investigación <strong>de</strong> Herlyn (2001: 120) algunas abue<strong>la</strong>s alemanas manifestaron abiertamente que existía una re<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> rivalidadcon <strong>la</strong> consuegra en su rol <strong>de</strong> abue<strong>la</strong>s. Obviamente, los abuelos <strong>de</strong> línea paterna no siempre aceptan <strong>de</strong> buen grado <strong>la</strong>orientación matrilineal <strong>de</strong> sus nueras (Attias-Donfut y Segalene, 2001: 52). En respuesta a <strong>la</strong> posibilidad <strong>de</strong> conflicto, algunosabuelos y abue<strong>la</strong>s se autoimponen “líneas rojas” que no se <strong>de</strong>ben traspasar para evitar tensiones con los hijos, especialmenteen lo que se refiere a <strong>la</strong> educación <strong>de</strong> los nietos (Herlyn, 2001: 119). De hecho, esta es quizá <strong>la</strong> fuente <strong>de</strong> conflicto potencialmás importante entre <strong>la</strong>s generaciones <strong>de</strong> los abuelos y <strong>la</strong> <strong>de</strong> sus hijos, puesto que los padres suelen asumir una postura<strong>de</strong> rigor con respecto a <strong>la</strong> educación <strong>de</strong> los hijos, mientras que los abuelos suelen mostrarse más flexibles (Segalen, 2001:157). El psicoanálisis también ha puesto <strong>de</strong> manifiesto el contenido negativo que pue<strong>de</strong> tener el rol <strong>de</strong> abuelo, entre otrasfacetas, parece que existe una especie <strong>de</strong> fantasía <strong>de</strong> <strong>la</strong> complicidad entre abuelo y nieto en contra <strong>de</strong>l padre. Pero a<strong>de</strong>más, a<strong>la</strong> llegada <strong>de</strong> los nietos, se pue<strong>de</strong>n poner <strong>de</strong> manifiesto diferencias surgidas en etapas anteriores <strong>de</strong>l curso vital <strong>de</strong> los implicadosy un conflicto <strong>de</strong> expectativas entre <strong>la</strong>s dos generaciones. Si algunos padres se quejan <strong>de</strong> que los abuelos no les ayudan,otros se quejan <strong>de</strong> su excesiva presencia e intentan establecer barreras para preservar su intimidad (Segalen, 2001: 156-157):muchos hijos adultos esperan que a <strong>la</strong> llegada <strong>de</strong> los nietos sus padres mayores se comporten como abuelos tradicionales,mientras que los abuelos <strong>de</strong>sean comportarse como pareja in<strong>de</strong>pendiente y hacer su vida, o a <strong>la</strong> inversa. La distancia culturalentre generaciones pue<strong>de</strong> aumentar, a<strong>de</strong>más, con <strong>la</strong> movilidad social, lo que pue<strong>de</strong> ser especialmente pertinente en unasociedad como <strong>la</strong> españo<strong>la</strong> don<strong>de</strong> efectivamente se ha producido un proceso <strong>de</strong> movilidad social ascen<strong>de</strong>nte en <strong>la</strong>s últimasdécadas que ha beneficiado a <strong>la</strong> generación <strong>de</strong> los hijos, pero no a <strong>la</strong> <strong>de</strong> los padres; ese proceso pue<strong>de</strong> suscitar formas <strong>de</strong>comportamiento diferentes entre padres e hijos (Segalen, 2001: 156).LA ESTRUCTURA SOCIAL DE LA VEJEZ EN ESPAÑA / Nuevas y viejas formas <strong>de</strong> envejecer62El <strong>de</strong>sempeño <strong>de</strong>l rol <strong>de</strong> abuelo tampoco es igual para todo el mundo: existen distintas formas <strong>de</strong> ejercerlo que nacen <strong>de</strong>condiciones objetivas (<strong>la</strong> situación económica, <strong>la</strong> distancia geográfica y <strong>la</strong> edad <strong>de</strong> los nietos y los abuelos), pero también<strong>de</strong> aspectos subjetivos, <strong>de</strong> <strong>la</strong> cultura familiar o, <strong>de</strong> forma más general, <strong>de</strong> los sistemas <strong>de</strong> valores y <strong>de</strong> referencia propios <strong>de</strong>cada abuelo, que se han ido sedimentado como consecuencia <strong>de</strong> sus experiencias biográficas. (Herlyn, 2001: 117). Se haseña<strong>la</strong>do <strong>la</strong> diferencia en función <strong>de</strong> <strong>la</strong> edad <strong>de</strong> los abuelos, en el sentido <strong>de</strong> que ser abuelo es más satisfactorio para losmás jóvenes (Attias-Donfut y Segalene, 2001: 5354) y que ocupa un lugar más central en sus vidas (Herlyn, 2001: 117), pero<strong>la</strong> diferencia más explorada es <strong>la</strong> que produce el género. Por ejemplo, se dice que <strong>la</strong>s abue<strong>la</strong>s suelen preocuparse más por<strong>la</strong> dinámica interpersonal y los vínculos familiares; mientras que los abuelos suelen actuar más como consejeros y discutircon sus nietos sobre educación, trabajo, cuestiones económicas y el manejo <strong>de</strong> responsabilida<strong>de</strong>s (Hagestad, 1985, en Schaie& Willis, 2003: 166). Las diferencias alcanzan también al p<strong>la</strong>no simbólico en el sentido <strong>de</strong> que <strong>la</strong> figura <strong>de</strong>l abuelo se asociamás a <strong>la</strong> historia social, a lo colectivo y a lo público, mientras que <strong>la</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> abue<strong>la</strong> se vincu<strong>la</strong> más a <strong>la</strong> historia familiar. Másaún, <strong>la</strong> diferencia pue<strong>de</strong> combinarse con <strong>la</strong>s líneas <strong>de</strong> transmisión multiplicando por dos <strong>la</strong> influencia <strong>de</strong>l género, si es ciertoque es, en realidad, el abuelo paterno el que se asocia a <strong>la</strong> historia colectiva (se lleva su apellido), y <strong>la</strong> abue<strong>la</strong> materna <strong>la</strong>que tiene que ver más con <strong>la</strong> historia familiar (Attias-Donfut y Segalene, 2001: 62-64). A<strong>de</strong>más, para muchos hombres mayores,<strong>la</strong> función <strong>de</strong> abuelo pue<strong>de</strong> ser especialmente significativa por cuanto pue<strong>de</strong> permitir superar mejor <strong>la</strong>s consecuenciasnegativas <strong>de</strong> <strong>la</strong> jubi<strong>la</strong>ción y, sobre todo, pue<strong>de</strong> representar una segunda oportunidad, para corregir errores u omisiones quecometieron en <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción con sus hijos (Attias-Donfut y Segalene, 2001: 49 y ss.). Este efecto <strong>de</strong> compensación o <strong>de</strong> segundaoportunidad a través <strong>de</strong> los nietos lo encuentra Herlyn (2001: 118) en <strong>la</strong>s abue<strong>la</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong> antigua RDA que por diversas circunstanciasno pudieron ocuparse todo lo que el<strong>la</strong>s habrían querido <strong>de</strong> sus hijos. Sin embargo, no siempre los hijos aceptan<strong>de</strong> buen grado estos intentos <strong>de</strong> recuperación <strong>de</strong>l tiempo perdido (Segalen, 2001: 156).En el ámbito más concreto <strong>de</strong> los cuidados, parece que <strong>la</strong>s tareas que <strong>de</strong>sempeñan los abuelos están muy marcadas porel género (Wilson, 1997). Parece, por ejemplo, que los nietos más pequeños, son asunto exclusivo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s abue<strong>la</strong>s y quelos abuelos varones construyen su rol más que <strong>la</strong>s mujeres en el marco <strong>de</strong> referencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> pareja que forman con <strong>la</strong>abue<strong>la</strong>. Por eso, en lo que respecta a los cuidados, estar casado, incrementa <strong>la</strong>s posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> asumir el cuidado <strong>de</strong> losnietos y, a<strong>de</strong>más, los abuelos mayores suelen más bien “ayudar” a <strong>la</strong>s abue<strong>la</strong>s en <strong>la</strong>s tareas que exige el cuidado y, poreso también, suelen acusar menos los inconvenientes <strong>de</strong> <strong>la</strong> carga <strong>de</strong> trabajo que supone. Es posible, incluso, que los abuelosvarones inicien <strong>la</strong> actividad <strong>de</strong> los cuidados coaccionados con mayor o menor intensidad por <strong>la</strong>s abue<strong>la</strong>s, pero <strong>de</strong>spuésapren<strong>de</strong>n a valorar <strong>la</strong> experiencia (Attias-Donfut y Segalene, 2001). Las diferencias en <strong>la</strong>s funciones que asume cadauno <strong>de</strong> los géneros se entien<strong>de</strong>n tan relevantes que se ha llegado a afirmar que, en realidad, el cuidado cotidiano <strong>de</strong> losnietos es una forma <strong>de</strong> solidaridad intergeneracional femenina, <strong>de</strong> mujer a mujer (Attias-Donfut y Segalene, 2001) o,incluso <strong>de</strong> mujer trabajadora a mujer trabajadora (Tobío, 2002).Pero incluso en cada uno <strong>de</strong> los sexos se pue<strong>de</strong>n i<strong>de</strong>ntificar distintas formas <strong>de</strong> ejercer y asumir el rol <strong>de</strong> abue<strong>la</strong>s. En el citadoestudio <strong>de</strong> Herlyn (2001: 120 y ss.) sobre <strong>la</strong>s abue<strong>la</strong>s alemanas se i<strong>de</strong>ntifican tres estilos diferenciados, que podríamos<strong>de</strong>nominar, aunque él no lo hace, como familiar, semifamiliar y autónomo. El primer estilo, el familiar, es el que mantienenaquel<strong>la</strong>s mujeres para <strong>la</strong>s que ser abue<strong>la</strong> y cuidar a los nietos sólo es una faceta <strong>de</strong> su función tute<strong>la</strong>r sobre el conjunto <strong>de</strong>
<strong>la</strong> familia; piensan <strong>de</strong> forma natural que su función en <strong>la</strong> vida es ayudar a sus hijos y nietos; son mujeres que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> jóveneshan centrado toda su vida alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> <strong>la</strong> familia, y que normalmente no han trabajado. En el estilo semifamiliar, <strong>la</strong>s mujeresson algo más autónomas, por ejemplo, suelen tomar más a menudo <strong>la</strong> iniciativa en los contactos con los nietos. La familiano siempre es para el<strong>la</strong>s el asunto prioritario. Tampoco ser abue<strong>la</strong>s es para el<strong>la</strong>s una prolongación <strong>de</strong> su maternidad. Sui<strong>de</strong>a <strong>de</strong> <strong>la</strong> familia es <strong>la</strong> <strong>de</strong> una gran comunidad solidaria que exige a cada uno <strong>de</strong> sus miembros que asuma responsabilida<strong>de</strong>s,pero que también <strong>de</strong>ja a cada uno un espacio <strong>de</strong> libertad. En el estilo semifamiliar se sitúan muchas mujeres que todavíaestán casadas y cuyas vidas están muy orientadas a <strong>la</strong> pareja, realizan muchas activida<strong>de</strong>s con sus maridos y ser abue<strong>la</strong>ses una <strong>de</strong> el<strong>la</strong>s. Por fin, el estilo autónomo está compuesto por mujeres que dan al estatus <strong>de</strong> abue<strong>la</strong> sólo una importanciare<strong>la</strong>tiva, que buscan <strong>de</strong> forma consciente marcar <strong>la</strong>s distancias con <strong>la</strong> imagen <strong>de</strong> <strong>la</strong> abue<strong>la</strong> atenta y disponible. Dan muchaimportancia a cosas que proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l contexto extrafamiliar y, aunque hayan fundado una familia, no es ésta el elementocentral <strong>de</strong> su i<strong>de</strong>ntidad, sino que su i<strong>de</strong>ntidad personal <strong>de</strong>riva más bien <strong>de</strong> su actividad profesional. Haber <strong>de</strong>sempeñado o nouna actividad profesional es un factor primordial en <strong>la</strong>s posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>r uno u otro estilo, pero con algunos matices.Es cierto que <strong>la</strong> mayor parte <strong>de</strong> <strong>la</strong>s mujeres que nunca han trabajado fuera <strong>de</strong>l ámbito <strong>de</strong> su hogar, suelen ser abue<strong>la</strong>sorientadas hacia <strong>la</strong> familia y el motivo <strong>de</strong> su <strong>de</strong>sempeño es seguir ayudando a sus hijos. Por otro <strong>la</strong>do, haber <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>do unaactividad remunerada implica más posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> adoptar un rol autónomo, no obstante, <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción se quiebra en el caso(que comprueba a través <strong>de</strong> <strong>la</strong>s abue<strong>la</strong>s <strong>de</strong> <strong>la</strong> antigua RDA) <strong>de</strong> que el trabajo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s mujeres no haya sido una cuestión <strong>de</strong>realización personal, sino más bien <strong>de</strong> necesidad.Las consecuencias <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong> los nietos suelen ser positivas para los abuelos, en Francia, por ejemplo, parece que <strong>la</strong>mayoría <strong>de</strong> los abuelos tienen una buena disposición hacia el cuidado <strong>de</strong> los nietos (Attias-Donfut y Segalene, 2001: 52);en España se ha comprobado que el cuidado <strong>de</strong> los nietos supone para <strong>la</strong>s abue<strong>la</strong>s un antídoto contra los sentimientos<strong>de</strong> soledad, aunque sus consecuencias sobre <strong>la</strong> satisfacción con <strong>la</strong> vida en general no tienen el mismo signo, más bienparece que <strong>la</strong>s mujeres acusan <strong>la</strong> carga <strong>de</strong> trabajo que supone el cuidado <strong>de</strong> los nietos, <strong>la</strong>s diferencias en <strong>la</strong>s culturas <strong>de</strong>crianza y <strong>la</strong> ambigüedad con respecto a <strong>la</strong> responsabilidad última <strong>de</strong> <strong>la</strong> atención (Pérez Ortiz, 2003). En términos colectivos,se ha <strong>de</strong>stacado el papel que <strong>de</strong>sempeña el cuidado <strong>de</strong> los nietos como mecanismo <strong>de</strong> promoción social porquepermite a <strong>la</strong>s madres jóvenes, especialmente a <strong>la</strong>s menos cualificadas, <strong>de</strong>sempeñar una actividad profesional y, por tanto,les ofrece <strong>la</strong> posibilidad <strong>de</strong> una promoción social ascen<strong>de</strong>nte (Attias-Donfut y Segalene, 2001: 22; Tobío, 2001, 2002) eincluso como agente <strong>de</strong> cambio social (Herlyn, 2001: 125) al haber facilitado <strong>la</strong> incorporación <strong>de</strong> <strong>la</strong>s mujeres al mercado<strong>de</strong> trabajo y, por tanto, <strong>la</strong> mejora <strong>de</strong> su condición social y <strong>la</strong> equiparación pau<strong>la</strong>tina a sus coetáneos varones. En esto<strong>la</strong>s mujeres mayores, esta generación, en realidad, sólo habría continuado su <strong>la</strong>bor iniciada años atrás cuando permitieron<strong>la</strong> mejora <strong>de</strong> los niveles educativos <strong>de</strong> sus hijas que les permite ahora optar a un puesto <strong>de</strong> trabajo (Pérez Díaz, 2001).No obstante, también es posible ver en el cuidado <strong>de</strong> los nietos una forma <strong>de</strong> eludir el problema <strong>de</strong> más ca<strong>la</strong>do <strong>de</strong>l reparto<strong>de</strong> <strong>la</strong>s tareas domésticas y <strong>de</strong> crianza entre los dos sexos (Pérez Ortiz, 2005).En una posición simi<strong>la</strong>r, Tobío se interroga sobre el futuro <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong> los nietos por parte <strong>de</strong> los abuelos y afirma que sólopue<strong>de</strong> ser una