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nayagua

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Anhelo de reencuentro, Dioscuros que, tras la fatalidad (per monstra ad sphaeram<br />

/ per aspera ad astra), se unen eternamente en las estrellas, tras haber alternado<br />

vida y muerte.<br />

Aparte de estos dobles evidentes, explícitos, aparece también la iteración constante<br />

del mismo ser: por un lado, culpa como castigo o eterno retorno, agonía de<br />

Sísifo, Prometeo. Golpe repetido cada noche en la puerta, recuerdo de Maupassant,<br />

no mencionado pero presente; sí es evidente Poe, la llegada para quedarse del<br />

cuervo con la letanía de la imposibilidad del regreso.<br />

Respecto a la tentativa de retorno, la inexistencia del lugar de partida, de la casa<br />

de donde se partió, permea las páginas. Camino inabarcable donde no podía faltar<br />

el relato bíblico que trasciende al libro que lo incluye: el eterno vagar del pueblo<br />

judío. Moisés como atisbo de la tierra prometida, nunca la llegada. En cuanto al<br />

mito griego, Ulises y Penélope en el mismo ser que adolece: el transitar es a la vez<br />

intento desesperado de retorno y vana espera, pero en esta ocasión sin reencuentro<br />

posible hasta la implorada muerte. Parca y Penélope: espera de la muerte y espera<br />

del regreso. El hilo, la cuerda, penetran y se asoman a lo largo de las páginas,<br />

como impotencia-atadura ante lo ya tramado, urdido, y pasos, el camino anterior,<br />

puntadas de tejido nuevo sobre el muerto, cuestionadas en su utilidad, valor, pues<br />

espera, desesperación y esperanza se ceden turno.<br />

Ante el despertar tras la tragedia, lo conocido anteriormente no sirve, las anteriores<br />

reglas no marcan pautas que seguir: el manejo del lenguaje, el juego con él, el<br />

desmembramiento y nueva unión del autor en el libro, puede interpretarse como<br />

reflejo —eficaz— de este hecho. El guión en la separación de sílabas, en la unión<br />

de palabras y otros usos, los signos de apertura y cierre de paréntesis intercambiando<br />

sus funciones o actuando sin su imagen especular, los puntos y aparte o<br />

finales que desaparecen (cómo y dónde colocar un punto en un proceso, en este<br />

duelo), el resto de signos ortográficos, asemejan puntadas de la nueva urdimbre,<br />

no simétrica, no cuadrangular. El orden se altera, el de lectura es, en ocasiones,<br />

diverso y opcional:<br />

269<br />

Contrasombra<br />

(ardor de hielo<br />

en los labios)<br />

Contraluz<br />

abeto de sombra)<br />

(fantasma nieve<br />

Cegado de amanecer.<br />

Dentro de este dibujo compositivo, que podría calificarse de musical —y el libro<br />

es elegía, canto fúnebre, pero canto—, el espacio en blanco desempeña un papel<br />

fundamental, acierto clave en unos versos donde la muerte, y, por lo tanto, el silencio,<br />

la espera, la ignorancia, la ruptura, discontinuidad, son protagonistas. Su<br />

utilización destaca en la separación que se da en todos los poemas a su comienzo,<br />

ya sea entre el título (colocado en lo alto de la página) y el primer verso (ubicado

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