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Texto completo de la publicación (1923 Kb. pdf) - Imserso

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investigación <strong>de</strong> Herlyn (2001: 120) algunas abue<strong>la</strong>s alemanas manifestaron abiertamente que existía una re<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> rivalidadcon <strong>la</strong> consuegra en su rol <strong>de</strong> abue<strong>la</strong>s. Obviamente, los abuelos <strong>de</strong> línea paterna no siempre aceptan <strong>de</strong> buen grado <strong>la</strong>orientación matrilineal <strong>de</strong> sus nueras (Attias-Donfut y Segalene, 2001: 52). En respuesta a <strong>la</strong> posibilidad <strong>de</strong> conflicto, algunosabuelos y abue<strong>la</strong>s se autoimponen “líneas rojas” que no se <strong>de</strong>ben traspasar para evitar tensiones con los hijos, especialmenteen lo que se refiere a <strong>la</strong> educación <strong>de</strong> los nietos (Herlyn, 2001: 119). De hecho, esta es quizá <strong>la</strong> fuente <strong>de</strong> conflicto potencialmás importante entre <strong>la</strong>s generaciones <strong>de</strong> los abuelos y <strong>la</strong> <strong>de</strong> sus hijos, puesto que los padres suelen asumir una postura<strong>de</strong> rigor con respecto a <strong>la</strong> educación <strong>de</strong> los hijos, mientras que los abuelos suelen mostrarse más flexibles (Segalen, 2001:157). El psicoanálisis también ha puesto <strong>de</strong> manifiesto el contenido negativo que pue<strong>de</strong> tener el rol <strong>de</strong> abuelo, entre otrasfacetas, parece que existe una especie <strong>de</strong> fantasía <strong>de</strong> <strong>la</strong> complicidad entre abuelo y nieto en contra <strong>de</strong>l padre. Pero a<strong>de</strong>más, a<strong>la</strong> llegada <strong>de</strong> los nietos, se pue<strong>de</strong>n poner <strong>de</strong> manifiesto diferencias surgidas en etapas anteriores <strong>de</strong>l curso vital <strong>de</strong> los implicadosy un conflicto <strong>de</strong> expectativas entre <strong>la</strong>s dos generaciones. Si algunos padres se quejan <strong>de</strong> que los abuelos no les ayudan,otros se quejan <strong>de</strong> su excesiva presencia e intentan establecer barreras para preservar su intimidad (Segalen, 2001: 156-157):muchos hijos adultos esperan que a <strong>la</strong> llegada <strong>de</strong> los nietos sus padres mayores se comporten como abuelos tradicionales,mientras que los abuelos <strong>de</strong>sean comportarse como pareja in<strong>de</strong>pendiente y hacer su vida, o a <strong>la</strong> inversa. La distancia culturalentre generaciones pue<strong>de</strong> aumentar, a<strong>de</strong>más, con <strong>la</strong> movilidad social, lo que pue<strong>de</strong> ser especialmente pertinente en unasociedad como <strong>la</strong> españo<strong>la</strong> don<strong>de</strong> efectivamente se ha producido un proceso <strong>de</strong> movilidad social ascen<strong>de</strong>nte en <strong>la</strong>s últimasdécadas que ha beneficiado a <strong>la</strong> generación <strong>de</strong> los hijos, pero no a <strong>la</strong> <strong>de</strong> los padres; ese proceso pue<strong>de</strong> suscitar formas <strong>de</strong>comportamiento diferentes entre padres e hijos (Segalen, 2001: 156).LA ESTRUCTURA SOCIAL DE LA VEJEZ EN ESPAÑA / Nuevas y viejas formas <strong>de</strong> envejecer62El <strong>de</strong>sempeño <strong>de</strong>l rol <strong>de</strong> abuelo tampoco es igual para todo el mundo: existen distintas formas <strong>de</strong> ejercerlo que nacen <strong>de</strong>condiciones objetivas (<strong>la</strong> situación económica, <strong>la</strong> distancia geográfica y <strong>la</strong> edad <strong>de</strong> los nietos y los abuelos), pero también<strong>de</strong> aspectos subjetivos, <strong>de</strong> <strong>la</strong> cultura familiar o, <strong>de</strong> forma más general, <strong>de</strong> los sistemas <strong>de</strong> valores y <strong>de</strong> referencia propios <strong>de</strong>cada abuelo, que se han ido sedimentado como consecuencia <strong>de</strong> sus experiencias biográficas. (Herlyn, 2001: 117). Se haseña<strong>la</strong>do <strong>la</strong> diferencia en función <strong>de</strong> <strong>la</strong> edad <strong>de</strong> los abuelos, en el sentido <strong>de</strong> que ser abuelo es más satisfactorio para losmás jóvenes (Attias-Donfut y Segalene, 2001: 5354) y que ocupa un lugar más central en sus vidas (Herlyn, 2001: 117), pero<strong>la</strong> diferencia más explorada es <strong>la</strong> que produce el género. Por ejemplo, se dice que <strong>la</strong>s abue<strong>la</strong>s suelen preocuparse más por<strong>la</strong> dinámica interpersonal y los vínculos familiares; mientras que los abuelos suelen actuar más como consejeros y discutircon sus