solución transitoria (2001: 111). En efecto, es probable que se trate <strong>de</strong> una solución coyuntural a un <strong>de</strong>sajusteentre <strong>la</strong> necesidad o <strong>la</strong> aspiración <strong>de</strong> <strong>la</strong>s mujeres a una actividad remunerada y <strong>la</strong> falta <strong>de</strong> servicios formales <strong>de</strong> atención <strong>de</strong>menores. Una solución que ha sido posible gracias a <strong>la</strong> disposición <strong>de</strong> toda una generación <strong>de</strong> mujeres que han consagradotoda su vida a <strong>la</strong>s <strong>la</strong>bores domésticas y familiares, pero que, según advierte Tobío (2001: 102), será <strong>la</strong> última con estas características.En el mismo sentido, Herlyn (2001) <strong>de</strong>staca que, en el futuro, el aumento <strong>de</strong> los ingresos, <strong>de</strong>l nivel cultural y <strong>la</strong> mejora<strong>de</strong>l estado <strong>de</strong> salud abrirá a los mayores posibilida<strong>de</strong>s más diversificadas para <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>r sus vidas, lo que los separará inevitablemente<strong>de</strong> los roles y estilos <strong>de</strong> vida más tradicionales. En el mismo sentido podría actuar el aumento <strong>de</strong> los divorcios y<strong>la</strong>s segundas nupcias entre personas mayores, ya que cuando los abuelos vuelven a casarse, suelen <strong>de</strong>dicar su tiempo fundamentalmentea su vida <strong>de</strong> pareja y no a sus nietos (Attias-Donfut y Segalene, 2001: 23). Sin embargo, el efecto <strong>de</strong>l divorcioentre <strong>la</strong>s parejas jóvenes suele tener el efecto contrario, el <strong>de</strong> <strong>la</strong> intensificación <strong>de</strong> los roles <strong>de</strong> los abuelos, especialmente <strong>de</strong>los maternos. Quizá factores como éste sean los que expliquen que incluso en países en los que existe una oferta pública <strong>de</strong>servicios <strong>de</strong> atención a los menores, el cuidado <strong>de</strong> nietos por parte <strong>de</strong> los abuelos siga siendo importante (Tobío, 2001).La encuesta <strong>de</strong> condiciones <strong>de</strong> vida corrobora <strong>la</strong> importancia <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong> menores por parte <strong>de</strong> los abuelos. Se preguntóa los mayores si en algún momento y, como consecuencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> actividad profesional <strong>de</strong> sus hijos o hijas, habían asumido elcuidado cotidiano <strong>de</strong> sus nietos. Nos interesaba, precisamente, <strong>la</strong> especificación <strong>de</strong> que no se trataba <strong>de</strong> un cuidado ocasional,sino <strong>de</strong> un cuidado cotidiano y no para ocasiones especiales, sino precisamente en sustitución <strong>de</strong> <strong>la</strong>s funciones <strong>la</strong>borales<strong>de</strong> los hijos. Las respuestas indican que en el momento <strong>de</strong> realización <strong>de</strong> <strong>la</strong> encuesta, uno <strong>de</strong> cada cinco mayores empleabaparte <strong>de</strong> su tiempo cotidiano en el cuidado <strong>de</strong> menores (Tab<strong>la</strong> 2.33). Elevado a <strong>la</strong>s cifras <strong>de</strong> pob<strong>la</strong>ción <strong>de</strong> 2004, significaque existía en ese momento un “ejército <strong>de</strong> cuidadores” compuesto por más <strong>de</strong> un millón y medio (1.561.000) <strong>de</strong> personas.Pero, a<strong>de</strong>más, otro 37,4% <strong>de</strong> los mayores dijeron haber realizado estas funciones en otros momentos <strong>de</strong> su vida. Si eli-2. RELACIONES PERSONALES: FORMAS DE CONVIVENCIA, FAMILIA Y RELACIONES DE AMISTAD63
- Page 1:
Colección DocumentosSerie Document
- Page 4 and 5:
Colección EstudiosSerie Documentos
- Page 7 and 8:
ÍNDICEPresentación . . . . . . .
