12.07.2015 Views

Texto completo de la publicación (1923 Kb. pdf) - Imserso

Texto completo de la publicación (1923 Kb. pdf) - Imserso

Texto completo de la publicación (1923 Kb. pdf) - Imserso

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

por el contrario, lleva a establecer re<strong>la</strong>ciones efectivas o, incluso, re<strong>la</strong>ciones puras, en <strong>la</strong> terminología <strong>de</strong> Gid<strong>de</strong>ns con losantecesores que están vivos, ya sean padres o abuelos.Por fin, <strong>la</strong> revisión se completa con <strong>la</strong> i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que el mantenimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones intergeneracionales, que proporcionanel patrimonio simbólico <strong>de</strong> <strong>la</strong> memoria, <strong>la</strong> historia o <strong>la</strong> cultura que necesita este nuevo individuo, no necesita <strong>la</strong>cohabitación. Precisamente este es, a juicio <strong>de</strong> Attias Donfut (1995: 11), uno <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s errores <strong>de</strong> <strong>la</strong>s explicacionestradicionales, ya que “el que <strong>la</strong> familia mo<strong>de</strong>rna se reduzca a <strong>la</strong>s personas con <strong>la</strong>s que se convive ha quedado <strong>de</strong>smentido”(Attias-Donfut, 1995: 11). Más aún, compartir el mismo techo no sólo constituye una fuente <strong>de</strong> tensiones entre losmiembros <strong>de</strong> <strong>la</strong> familia (Attias-Donfut y Segalene, 2001: 20), sino que es contraproducente porque impi<strong>de</strong> mantener <strong>la</strong>“distancia” necesaria para que <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones sean posibles. La nueva familia, todas <strong>la</strong>s generaciones vivas incluidas, esesencial en <strong>la</strong> vida <strong>de</strong>l nuevo individuo, pero <strong>la</strong> autonomía <strong>de</strong> los núcleos —que implica mantener domicilios separados—es una condición necesaria para su existencia. La distancia es probablemente una <strong>de</strong> <strong>la</strong>s c<strong>la</strong>ves <strong>de</strong> <strong>la</strong> supervivencia y capacidad<strong>de</strong> adaptación <strong>de</strong> <strong>la</strong> familia a los cambios recientes, en <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones <strong>de</strong> padres maduros a hijos jóvenes esa distanciase mantiene por <strong>la</strong> vía <strong>de</strong> evitar compartir ciertos ámbitos <strong>de</strong> intimidad o cuestiones problemáticas con los padresmientras se comparte el mismo techo (González B<strong>la</strong>sco, 2006: 218 y ss.). Una vez emancipados, <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones entre loshijos adultos y sus padres necesitan, a<strong>de</strong>más, <strong>la</strong> separación <strong>de</strong> los domicilios, <strong>la</strong> neolocalidad.En el análisis <strong>de</strong> Attias-Donfut y Segalen, el mantenimiento <strong>de</strong> viviendas autónomas es esencial para <strong>la</strong> generación <strong>de</strong> loshijos, pero también para los padres mayores. Sin embargo, no acaba <strong>de</strong> estar c<strong>la</strong>ro si el imperativo <strong>de</strong> <strong>la</strong> autonomía entregeneraciones lo es para salvaguardar <strong>la</strong> intimidad <strong>de</strong> todos ellos, o sólo <strong>la</strong> <strong>de</strong> los hijos. Es <strong>de</strong>cir, que el problema sigue <strong>de</strong> algunaforma p<strong>la</strong>nteado en los mismos términos: ¿los mayores rec<strong>la</strong>man autonomía para sí mismos o sólo <strong>la</strong> consi<strong>de</strong>ran comoforma <strong>de</strong> mantener <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones familiares, respetando <strong>la</strong>s <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> sus hijos? Para Garrido (1993), aunque <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>cionesentre padres e hijos casados son voluntariamente abundantes e intensas, también son asimétricas porque los padres tienenuna necesidad afectiva mayor, mientras que los hijos <strong>de</strong>sean sobre todo in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. Las re<strong>la</strong>ciones sólo se pue<strong>de</strong>nmantener <strong>de</strong> manera satisfactoria a condición <strong>de</strong> que que<strong>de</strong> garantizada <strong>la</strong> in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> <strong>la</strong> joven pareja.Sea como fuere, el resultado es bastante rotundo, los mayores mantienen sus viviendas autónomas en muy altas proporciones(Tab<strong>la</strong> 2.1): más <strong>de</strong> <strong>la</strong> mitad (56,8%) vive solo o en pareja, sin nadie más en <strong>la</strong> vivienda. Por otro <strong>la</strong>do, apenasel 