinguir conmayor precisión entre aquel<strong>la</strong>s industrias en <strong>la</strong>s que los perjuicios y beneficios noindemnizados son del tipo de los que pueden o no medirse con el patrón de medidamonetario. Esta distribución, sin embargo, tendrá una importancia más formal que real, ypodría incluso obscurecer el resultado. En los ejemplos que utilice, no tendré en cuentadeliberadamente esta cuestión.Entre estos ejemplos podremos estudiar en primer lugar un número de ellos, en loscuales el producto neto marginal privado es inferior al social, dado que es materialmenteimposible en <strong>la</strong> práctica exigir el pago de los servicios indirectos que se hacen a terceraspersonas. Así, como seña<strong>la</strong> Sidgwick, «puede suceder fácilmente que los beneficios de unfaro bien situado sean disfrutados por barcos que no están gravados debidamente». 20 A suvez se realizan servicios no pagados cuando se invierten recursos en jardines privados, puessi bien el público no está autorizado para pasear por ellos, disfruta del aire purificado poreste motivo. Lo mismo ocurre, aunque aquí es preciso habilitar fondos para indemnizar aotras partes, con los recursos invertidos en carreteras y tranvías, que aumentan el valor de <strong>la</strong>stierras colindantes, excepto, naturalmente, cuando se impone un tipo de gravamen especialpor <strong>la</strong>s ventajas que disfrutan los propietarios de dichos terrenos. Lo mismo puede decirse,en cierto sentido, de aquellos recursos dedicados a <strong>la</strong> repob<strong>la</strong>ción forestal, puesto que losefectos beneficiosos sobre el clima a menudo desbordan <strong>la</strong>s lindes de <strong>la</strong>s tierras delpropietario inversor. También es un servicio indirecto poner una lámpara en el portal de <strong>la</strong>casa, contribuyendo así al alumbrado de <strong>la</strong> calle; 21 los recursos aplicados a evitar que seextienda el humo procedente de <strong>la</strong>s chimeneas de <strong>la</strong>s fábricas, 22 porque este humo causa en<strong>la</strong>s grandes ciudades pesadas pérdidas a <strong>la</strong> comunidad, estropeando los edificios y vegetales,obligando a contraer gastos en <strong>la</strong> limpieza de vestidos y habitaciones, aumentando el20 Principles of Political Economy, p. 406.21 SMART: Studies in Economics, p. 314.22 Se ha dicho que en Londres, debido al humo, únicamente se disfruta del 12% de <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ridadastronómicamente posible, y que de cada cinco nieb<strong>la</strong>s, una se debe directamente al humo, a <strong>la</strong> par quetodas el<strong>la</strong>s se manchan y prolongan por culpa de este último (J. W. GRAHAM: The <strong>De</strong>struction ofDaylight, páginas 6 y 24). Parece ser que se debe a <strong>la</strong> ignorancia y <strong>la</strong> desidia el que <strong>la</strong> aplicación demedios preventivos contra el humo, al aumentar <strong>la</strong> eficiencia del combustible, no beneficie directamente yen primer lugar a los propios usuarios. El interés general, sin embargo, rec<strong>la</strong>ma que dichas medidas seadopten incluso allí donde no sean directamente rentables para los propietarios. Gracias a <strong>la</strong> construcciónde hogares mecánicos automáticos y de venti<strong>la</strong>dores de aire caliente, etc., <strong>la</strong>s chimeneas de <strong>la</strong>s fábricaspueden carecer de humo. Las emanaciones nocivas procedentes de <strong>la</strong>bores que trabajen álcalis fueronsuprimidas por <strong>la</strong>s leyes, con mayor vigor que el humo (Ibid., p. 126).33

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