- Page 9:
PRESENTACIÓNHoy transitan la vejez
- Page 13 and 14: 1. INTRODUCCIÓN: EL ESTUDIO DE LA
- Page 15 and 16: La edad es, junto con el sexo, una
- Page 17: 2RELACIONES PERSONALES:formas de co
- Page 20 and 21: motivar la pérdida de otros ámbit
- Page 22 and 23: das de los hijos. En otro lugar hem
- Page 24 and 25: TABLA 2.2.Formas de convivencia seg
- Page 26 and 27: Es posible que las mujeres esperen
- Page 28 and 29: TABLA 2.3.Estados de ánimo y grado
- Page 30 and 31: TABLA 2.4.Formas de convivencia abr
- Page 32 and 33: TABLA 2.6.Motivo principal para viv
- Page 34 and 35: TABLA 2.8.Motivo principal para res
- Page 37 and 38: 35), dos factores lo han hecho posi
- Page 39 and 40: ciona estrechamente con el grado de
- Page 41 and 42: matrimonio entre personas mayores e
- Page 43 and 44: TABLA 2.16.Valoración de las relac
- Page 45 and 46: cabría decir lo mismo que con resp
- Page 47 and 48: TABLA 2.19.Red familiar: distancias
- Page 49 and 50: incluso a pesar de la distancia fí
- Page 51 and 52: TABLA 2.23.Frecuencia de los contac
- Page 53 and 54: TABLA 2.25.Frecuencia de los contac
- Page 55 and 56: TABLA 2.26.Estados de ánimo y grad
- Page 57 and 58: TABLA 2.29.Frecuencia de contactos
- Page 59 and 60: TABLA 2.31.Frecuencia de la que man
- Page 61: supervivencia, especialmente mascul
- Page 65 and 66: TABLA 2.34.Personas que participan
- Page 67 and 68: TABLA 2.36.Personas mayores según
- Page 69 and 70: TABLA 2.38.Estados de ánimo y grad
- Page 71 and 72: nal. El aumento de las probabilidad
- Page 73 and 74: dos, las mujeres más si son viudas
- Page 75 and 76: TABLA 2.43.Personas que participan
- Page 77 and 78: Aunque la colaboración con otros h
- Page 79 and 80: que usan su tiempo, pero se asocia
- Page 81 and 82: cional suponía que las relaciones
- Page 83 and 84: TABLA 2.51.Relaciones de amistad. F
- Page 85 and 86: TABLA 2.52.Estados de ánimo y grad
- Page 87 and 88: más jóvenes, de municipios grande
- Page 89 and 90: TABLA 2.56.Valoraciones sobre la am
- Page 91 and 92: es también afecta a sus sentimient
- Page 93 and 94: Otra forma de valorar las relacione
- Page 95: 3DEPENDENCIA,salud y cuidados
- Page 98 and 99: eferencia que utiliza el Libro Blan
- Page 100 and 101: sión puede conducir a suplantar la
- Page 102 and 103: género, lo lógico es las capacida
- Page 104 and 105: variedad de formas de convivencia,
- Page 106 and 107: TABLA 3.7.Perfil sociodemográfico
- Page 108 and 109: LA ESTRUCTURA SOCIAL DE LA VEJEZ EN
- Page 110 and 111: 3.2. Estado de salud y enfermedades
- Page 112 and 113:
TABLA 3.13.Estado de salud subjetiv
- Page 114 and 115:
TABLA 3.16.Enfermedades que requier
- Page 116 and 117:
TABLA 3.17.Co- morbilidad de las en
- Page 118 and 119:
do de salud subjetivo. Es lógico,
- Page 120 and 121:
TABLA 3.22.Estados de ánimo y grad
- Page 122 and 123:
actividades de la vida diaria propu
- Page 124 and 125:
TABLA 3.26.Apoyo informal: activida
- Page 126 and 127:
dificultades económicas y viven en
- Page 128 and 129:
TABLA 3.31.Proximidad de los famili
- Page 130 and 131:
lidad de los cuidados informales, l
- Page 132 and 133:
TABLA 3.37.Conocimiento de servicio
- Page 134 and 135:
TABLA 3.39.Uso de servicios y prest
- Page 136 and 137:
TABLA 3.40.Uso de servicios y prest
- Page 138 and 139:
TABLA 3.43.Adecuación de servicios
- Page 140 and 141:
La pregunta directa sobre el tamañ
- Page 142 and 143:
TABLA 3.47.Personas mayores según
- Page 144 and 145:
TABLA 3.49.Opinión de los mayores
- Page 147 and 148:
4. CONDICIONES MATERIALES DE VIDALa
- Page 149 and 150:
do de conservación y con la amplit
- Page 151 and 152:
