Texto completo de la publicación (1923 Kb. pdf) - Imserso

dependiente que propone el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales en la ley de autonomía personal; otro 21,6%, aun noentrando en esta definición, necesita ayuda para la realización de alguna actividad de la vida diaria; el 16,6% estima que suestado de salud es malo o muy malo y otro 36,0%, regular; el 35,4% presenta dificultades económicas, un 21,6% reside en unavivienda con barreras arquitectónicas y un 14,0% no tiene teléfono ni fijo ni móvil. Entre quienes tienen más probabilidades devivir solos destacan especialmente, los divorciados, sobre todo si son varones, lo que sucede es que ese estado civil todavía noes muy frecuente entre los mayores españoles, sin embargo, habrá que tenerlo en cuenta para el futuro. También tienen másprobabilidades de vivir solos los mayores de 85 años, los que necesitan ayuda para actividades de la vida diaria aunque no seandependientes, e incluso quienes evalúan su estado de salud de la forma más negativa o quienes presentan mayores dificultadeseconómicas.Quizá una de las pautas más recientes es que los varones que pierden sus parejas también muestran una elevada propensióna la vida en solitario, lo que obliga a revisar algunas conclusiones anteriores sobre las diferencias de género en las formas deconvivencia de los mayores. En el sentido de que para los hombres el fallecimiento de la esposa, la viudedad, implicaba en lainmensa mayoría de los casos el abandono de la vivienda familiar para ir a vivir con los hijos u otros familiares o para ingresaren un alojamiento colectivo, mientras que para las mujeres no sería la viudedad la que implicaría ese cambio, sino sólo unaalteración notable de su nivel de competencia (Rojo y Fernández-Mayoralas, 2002: 18; Rodríguez, 1994: 48; (López y Casado,2000: 127). La idea es bastante sencilla, la asignación de roles de género tradicionales que habrían asumido los mayores de hoya lo largo de su etapa de socialización más temprana provoca una elevada dependencia de los varones en la realización de lastareas domésticas, de manera que muy pocos hombres serían capaces de mantener de forma aceptable una vivienda autónomay, al fallecer las esposas, la responsabilidad sobre estas funciones se desplazaría a otra mujer, la hija, la nuera o cualquierotra disponible. Tal asignación de roles, resultaría en una mayor propensión a vivir en soledad entre las mujeres, pero tambiénen más autonomía. Sin embargo, esta es la visión tradicional, los datos de la encuesta nos indican que ya no es válida.TABLA 2.4.Formas de convivencia abreviadas (solos o en compañía) segúnvariables sociodemográficas: porcentajes y probabilidad de vivir soloSolo/a En Total Probabilidadcompañíade vivir soloSEXOHombres 25,5 48,1 42,9 0,6Mujeres 74,5 51,9 57,1 1,3EDADDe 65 a 74 años 42,8 59,9 55,9 0,8De 75 a 84 años 42,8 32,5 34,9 1,285 o más años 14,5 7,6 9,2 1,6HÁBITATRural (menos de 2.000 habitantes) 12,0 11,7 11,7 1,0Rural intermedio (de 2.000 a10.000 habitantes) 16,8 17,7 17,5 1,0Urbano (10.000 o más habitantes) 71,3 70,6 70,8 1,0NIVEL DE ESTUDIOSAnalfabeto/a (no sabe leer ni escribir) 7,6 6,3 6,6 1,1Sin estudios 33,3 33,1 33,2 1,0Estudios primarios 41,6 40,1 40,4 1,0Secundaria o más 16,3 19,4 18,7 0,9ESTADO CIVILSoltero/a 12,4 4,0 5,9 2,1Casado/a o conviviendo en pareja 0,0 70,4 54,3 0,0Viudo/a 80,6 24,2 37,1 2,2Divorciado/a o Separado/a 6,9 1,4 2,7 2,6SUSTENTADOR PRINCIPAL DEL HOGARVd. mismo/ su pareja 98,4 85,8 88,8 1,1Otros 0,2 12,1 9,2 0,0N/C 1,4 2,1 1,9 0,7→2. RELACIONES PERSONALES: FORMAS DE CONVIVENCIA, FAMILIA Y RELACIONES DE AMISTAD29