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para sus propios hijos con amores compartidos

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A) El maltrato a los niños Comienza antes del primer golpe<br />

cuela, madre, otro pariente, vecina, Club, shopping o “encerrados”<br />

en Internet y en los juegos de <strong>con</strong>sola).<br />

• Cuando están obligados a atenderlos porque no les queda otra, lo<br />

hacen rápido y sin hacerles mucho caso.<br />

Vínculos débiles o difíciles <strong>con</strong> los <strong>hijos</strong><br />

Hay adultos que no logran establecer una comunicación y que<br />

prácticamente acusan al bebé de no hablar y de no entenderse. Ahí tenemos<br />

una situación en que es muy posible que pronto las palabras dejen su lugar a<br />

los actos y el adulto se comunique desde lo físico, desde su tamaño y fuerza.<br />

Padres que siempre se están imponiendo o que todo el tiempo están<br />

diciendo: NO (y no pensemos en el enchufe eléctrico donde el niño quiere<br />

meter los dedos o cuando cruza la calle, que son los casos a que siempre<br />

se hace referencia <strong>para</strong> justificar esta “actitud” represiva <strong>con</strong>stante), Padres<br />

<strong>para</strong> quienes EDUCAR no es desarrollar las potencialidades sino solo obligar,<br />

reprimir.<br />

158<br />

Las descalificaciones: Antes los pediatras <strong>con</strong>sideraban que “el bebé era<br />

un tubo digestivo que llora” <strong>para</strong> ellos solo comía, ensuciaba pañales, lloraba<br />

y dormía. Es increíble que durante tantos años haya pasado desapercibido<br />

que el bebé hacía mucho más que eso. Cómo entendemos sino, que a<br />

los dos años ya se exprese y se comunique <strong>con</strong> su derredor y entre los tres<br />

y cuatro hable nuestro idioma y haga todas las mismas cosas que nosotros<br />

los adultos hacemos: desde caminar hasta querernos infinitamente. Todo ese<br />

crecimiento cognitivo y afectivo pasó mientras nosotros creíamos que solo<br />

dormía y comía. Solemos menospreciar la etapa cognitiva más productiva<br />

del ser humano<br />

Así como podemos ignorar todo lo importantísimo que está sucediendo<br />

dentro del niño, también podemos ignorar todo lo que sucede <strong>con</strong> él.<br />

Digamos que son las AGRESIONES PASIVAS: negligencia, falta de trato,<br />

de intercambio; la frialdad en ese trato, dejarlo llorar, sacarle algo inofensivo<br />

y que ha tomado por juguete sin que lo sea. Obligándolo a que haga cosas<br />

que no son propias de su edad: que se quede quieto y callado. También está<br />

el famoso “ven <strong>para</strong> acá”: exclusivamente “porqué sí”. Para tenerlo bajo<br />

<strong>con</strong>trol, bajo la mirada. Lo quiero “acá”, aunque el niño “allá” no haga nada<br />

malo, ni moleste a nadie y esté tan bajo su mirada como acá. Solo <strong>para</strong> tener<br />

la sensación del <strong>con</strong>trol total. “Me obedeces porque yo te lo digo y punto”,

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