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capacidad, sino que también se reduce la dependencia. Para ambos sexos, el umbral más importante es el que separaa las personas que han completado al menos los estudios primarios y el resto, aunque en el caso de la dependencia essobre todo el analfabetismo el que genera la prevalencia más alta.Con respecto al perfil demográfico de la población dependiente o discapacitada, la primera nota destacable es el predominiode las mujeres como resultado del efecto combinado de su mayor presencia numérica en la población mayory de su prevalencia más alta en dependencia y, sobre todo, en discapacidad. La mayoría de los dependientes o discapacitadosviven en municipios grandes porque la mayoría de las personas mayores viven en estos lugares, pero tambiénporque la prevalencia es mayor en este hábitat. La mayoría son personas sin estudios o con estudios primarios,aunque el riesgo de dependencia es mayor entre los analfabetos y las personas sin estudios. La dependencia cambialas formas de convivencia de los mayores, pero no tanto la discapacidad. La discapacidad permite a los mayores mantenersu autonomía; sin embargo, superar el umbral de la dependencia rompe con los deseos de autonomía de lasgeneraciones y obliga al reagrupamiento temporal o permanente. Dos tercios de los discapacitados y dependientesdeclaran dificultades económicas (muchas o bastantes), la relación parece más clara en el caso de las mujeres. Por último,el análisis de las barreras arquitectónicas y de comunicación se vuelve especialmente relevante en el caso de laspersonas que presentan algún tipo de limitación. Según la ECVM-04, aunque la mayoría de las personas dependienteso discapacitadas, residen en viviendas que no tienen grandes barreras arquitectónicas para la comunicación con elexterior, un 15,2% de los dependientes y un 22,3% de los discapacitados residen en viviendas que necesitarían ascensory no lo tienen. De la misma forma, aunque la mayoría tiene un teléfono fijo o móvil, un 14,3% de los dependientesy un 8,2% de los discapacitados no tienen teléfono.LA ESTRUCTURA SOCIAL DE LA VEJEZ EN ESPAÑA / Nuevas y viejas formas de envejecer248Los efectos sobre los sentimientos generales ante la vida y sobre los estados de ánimo tienen lugar, sobre todo, en la primerafase, cuando se produce la entrada en la discapacidad. La discapacidad supone un aumento considerable de sentimientoscomo el aburrimiento, la tristeza o la depresión, que se convierten en estados de ánimo muy usuales paradependientes y discapacitados. Más de la mitad de los discapacitados y el 61,3% de los dependientes se aburren a menudoo a veces, más de las dos terceras partes se sienten tristes y unos seis de cada diez, deprimidos. Es como si la discapacidadfuera el gran desajuste, el gran cambio que anuncia lo que ha de venir, y cuando esto llega (la dependencia) losmayores ya han adaptado sus expectativas.Estado de salud y enfermedadesEl indicador más básico sobre el estado de salud es el estado de salud subjetivo, es un indicador sencillo que tiene, además,bastantes ventajas, por ejemplo, su capacidad para anticipar necesidades asistenciales y su estabilidad en el tiempo.Además, dado que refleja además del estado físico, factores sociales, económicos y del entorno de la persona, resultamás apropiado como aproximación a un concepto más global de salud, entendida no sólo como ausencia de enfermedad,sino también como bienestar físico, mental y social que es como la entiende precisamente la OrganizaciónMundial de la Salud. La ECVM-04 muestra que casi la mitad de los mayores califican su estado de salud de forma positiva(como bueno o muy bueno) y sólo algo más de la octava parte (13,9%) de forma claramente negativa.Además de este primer indicador, la encuesta incluye también medidas de carácter objetivo que se refieren a la presenciade enfermedades que requieren tratamiento médico. Este indicador arroja también un balance bastante positivo sobrela salud de los mayores, en la medida en que el estado más frecuente es no tener ninguna enfermedad que requiera atenciónmédica (30,7%). Las patologías más frecuentes son las relacionadas con el aparato óseo y, a más distancia, las relacionadascon el sistema circulatorio. Tres de cada diez personas de 65 o más años señalan “problemas de huesos” y casiuna de cada cinco (18,6%), “problemas de corazón”. Este patrón de morbilidad coincide básicamente con que muestranotras fuentes. Los perfiles sociodemográficos de las personas que padecen enfermedades que necesitan seguimientofacultativo con respecto a los que no las tienen, indican que los hombres padecen menos enfermedades. Además, lasenfermedades tienen un efecto más importante en la experiencia cotidiana de las mujeres y, en especial, sobre los aspectosmás sociales de esa experiencia.La encuesta aún incluye otro indicador de subjetivo sobre el estado de salud, se trata del grado de satisfacción con lasalud. La comparación entre los dos indicadores subjetivos indica que éste emite una valoración más positiva que el estadode salud subjetivo. Es lógico, la satisfacción con la salud expresa un grado más alto de ajuste de expectativas, aunquetambién produce un juicio más negativo si la salud es mala, es como una visión ampliada del juicio que produce elestado de salud subjetivo, quizá porque la satisfacción supone un grado más alto de subjetividad.