TABLA 2.32.Frecuencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> que mantiene conversaciones telefónicas con familiares según variablessocio<strong>de</strong>mográficas. Hombres y mujeres. (Continuación)HombresMujeresTodos o Una o dos (1+2) (N) Todos o Una o dos (1+2) (N)casi todos veces por Al menos casi veces por Al menoslos días semana una vez a todos los semana una vez a<strong>la</strong> semana días <strong>la</strong> semanaDIFICULTADES PARA AHORRARMucha dificultad 25,3 27,3 52,6 (249) 38,1 26,7 64,8 (344)Bastante dificultad 25,0 41,1 66,1 (224) 39,5 38,8 78,3 (304)Poca o ninguna dificultad 21,6 37,3 58,9 (292) 43,4 34,2 77,6 (357)ESTADO DE SALUD SUBJETIVOBueno o muy bueno 24,3 35,6 59,9 (449) 44,8 31,3 76,1Regu<strong>la</strong>r 21,9 34,0 55,8 (265) 38,8 36,3 75,1 (435)Malo o muy malo 25,0 37,5 62,5 (64) 32,6 28,8 61,4 (402)LA ESTRUCTURA SOCIAL DE LA VEJEZ EN ESPAÑA / Nuevas y viejas formas <strong>de</strong> envejecer60BARRERAS ARQUITECTÓNICASENTRE LA VIVIENDA Y EL EXTERIORVive en altura, no tiene ascensor y <strong>la</strong>sescaleras están en ma<strong>la</strong>s condiciones 27,0 45,9 73,0 (37) 53,4 30,1 83,6 (184)Vive en altura y no tiene ascensor 15,4 36,5 51,9 (104) 43,2 27,1 70,3 (73)Tiene ascensor o no lo necesita 25,1 34,8 59,9 (601) 39,2 33,8 73,0 (118)AUTONOMÍA FUNCIONALNo necesita ayuda 22,5 36,3 58,8 (653) 41,1 35,0 76,1 (788)Dependiente 42,1 18,4 60,5 (38) 41,1 35,0 76,1 (788)Discapacitado 21,6 33,8 55,4 (74) 31,9 27,8 59,7 (728)Total 23,5 35,2 58,7 (779) 38,1 28,6 66,7 (72)2.5. Ayuda intergeneracionalLa familia tiene también una dimensión <strong>de</strong> provisión <strong>de</strong> cuidados y ayuda <strong>de</strong> diverso género, y no sólo en caso <strong>de</strong> enfermedad.Y es que <strong>la</strong>s familias comparten no sólo recursos materiales, sino sobre todo recursos afectivos <strong>de</strong> amor, sentimientos yafectos personales; expresivos, <strong>de</strong> comprensión, escucha y atenciones y recursos <strong>de</strong> apoyo mutuo, protección y acompañamiento(González B<strong>la</strong>sco, 2006: 188). A<strong>de</strong>más, los cambios recientes operados en esta institución hacen que, si <strong>la</strong>s funcionesnormativa y <strong>de</strong> socialización cada vez son menos importantes en <strong>la</strong> familia, estos otros aspectos re<strong>la</strong>cionados con <strong>la</strong> emotividady el intercambio <strong>de</strong> servicios adquieren cada vez mayor relevancia. Y, al mismo tiempo, <strong>la</strong> familia se convierte en uno<strong>de</strong> los pocos escenarios don<strong>de</strong> esto ocurre, si <strong>la</strong> donación y <strong>la</strong> gratuidad <strong>de</strong>jan paso en nuestro sistema <strong>de</strong> valores a lo lúdico,lo inmediato y lo no exigente, esos otros valores <strong>de</strong>sp<strong>la</strong>zados <strong>de</strong>l ámbito <strong>de</strong> lo público, se refugian cada vez más bajo <strong>la</strong>protección <strong>de</strong> lo privado y, en especial, <strong>de</strong> <strong>la</strong> familia (Hays, 1998). En realidad, <strong>la</strong> familia es, casi <strong>de</strong> forma natural, un lugar <strong>de</strong>solidaridad; el envejecimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción ha cambiado el contenido <strong>de</strong> <strong>la</strong> solidaridad, hay más mayores que cuidar, perotambién hay más mayores para cuidar. A los niños pequeños a los que no pue<strong>de</strong>n cuidar sus padres, ya nos los cuidan sushermanos mayores como en otros momentos históricos (Pérez Díaz, 2001), porque casi no tienen, los cuidan los abuelos. Yes que <strong>la</strong> coexistencia prolongada <strong>de</strong> distintas generaciones <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> <strong>la</strong>s familias ofrece un potencial importante <strong>de</strong> solidaridadfamiliar que se pue<strong>de</strong> manifestar cotidianamente y, sobre todo, en momentos <strong>de</strong> crisis (Attias-Donfut, 1995: 11). A continuaciónse presenta un análisis <strong>de</strong> esta cuestión, empezando por los cuidados y atenciones que prestan los mayores a otroshogares en forma <strong>de</strong> cuidados <strong>de</strong> menores, pero también <strong>de</strong> una cierta variedad <strong>de</strong> servicios. En el siguiente capítulo analizaremosel tema más conocido <strong>de</strong> <strong>la</strong>s ayudas que reciben los mayores, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l marco <strong>de</strong> los sistemas <strong>de</strong> apoyo informal.2.5.1. El cuidado <strong>de</strong> los nietosDentro <strong>de</strong> los cambios que Attias-Donfut y Segalene i<strong>de</strong>ntifican en <strong>la</strong> vida familiar <strong>de</strong> los años recientes, uno <strong>de</strong> los másimportantes se refiere precisamente a lo que suce<strong>de</strong> con los abuelos. Por una parte, el aumento <strong>de</strong> <strong>la</strong>s probabilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>
supervivencia, especialmente masculinas, posibilita <strong>la</strong> universalización <strong>de</strong> <strong>la</strong> experiencia <strong>de</strong> ser abuelo (Schaie & Willis, 2003:165), pero a<strong>de</strong>más, <strong>la</strong> fragilidad <strong>de</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones <strong>de</strong> pareja provoca que <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones intergeneracionales aumenten suimportancia en <strong>la</strong> experiencia familiar <strong>de</strong> quienes formamos parte <strong>de</strong> <strong>la</strong>s socieda<strong>de</strong>s mo<strong>de</strong>rnas. La novedad histórica se produceespecialmente para los varones que son, fundamentalmente quienes “afrontan este nuevo rol en calidad <strong>de</strong> pioneros,sin mo<strong>de</strong>los <strong>de</strong> referencia” (Attias-Donfut y Segalene, 2001: 48). Otros cambios han fortalecido el ejercicio <strong>de</strong> este rol. Porejemplo, <strong>la</strong> institución <strong>de</strong> <strong>la</strong> jubi<strong>la</strong>ción que contribuyó a crear el estatus <strong>de</strong> abuelo como un hombre re<strong>la</strong>tivamente libre enel uso <strong>de</strong> su tiempo y en buen estado <strong>de</strong> salud, que pue<strong>de</strong> ocuparse <strong>de</strong> sus nietos (Segalen, 1995: 34) o <strong>la</strong> ya reiterada valoración<strong>de</strong> lo emotivo y lo afectivo en <strong>la</strong>s vidas privadas <strong>de</strong>l hombre actual, y es que <strong>la</strong> sociedad actual valora <strong>la</strong> expresión <strong>de</strong>los sentimientos que ya no está reservada a <strong>la</strong> infancia y <strong>la</strong> maternidad ni es patrimonio exclusivo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s mujeres, sino quealcanza también a los comportamientos masculinos; este cambio favorece el que los hombres mayores puedan canalizar suafectividad y emotividad en una re<strong>la</strong>ción menos central, en lugar <strong>de</strong> orientar tales sentimientos y <strong>la</strong>s expresiones correspondientesal núcleo más duro <strong>de</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones entre padres e hijos y, sobre todo, entre padres e hijos varones. En otroslugares como Francia, <strong>la</strong> transformación pue<strong>de</strong> ser más evi<strong>de</strong>nte, en <strong>la</strong> medida en que quienes ahora son abuelos han sidolos pioneros <strong>de</strong> <strong>la</strong> “nueva paternidad” que llega a aquel país a finales <strong>de</strong> <strong>la</strong> década <strong>de</strong> los sesenta. En España, esta ten<strong>de</strong>nciaes algo más tardía (F<strong>la</strong>quer, 2001), pero tener nietos pue<strong>de</strong> suponer una especie <strong>de</strong> atajo para los varones españoles quepue<strong>de</strong>n llegar a esa expresión <strong>de</strong> sus sentimientos en esta área menos polémica. Y es que el rol <strong>de</strong> abuelo pue<strong>de</strong> permitirmás flexibilidad que otros roles familiares, <strong>de</strong> hecho, el rol es poco normativo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su origen, puesto que <strong>la</strong> edad a <strong>la</strong> quese produce el nacimiento <strong>de</strong>l primer nieto es muy variable <strong>de</strong> unas personas a otras (Szinovacz, 1998) y, a<strong>de</strong>más, <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>fundamentalmente <strong>de</strong> <strong>la</strong>s <strong>de</strong>cisiones <strong>de</strong> otros.El contenido <strong>de</strong>l rol <strong>de</strong> abuelo va más allá <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong> los nietos, sin embargo, para que <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción se produzca no sóloes importante <strong>la</strong> implicación <strong>de</strong> <strong>la</strong> generación intermedia, <strong>la</strong> <strong>de</strong> los hijos, sino que los primeros años <strong>de</strong> vida los niños sonestratégicos en el establecimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones; es <strong>de</strong>cir, que si los <strong>la</strong>zos afectivos entre abuelos y nietos no se establecenen <strong>la</strong> primera infancia, esos vínculos no podrán inventarse más tar<strong>de</strong> (Attias-Donfut y Segalene, 2001: 25). Para <strong>la</strong>s familias,el rol <strong>de</strong> abuelo es funcional para el mantenimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> unidad familiar, mediante <strong>la</strong> mediación entre los conflictos<strong>de</strong> <strong>la</strong>s generaciones segunda y tercera; los abuelos son a<strong>de</strong>más los portadores <strong>de</strong> <strong>la</strong> historia familiar. Para los nietos, <strong>la</strong> presencia<strong>de</strong> los abuelos pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>sempeñar <strong>la</strong> función simbólica <strong>de</strong> <strong>la</strong> garantía <strong>de</strong> que <strong>la</strong> muerte se mantiene apartada porquetodavía vive, no una, sino dos generaciones anteriores, a<strong>de</strong>más garantizan <strong>la</strong> existencia <strong>de</strong> una historia familiar que es también<strong>la</strong> historia personal, y pue<strong>de</strong>n actuar como mal<strong>la</strong> <strong>de</strong> seguridad ante <strong>la</strong> presencia real o potencial <strong>de</strong> problemas o situaciones<strong>de</strong> crisis (Bengtson, 1985). Por fin, para los abuelos convertirse en tales pue<strong>de</strong> suponer satisfacer su necesidad <strong>de</strong>prolongarse hacia el futuro o incluso satisfacer <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> transmitir un legado simbólico o cultural, tener <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>nciaa <strong>la</strong> que po<strong>de</strong>r transmitir su concepción <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida (Herlyn, 2001: 122). Los abuelos valoran especialmente <strong>la</strong> compañía<strong>de</strong> sus nietos, hasta el punto <strong>de</strong> que cuando no los tienen cerca suelen expresar sus quejas ante <strong>la</strong> imposibilidad <strong>de</strong> pasarmás tiempo con ellos, sobre todo si los nietos son pequeños. Herlyn también <strong>de</strong>staca que muchas abue<strong>la</strong>s afirman habersentido mayor alegría por el nacimiento <strong>de</strong> sus nietos que cuando el<strong>la</strong>s fueron madres. A<strong>de</strong>más <strong>de</strong> este sentimiento intenso,<strong>la</strong>s abue<strong>la</strong>s afirmaron que tener nietos suponía para el<strong>la</strong>s una fuente <strong>de</strong> orgullo y enriquecimiento personal, que les ayudabaa sentirse jóvenes y útiles para los <strong>de</strong>más. (Herlyn, 2001: 118).Las re<strong>la</strong>ciones entre abuelos y nietos tienen algunas especificida<strong>de</strong>s que <strong>la</strong>s distinguen <strong>de</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones entre padres ehijos, en especial <strong>la</strong> “distancia generacional” que pue<strong>de</strong> facilitar el establecimiento <strong>de</strong> re<strong>la</strong>ciones más libres (Attias-Donfuty Segalene, 2001: 44). Ni los abuelos tienen <strong>la</strong> misma responsabilidad sobre los nietos que los padres sobre los hijos, nilos nietos tienen <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> rebe<strong>la</strong>rse contra los abuelos, lo que pue<strong>de</strong> facilitar extraordinariamente <strong>la</strong> comunicación(Schaie & Willis, 2003: 171). No obstante, el rol <strong>de</strong> abuelo tiene algunas limitaciones que se manifiestan en <strong>la</strong> necesidad<strong>de</strong> mantener una cierta distancia que es común a otras re<strong>la</strong>ciones familiares pero quizá especialmente crítica enéstas, y a posibles choques entre culturas familiares que pue<strong>de</strong>n manifestarse especialmente cuando los abuelos se convierten,a<strong>de</strong>más, en cuidadores. Por un <strong>la</strong>do, cada miembro <strong>de</strong> <strong>la</strong> pareja aporta a su vida en común una cultura familiardistinta que proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> su familia <strong>de</strong> origen y que tiene en los padres mayores su representación más viva; <strong>la</strong> diferenciaentre esas dos culturas contrapuestas se manifiesta especialmente a <strong>la</strong> llegada <strong>de</strong> los nietos (Segalen, 2001: 154).Pero a<strong>de</strong>más, cada nueva generación inventa culturas familiares propias (Attias-Donfut, Lapierre y Segalene, 2002: 277)que también se intensifican con <strong>la</strong> llegada <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> <strong>la</strong> segunda generación. Es este el momento cuando <strong>la</strong> culturafamiliar <strong>de</strong> <strong>la</strong> nueva pareja manifiesta <strong>de</strong> forma más c<strong>la</strong>ra su especificidad y <strong>la</strong>s diferencias con <strong>la</strong>s culturas <strong>de</strong> sus padres.La posibilidad <strong>de</strong> conflicto entre <strong>la</strong>s dos familias políticas se refuerza con el dominio <strong>de</strong> <strong>la</strong> línea materna en <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones<strong>de</strong> <strong>la</strong>s abuelos con los nietos que pue<strong>de</strong>n constatarse en España, pero también en Alemania (Herlyn, 2001: 120), enFrancia (Attias-Donfut y Segalene, 2001: 21) y en Gran Bretaña, don<strong>de</strong> incluso existe también <strong>la</strong> sentencia popu<strong>la</strong>r <strong>de</strong>que “una hija es para toda <strong>la</strong> vida, mientras que un hijo lo es sólo hasta que se casa” (Dench y Ogg, 2001: 187). En <strong>la</strong>2. RELACIONES PERSONALES: FORMAS DE CONVIVENCIA, FAMILIA Y RELACIONES DE AMISTAD61
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