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35), dos factores lo han hecho posible: en primer lugar, la difusión de la ética de la realización personal y la reclasificación dela tercera edad en edad adulta, para la que el amor y el sexo sí están permitidos. El segundo factor es la norma de toleranciafrente a distintas formas de vida y concepciones vitales en las que se incluyen las relaciones amorosas y las sexuales, que seconsideran socialmente legítimas en sus diversas formas y a todas las edades (Meil, 2005).Las aportaciones que recogen Schaie y Willis reconocen las diferencias de género en la apreciación de las relaciones matrimoniales,puesto que aunque son los hombres los que se muestran más satisfechos con el matrimonio en las edades másaltas (2003: 93), la compañía que proporciona el cónyuge parece especialmente significativa para las mujeres. Esta aportaciónpermite matizar visiones más tradicionales según las cuales el matrimonio beneficia más a los hombres (Bengtson et al.,1990; Scott y Wenger, 1996: 223). Aunque para todos ellos tras la jubilación aumentan las actividades conjuntas, los hombrescuando se jubilan aumentan también sus actividades de ocio en solitario, mientras que las mujeres las reducen cuandose jubila el marido e incrementan las actividades con él (Schaie & Willis, 2003: 254). En nuestra muestra, las diferencias entrehombres y mujeres son muy sutiles, para unos y otras la satisfacción es muy elevada, pero en las mujeres es algo más reducida,sobre todo en el valor extremo de los muy satisfechos, donde se clasifican prácticamente la mitad de los hombres y el42,2% de las mujeres (Tablas 2.11 y 2.12). La distinción entre hombres y mujeres revela además, que la edad reduce la satisfaccióncon las relaciones matrimoniales entre los hombres, pero no entre las mujeres. Las mujeres analfabetas muestran ungrado de insatisfacción bastante notable. La presencia de los hijos es perturbadora en el caso de las mujeres, pero no en el delos hombres. Con respecto al estado de salud, la percepción subjetiva es más significativa en el caso de las mujeres, las mujeresdependientes también se muestran menos satisfechas que las demás; en los hombres no influye tanto la dependenciacomo estar situado en esa zona intermedia de los que necesitan ayuda para algunas actividades de la vida diaria, pero no sondependientes. De la misma forma, las relaciones matrimoniales son más sensibles a la situación económica en el caso de lasmujeres que en el de los hombres.TABLA 2.11.Grado de satisfacción con las relaciones de pareja segúnvariables sociodemográficas. Ambos sexosAmbos sexos Muy Satisfecho Regular, (N)satisfecho/apoco o nadaSatisfecho/aEDADDe 65 a 74 años 47,7 48,3 4,0 (704)De 75 a 84 años 44,4 51,4 4,2 (286)85 o más años 32,3 61,3 6,5 (31)HÁBITATRural 45,8 49,2 5,0 (120)Intermedio 50,0 45,9 4,1 (194)Urbano 45,4 50,6 4,0 (707)NIVEL DE ESTUDIOSAnalfabeto/a 38,2 49,1 12,7 (55)Sin estudios 44,0 53,0 3,0 (332)Estudios primarios 47,8 48,5 3,6 (412)Secundaria o más 50,5 45,3 4,2 (212)FORMAS DE CONVIVENCIAPareja 47,5 49,1 3,3 (692)Pareja e hijo/s 44,5 48,7 6,8 (263)Otras 40,9 57,6 1,5 (66)ESTADO DE SALUD SUBJETIVOBueno o muy bueno 51,1 46,5 2,5 (523)Regular 44,4 50,9 4,7 (381)Malo o muy malo 31,6 59,0 9,4 (117)DIFICULTADES PARA AHORRARA FIN DE MESMucha dificultad 44,9 48,1 7,0 (316)Bastante dificultad 43,5 53,2 3,2 (310)Poca o ninguna dificultad 49,9 47,8 2,4 (381)→2. RELACIONES PERSONALES: FORMAS DE CONVIVENCIA, FAMILIA Y RELACIONES DE AMISTAD37