9,1% <strong>de</strong> los mayores vive en un hogar extenso al modo tradicional, es <strong>de</strong>cir, con presencia <strong>de</strong> hijos, hijos políticos y/oalgún nieto; <strong>la</strong> mayoría son personas que no tienen o han perdido a su pareja (7,1%), mientras que <strong>la</strong>s personas queviven en pareja, con algún hijo y nietos y/o hijos políticos apenas alcanza una proporción testimonial (2%). Des<strong>de</strong> luego,aunque en franco retroceso, los hogares extensos como forma <strong>de</strong> convivencia en <strong>la</strong> vejez está lejos <strong>de</strong> <strong>de</strong>saparecer y,ciertamente, tal como <strong>de</strong>staca Cara<strong>de</strong>c (2001: 80) para el caso francés, todavía es más frecuente que vivir en una resi<strong>de</strong>ncia.Resulta mucho más frecuente, sin embargo, convivir con algún hijo, pero sin presencia <strong>de</strong> nietos o hijos políticos.En el caso <strong>de</strong> los mayores que no tienen o han perdido <strong>la</strong> pareja, <strong>la</strong> interpretación es más ambigua, sin embargo, enel caso <strong>de</strong> <strong>la</strong>s parejas, po<strong>de</strong>mos suponer que estos hijos son personas que aún no se han emancipado <strong>de</strong>l hogar paterno,es <strong>de</strong>cir, que hemos asimi<strong>la</strong>do esta pauta convivencial a familias que aún no han completado <strong>la</strong> fase <strong>de</strong> p<strong>la</strong>taforma<strong>de</strong> <strong>la</strong>nzamiento. Si esta premisa es cierta, resulta que <strong>la</strong> reg<strong>la</strong> <strong>de</strong> autonomía se rompe en <strong>la</strong>s formas <strong>de</strong> convivencia <strong>de</strong>casi uno <strong>de</strong> cada ocho mayores, pero no <strong>de</strong> <strong>la</strong> forma prevista, porque en <strong>la</strong> mayoría <strong>de</strong> estos casos no se trata <strong>de</strong> personasmayores que vivan con <strong>la</strong>s familias <strong>de</strong> sus hijos, sino <strong>de</strong> hijos que todavía viven con sus padres. No obstante, estacategoría es bastante genérica y pue<strong>de</strong> enmascarar situaciones <strong>de</strong> emancipación tardía con otras que, quizá todavía sin<strong>la</strong> necesaria significación estadística en nuestro país, marcan una nueva ten<strong>de</strong>ncia: se trata <strong>de</strong> <strong>la</strong> vuelta <strong>de</strong> los hijos alhogar <strong>de</strong> los padres como consecuencia <strong>de</strong> rupturas matrimoniales u otro tipo <strong>de</strong> dificultares, que serán fundamentalmentefinancieras o <strong>de</strong> salud. En caso <strong>de</strong> ruptura familiar, son más los hijos que vuelven al nido, puesto que el domiciliofamiliar, cuando existe, suele otorgarse preferentemente a <strong>la</strong>s mujeres; sin embargo, en caso <strong>de</strong> dificulta<strong>de</strong>s <strong>de</strong> otro tiposon más bien <strong>la</strong>s hijas <strong>la</strong>s que retornan (Schaie & Willis, 2003: 254). Esta nueva ten<strong>de</strong>ncia conduce en algunos casos a<strong>la</strong> formación <strong>de</strong> hogares multigeneracionales (tres o más generaciones) si los hijos retornan acompañados <strong>de</strong> su <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia,pero también pue<strong>de</strong>n confundirse con p<strong>la</strong>taformas <strong>de</strong> <strong>la</strong>nzamiento, si no han tenido hijos o no retornan conellos a <strong>la</strong> casa <strong>de</strong> los padres. Otro 7,8% presenta formas <strong>de</strong> convivencia diferentes, son mayores o parejas mayores queviven con personas distintas <strong>de</strong> sus hijos y, por fin, un 5,3% <strong>de</strong> los mayores estaban, en el momento <strong>de</strong> <strong>la</strong> entrevista, residiendotemporalmente en una vivienda distinta <strong>de</strong> <strong>la</strong> habitual. No es posible asimi<strong>la</strong>r automáticamente a todas estas personasa <strong>la</strong>s fórmu<strong>la</strong>s <strong>de</strong> rotación entre distintos hogares, pero seguramente, <strong>la</strong> proporción es muy parecida a <strong>la</strong> que sepresenta (Pérez Ortiz, 2003). En términos <strong>de</strong> autonomía, vivir en rotación es una solución intermedia que permite compartirel cuidado <strong>de</strong> los mayores y supone para los hijos sacrificar menos su in<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia. Aún existe otra posibilidadque <strong>la</strong> encuesta no recoge y que, por el momento, no se ha cuantificado, se trata <strong>de</strong> <strong>la</strong> norma <strong>de</strong> aproximación a <strong>la</strong>s vivien-2. RELACIONES PERSONALES: FORMAS DE CONVIVENCIA, FAMILIA Y RELACIONES DE AMISTAD21

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!