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una especie de pacto profundo y extenso hacia otro sistema,<br />
esa otra no sé qué que tratamos de formar históricamente .<br />
y entonces si la dirección profunda es esa , si ese es el pacto ,<br />
debería manifestarse luego en cualquier cosa de la vida: (…)<br />
Es interesante cómo se manifiesta esto en la trayectoria de lo poético a través de<br />
su decir y mostrar en acción viva y directa, en la que Nacho Miranda lleva años y<br />
que suele realizar en colaboraciones, hasta ahora sobre todo en dúo con Chus Arellano;<br />
y es que no nos parece secundaria sino clave, también para entender cómo<br />
o desde cuándo/dónde llegan a nacer en papel obras de esta excelencia; se le ha<br />
podido escuchar en cierto Madrid, Sevilla, Valencia y Arnedo (La Rioja), dentro de<br />
espacios y ciclos diversos, muchos de ellos autogestionados o casi, de los que resisten<br />
por purita responsabilidad civil y entusiasta hacia la supervivencia del decir<br />
poético en común y en espacios no sólo íntimos; por cierto que también es el caso<br />
de Salgado, cuyo decir fluido ha empezado incluso a ser alojado —y desalojado,<br />
aupa Arquímedes— en la programación pública de aforo medio de 2015 (así junto<br />
a Fran Cabeza de Vaca con la pieza conjunta Hacía un ruido en el Teatro Valle Inclán<br />
de Madrid, dentro de un ciclo comisariado por Teatro Pradillo en colaboración con<br />
el CDN y el Museo Reina Sofía).<br />
Volviendo a crak,: ¿en qué puede afectar esto a la recepción del libro? Pues por<br />
ejemplo, en que Miranda nunca va a usar sólo textos/imágenes/proyecciones/<br />
objetos de crak en la presentación de crak: va a mostrar crak como parte de una<br />
obra en vivo en la que está inmerso y que nunca para. El dinamismo, en vínculo<br />
con la coherencia y el compromiso, resulta tan (vi)tal, que ninguna reseña podría<br />
abarcarlo en cinco o seis páginas. Tal vez pueda resultar más ilustrativa al respecto,<br />
esta vivencia: las grandes ciudades a veces ofrecen la oportunidad de acumular<br />
encuentros poéticos de alto voltaje humano y viceversa en la misma semana, y un<br />
gran ejemplo nos sucedió a algunxs en la primavera de 2015: con Raúl Zurita en<br />
el Centro de Poesía José Hierro de Getafe el día 12 de marzo, con Ignacio Miranda<br />
dos días después en la librería Enclave de libros: en los actos y decisiones de uno<br />
sobre cómo exponer sin dejarse de exponer, cómo mostrar la búsqueda de ese pacto<br />
profundo, “esa otra no sé qué que tratamos de formar históricamente” también<br />
en lo que tiene que ver con hacer poesía, dentro de una celebración comunal en la<br />
que no deja espacios para aplaudirse a sí mismo, resonaban aún, en carne viva y<br />
oralidad sin parangón, las palabras del otro: “ Lo que está en juego es más que un<br />
técnica o una artesanía: es necesario bucear en zonas más oscuras donde no eres<br />
sólo la víctima sino el victimario” o “Yo he tenido muy pocas ideas en mi vida, 2 o<br />
3, pero las he seguido con ahínco” o “La tarea era la vida como obra de arte, cada<br />
instante como acto creativo, y en esa tarea, fracaso, fracaso, fracaso”.<br />
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