nietos sobre educación, trabajo, cuestiones económicas y el manejo <strong>de</strong> responsabilida<strong>de</strong>s (Hagestad, 1985, en Schaie& Willis, 2003: 166). Las diferencias alcanzan también al p<strong>la</strong>no simbólico en el sentido <strong>de</strong> que <strong>la</strong> figura <strong>de</strong>l abuelo se asociamás a <strong>la</strong> historia social, a lo colectivo y a lo público, mientras que <strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> abue<strong>la</strong> se vincu<strong>la</strong> más a <strong>la</strong> historia familiar. Másaún, <strong>la</strong> diferencia pue<strong>de</strong> combinarse con <strong>la</strong>s líneas <strong>de</strong> transmisión multiplicando por dos <strong>la</strong> influencia <strong>de</strong>l género, si es ciertoque es, en realidad, el abuelo paterno el que se asocia a <strong>la</strong> historia colectiva (se lleva su apellido), y <strong>la</strong> abue<strong>la</strong> materna <strong>la</strong>que tiene que ver más con <strong>la</strong> historia familiar (Attias-Donfut y Segalene, 2001: 62-64). A<strong>de</strong>más, para muchos hombres mayores,<strong>la</strong> función <strong>de</strong> abuelo pue<strong>de</strong> ser especialmente significativa por cuanto pue<strong>de</strong> permitir superar mejor <strong>la</strong>s consecuenciasnegativas <strong>de</strong> <strong>la</strong> jubi<strong>la</strong>ción y, sobre todo, pue<strong>de</strong> representar una segunda oportunidad, para corregir errores u omisiones quecometieron en <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción con sus hijos (Attias-Donfut y Segalene, 2001: 49 y ss.). Este efecto <strong>de</strong> compensación o <strong>de</strong> segundaoportunidad a través <strong>de</strong> los nietos lo encuentra Herlyn (2001: 118) en <strong>la</strong>s abue<strong>la</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong> antigua RDA que por diversas circunstanciasno pudieron ocuparse todo lo que el<strong>la</strong>s habrían querido <strong>de</strong> sus hijos. Sin embargo, no siempre los hijos aceptan<strong>de</strong> buen grado estos intentos <strong>de</strong> recuperación <strong>de</strong>l tiempo perdido (Segalen, 2001: 156).En el ámbito más concreto <strong>de</strong> los cuidados, parece que <strong>la</strong>s tareas que <strong>de</strong>sempeñan los abuelos están muy marcadas porel género (Wilson, 1997). Parece, por ejemplo, que los nietos más pequeños, son asunto exclusivo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s abue<strong>la</strong>s y quelos abuelos varones construyen su rol más que <strong>la</strong>s mujeres en el marco <strong>de</strong> referencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> pareja que forman con <strong>la</strong>abue<strong>la</strong>. Por eso, en lo que respecta a los cuidados, estar casado, incrementa <strong>la</strong>s posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> asumir el cuidado <strong>de</strong> losnietos y, a<strong>de</strong>más, los abuelos mayores suelen más bien “ayudar” a <strong>la</strong>s abue<strong>la</strong>s en <strong>la</strong>s tareas que exige el cuidado y, poreso también, suelen acusar menos los inconvenientes <strong>de</strong> <strong>la</strong> carga <strong>de</strong> trabajo que supone. Es posible, incluso, que los abuelosvarones inicien <strong>la</strong> actividad <strong>de</strong> los cuidados coaccionados con mayor o menor intensidad por <strong>la</strong>s abue<strong>la</strong>s, pero <strong>de</strong>spuésapren<strong>de</strong>n a valorar <strong>la</strong> experiencia (Attias-Donfut y Segalene, 2001). Las diferencias en <strong>la</strong>s funciones que asume cadauno <strong>de</strong> los géneros se entien<strong>de</strong>n tan relevantes que se ha llegado a afirmar que, en realidad, el cuidado cotidiano <strong>de</strong> losnietos es una forma <strong>de</strong> solidaridad intergeneracional femenina, <strong>de</strong> mujer a mujer (Attias-Donfut y Segalene, 2001) o,incluso <strong>de</strong> mujer trabajadora a mujer trabajadora (Tobío, 2002).Pero incluso en cada uno <strong>de</strong> los sexos se pue<strong>de</strong>n i<strong>de</strong>ntificar distintas formas <strong>de</strong> ejercer y asumir el rol <strong>de</strong> abue<strong>la</strong>s. En el citadoestudio <strong>de</strong> Herlyn (2001: 120 y ss.) sobre <strong>la</strong>s abue<strong>la</strong>s alemanas se i<strong>de</strong>ntifican tres estilos diferenciados, que podríamos<strong>de</strong>nominar, aunque él no lo hace, como familiar, semifamiliar y autónomo. El primer estilo, el familiar, es el que mantienenaquel<strong>la</strong>s mujeres para <strong>la</strong>s que ser abue<strong>la</strong> y cuidar a los nietos sólo es una faceta <strong>de</strong> su función tute<strong>la</strong>r sobre el conjunto <strong>de</strong>

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