TABLA 4.4.Grado de satisfacción de
- Page 153 and 154:
TABLA 4.6.Valoración de los mayore
- Page 155 and 156:
TABLA 4.9.Necesidad de arreglos en
- Page 157 and 158:
TABLA 4.11.Tipo de inmueble en el q
- Page 159 and 160:
TABLA 4.14.Mayores que residen en h
- Page 161 and 162:
TABLA 4.16.Equipamientos e instalac
- Page 163 and 164:
TABLA 4.18.Equipamientos e instalac
- Page 165 and 166:
TABLA 4.20.Equipamientos e instalac
- Page 167 and 168:
El análisis de los equipamientos s
- Page 169 and 170:
TABLA 4.24.Mayores que disponen de
- Page 171 and 172:
4.1.3. El entorno de la viviendaSi
- Page 173 and 174:
migraciones de jubilación, es deci
- Page 175 and 176:
estas categorías incluyen a los ho
- Page 177 and 178:
TABLA 4.34.Tramos de ingresos perso
- Page 179 and 180:
de la encuesta hemos optado por uti
- Page 181 and 182:
TABLA 4.39.Mayores que no pueden pe
- Page 183 and 184:
TABLA 4.41.Gastos que no pueden per
- Page 185 and 186:
TABLA 4.42.Personas que no pueden p
- Page 187 and 188:
TABLA 4.44.Mujeres mayores según t
- Page 189 and 190:
a la jubilación es una opinión qu
- Page 191 and 192:
TABLA 4.48.Mayores que están de ac
- Page 193 and 194:
TABLA 4.50.Mayores según su opini
- Page 195:
5LA EXPERIENCIAde envejecer
- Page 198 and 199:
de luz eléctrica creaba la ocasió
- Page 200 and 201:
Las actividades extradomésticas m
- Page 202 and 203:
TABLA 5.5.Frecuencia con la que los
- Page 204 and 205:
TABLA 5.7.Frecuencia con la que los
- Page 206 and 207:
dades y una sociabilidad extremadam
- Page 208 and 209:
3. Estilo social espontáneo o de l
- Page 210 and 211:
exterior femenino y senior, es deci
- Page 212 and 213:
TABLA 5.12.Estilos según variables
- Page 214 and 215:
TABLA 5.13.Valores de las ratios de
- Page 216 and 217:
LA ESTRUCTURA SOCIAL DE LA VEJEZ EN
- Page 218 and 219:
TABLA 5.16.Estados de ánimo y grad
- Page 220 and 221:
TABLA 5.19.Interés de los mayores
- Page 222 and 223:
TABLA 5.25.Interés de los mayores
- Page 224 and 225:
5.3. Bienestar psicológico: Estado
- Page 226 and 227:
TABLA 5.29.Mayores que experimentan
- Page 228 and 229:
TABLA 5.31.Mayores que experimentan
- Page 230 and 231:
TABLA 5.34.Análisis de regresión
- Page 232 and 233:
TABLA 5.36.Coeficientes de correlac
- Page 234 and 235:
TABLA 5.39.Modalidades de adaptaci
- Page 236 and 237:
TABLA 5.41.Modalidades de adaptaci
- Page 238 and 239:
TABLA 5.45.Situación que más le g
- Page 241:
6CONCLUSIONES
- Page 244 and 245:
no tiene significación estadístic
- Page 246 and 247:
mayores un sentimiento de utilidad
- Page 248 and 249:
capacidad, sino que también se red
- Page 250 and 251:
tasa de cobertura global del 3,4% e
- Page 252 and 253:
ocupa uno de los últimos lugares e
- Page 254 and 255:
Actividades, ocio y tiempo libreSi
- Page 256 and 257:
teoría de la desvinculación de Cu
- Page 259:
REFERENCIASBIBLIOGRÁFICAS
- Page 262 and 263:
DÍEZ DE REVENGA, F. J. (1988): Poe
- Page 264 and 265:
QUADAGNO, J. (2001): Aging and Life
- Page 267 and 268:
FICHA TÉCNICAÁmbito: Nacional (ex
- Page 269 and 270:
GfKESTUDIOS DE MERCADOC/Luchana, 23
- Page 271 and 272:
P.8 ¿Quién es la persona que en m
- Page 273 and 274:
CUMPLIMENTAR POR EL ENTREVISTADOR/A
- Page 275 and 276:
A TODOSP.5. Número de personas en
- Page 277 and 278:
Ficha 06 (6-7)P.12. En relación al
- Page 279 and 280:
Cambiemos de tema, hablemos de sus
- Page 281 and 282:
P.26. ¿Le gusta arreglarse aunque
- Page 283 and 284:
ENT.: SÓLO PARA LOS QUE NECESITAN
- Page 285 and 286:
P.40. ¿Cuál de las siguientes sit
- Page 287 and 288:
Ahora vamos a hablar de su situaci
- Page 289:
C.8. HÁBITAT Menos de 300 hab. ...