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empezado a deteriorarse o han empezado a aparecer los problemas funcionales. Los hombres que no tienen o han perdidosu pareja se han incorporado plenamente a este movimiento, tienen prácticamente las mismas posibilidades de vivirsolos cuando enviudan y, más aún, cuando están divorciados o separados. Sin embargo, aún sigue teniendo un coste máselevado para ellos que para las mujeres, en particular para los divorciados que están especialmente alejados de sus familiares.La regla de la autonomía se quiebra por la permanencia de los hijos en los hogares parentales hasta edades relativamentealtas; en este caso hay que entender que no son los mayores los que rompen la norma, sino los más jóvenes.El resultado es que muchas personas mayores residen hoy en nuestro país en hogares con hijos que aún no se han emancipadode los hogares parentales. Por lo demás, la norma de la autonomía se complementa con la de la distancia que seaplica a la relación con hijos emancipados y nietos, lo que no impide que entre los hogares de éstos y los de sus padresmayores exista una viva red de intercambio de servicios de cuidados y ayuda de diverso género; los mayores son unaparte muy activa en esa red de apoyo mutuo. La nuclearización de las familias, que es una tendencia asentada ya ennuestra sociedad, convierte a las relaciones de pareja en vínculos estratégicos para un conjunto de funciones. En general,los mayores están satisfechos con sus relaciones conyugales, aunque existen algunas variaciones en función de lascaracterísticas personales de los cónyuges; en particular según el sexo.LA ESTRUCTURA SOCIAL DE LA VEJEZ EN ESPAÑA / Nuevas y viejas formas de envejecerLas relaciones de amistad no siempre sirven de complemento a unas relaciones familiares escasas o inexistentes. Porejemplo, las mujeres tienen más amigos cuando tienen pareja, sobre todo, si viven sólo con el esposo; en otro caso, lapresencia de los hijos reduce la frecuencia con la que las mujeres mantienen encuentros con sus amigos. En general, loshombres tienen más amigos y los frecuentan con mayor asiduidad que las mujeres, sin embargo, las relaciones parecenmenos significativas en la configuración de los sentimientos generales ante la vida y en los estados de ánimo. Las mujerestienen menos amigos y los frecuentan menos, sin embargo, cuando los tienen resultan extraordinariamente significativosen sus sentimientos y en la configuración de su experiencia cotidiana. La explicación bien podría residir en elesquema tradicional que asigna a hombres y mujeres una forma distinta de entender y practicar la amistad, en el sentidode que los hombres suelen compartir con sus amigos compañía y actividades, mientras que en las mujeres las relacionesson más intensas, más íntimas. En cualquier caso, y a pesar de que también en este aspecto se observa un ciertodinamismo, se ha comprobado la importancia de mantener a los amigos de siempre como camino más seguro para contarcon lazos de amistad en la vejez.94