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nayagua

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tres folletos con poemas. El que se considera uno de sus primeros heterónimos, a<br />

los quince años, Alexander Search se expresaba en ese idioma. Su amada a medias<br />

Ofélia Queiroz decía que Pessoa pensaba en inglés y resulta significativo que las<br />

últimas palabras que escribió, minutos antes de morir, fueran “I know not what<br />

tomorrow will bring”: “No sé lo que traerá el día de mañana”.<br />

El editor ha preferido seleccionar de sus poemas ingleses, antes que sus sonetos,<br />

esas treinta y cinco piezas de virtuosismo isabelino, dos poemas y un conjunto de<br />

epitafios, una mirada nueva a una tradición clásica, poemas de pocos versos en los<br />

que los ausentes se expresan con nostálgica sentenciosidad.<br />

Los críticos han contado 106 (los más exigentes, 136) heterónimos, pero con<br />

buen criterio en estas páginas sólo se da cabida a los que el propio Pessoa nombró<br />

en su famosa carta a Adolfo Casais Monteiro. Fechada en enero de 1935, el mismo<br />

año de su muerte, como si antes de irse quisiera clarificar esa dedicación, recrea<br />

en ella el día milagroso, 8 de marzo de 1914, en el que los poemas se sucedían en<br />

la voz personal y en la de sus heterónimos, que iban naciendo por orden: Alberto<br />

Caeiro, Ricardo Reis, Álvaro de Campos.<br />

Heterónimos que pronto van a tener sus propias vidas, sus diversos estilos,<br />

hasta sus horóscopos personales, llegando a establecer relación y a polemizar entre<br />

ellos y con el autor, interviniendo incluso en su vida privada (las cartas de Álvaro<br />

de Campos a Ofélia Queiroz, la novia fugaz, hablándole mal de Pessoa). Andrés<br />

Trapiello se refiere a Campos, Reis, Caeiro como “el vanguardista, el clásico, el bucólico,<br />

las estrellas de esa extraña factoría de sueños irrealizables”.<br />

Estas estrellas, que en muchas ocasiones roban protagonismo poético a su creador,<br />

están muy bien representadas en esta antología, y de cada una se nos explican<br />

en nota previa sus datos biográficos y las características de su producción.<br />

Alberto Caeiro, el bucólico, un campesino con escasos estudios, autor de El<br />

guardador de rebaños y de dos libros inacabados, El pastor amoroso y Poemas inconjuntos,<br />

es considerado por Pessoa y por los otros dos heterónimos como su<br />

maestro, y aunque él propugnaba una “no-filosofía” (“Yo no tengo filosofía; tengo<br />

sentidos”) su nombre ha quedado vinculado a una cierta metafísica de la realidad,<br />

a pesar de que esas reflexiones se expresan en un lenguaje simple y directo que va<br />

en consonancia con su concepción de la vida.<br />

Ricardo Reis, el clásico, médico exiliado en Brasil, representa la vuelta al paganismo,<br />

y la mezcla de estoicismo y epicureismo se deja ver en unas odas con cierta<br />

influencia de Horacio, en las que se hace patente el cuidado formal y la sintaxis latinizante.<br />

Poeta contemplativo, tiene muy presente la figura de los dioses paganos<br />

porque en ellos, en su indiferencia, quiere ver una metáfora del mundo.<br />

Álvaro de Campos, el vanguardista, es un ingeniero que comienza su trayectoria<br />

cercano a Whitman y al futurismo, con odas extensas que exaltan la vida<br />

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