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alguna de las viñetas, o a la lectura que nos permite apreciar como cada poema, cada historia,<br />
se une mágicamente con las demás y conforman una narrativa bien hilada a partir del<br />
concepto que da título a la obra.<br />
La obra parte con el poema “Alter Ego” de Sara Castelar en el que se produce el encuentro<br />
de la autora con sus distintos yoes, lo cual nos lleva a reconocernos de inmediato en nuestra<br />
complejidad. A su vez, Bellón plasma a una mujer que despierta en lo oscuro y nos dice<br />
que a veces nos alimentamos del negro, y otras, la luz que entra por los ventanales retrata<br />
en el suelo nuestra sombra salpicada por la pintura que goteó del lienzo. El arte vivo de lo<br />
cotidiano.<br />
La búsqueda es un concepto presente en cada historia. Una búsqueda que puede ser<br />
de una misma como en “Alfileres”, poemas adaptados de Isabel Escudero (“Bien quisiera<br />
perderme / yo de mí misma, / pero enseguida me encuentro / perdida”). O una búsqueda<br />
que, como en el caso de la mujer-viento de Carmen Camacho, representada por un pájaro<br />
por Bellón, es una invitación a vivir la vida y a confiar en ella, a decidir un rumbo y dejarse<br />
llevar por él, a buscar el amor, pero no el que te mete en una jaula, sino el que deja las ventanas<br />
abiertas para que sigas volando; el mismo que mueve a Miriam Reyes a decir: “No te<br />
necesito / te dije / yo soy mi casa”.<br />
Y es que el amor, como no podría ser de otra forma, es otro de los grandes protagonistas<br />
de esta aventura, o ¿qué sería de una exploración sin amor?, como nos muestra Laura Casielles:<br />
el amor es “la verdadera razón (por la que llegamos a la luna y a la pólvora)”, y eso sirve<br />
para los grandes héroes de la humanidad, para nosotros y para la mujer que sale a correr de<br />
noche por su ciudad, ilustrada por Bellón. También es el amor, según Francisca Aguirre, lo<br />
que vuelve bellas las causas insignificantes de la vida. Dan ganas de enamorarse.<br />
El libro sigue su curso con historias sobre violencia y tortura en los poemas de Laura<br />
Giordani, “Infancia de un torturador”, y “Haikus de Ciudad Juárez”, de Mª Ángeles Pérez<br />
López. Violencia de género que, según Bellón, también es la violencia de los deshaucios o<br />
la opresión al ama de casa, y frente a esa violencia, mujeres exploradoras que se unen, se<br />
apoyan y salen a la calle a combatirla.<br />
Finalmente, el cuerpo aparece como protagonista desde diferentes perspectivas en los<br />
cuatro poemas que cierran el libro. En el poema de Alba González Sanz, la mujer que sabe<br />
de la opresión de su cuerpo. En “Poesía Reiki” de Martha Asunción Alonso, versos-abrazo<br />
de aliento y esperanza a una mujer operada de cáncer. Elena Berrocal con su poema “Piedra”<br />
nos invita a hacer del cuerpo un lugar de libre paso para el tiempo y su rastro. Y como culminación<br />
de la obra, el poema “Atado de años”, de Amalia Bautista, también sobre el paso del<br />
tiempo en el cuerpo y su reivindicación final: “pero es mi atado de años, / el exclusivamente<br />
mío, / el numerosa y sucesivamente mío. / Y por nada lo cambio”.<br />
A través de estas doce historias, Exploradoras nos muestra que la aventura y el viaje viven<br />
en lo cotidiano. Exploradoras nos guía hacia las mujeres que están ahí en el momento decisivo,<br />
las que día a día cambian la historia. Exploradoras se suma a nuestras grandes luchas<br />
diarias por hacer de este un mundo más cálido y más nuestro, y desde ese lugar nos invita<br />
a explorarnos, a sentir, a crear, a querernos y a vivir.<br />
Beatriz Viol