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para sus propios hijos con amores compartidos

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A) El maltrato a los niños Comienza antes del primer golpe<br />

no encerrarse en pensamientos simples e inamovibles. Ser capaces de tomar<br />

decisiones y de aguantar las <strong>con</strong>secuencias. Ir caminando poco a poco hacia<br />

la autosuficiencia. ESO ES EDUCAR.<br />

Los límites deben ser <strong>para</strong> protegerlos no <strong>para</strong> someterlos. Y los<br />

límites sociales, <strong>para</strong> hacerlos personas sociables, amigables, queridas y no<br />

ovejas en un corral.<br />

Muchos, en particular en los medios de difusión, cuando hablan de<br />

“poner límites” lo usan como sinónimo de “volver a las palizas”. Restringen<br />

toda esa enorme, prolongada, <strong>con</strong>stante y diversa tarea “de educar” en dar<br />

un par de cachetones “bien dados”, aunque no estén nunca (el caso de los<br />

padres de antes) o que están pero encerrados en <strong>sus</strong> egoísmos, rencores,<br />

fantasías y fantasmas.<br />

170<br />

Hay Padres que son insoportables: caprichosos, autoritarios, irracionales,<br />

incoherentes. Padres que necesitan ellos un poco de disciplina<br />

(Coronado, 2014). Con egos enfermos o <strong>con</strong> graves problemas emocionales.<br />

Hasta hay Padres que les molesta que <strong>sus</strong> <strong>hijos</strong> rían o disfruten y que<br />

prefieren verlos mal o que sufran. Hay adultos que se auto-engañan, <strong>con</strong> la<br />

vieja idea de que ese sufrimiento, hará a <strong>sus</strong> <strong>hijos</strong>, personas derechas y “de<br />

bien”, te pego por tu propio bien. Padres que brutalizan al hijo y lo pre<strong>para</strong>n<br />

<strong>para</strong> la guerra: guerra <strong>con</strong>tra los débiles, <strong>con</strong>tra el prójimo (“si te pegan,<br />

pega”). Todos estos padres y madres deben ser ayudados, debemos hacerles<br />

reflexionar sobre lo perjudicial que pueden ser <strong>sus</strong> comportamientos violentos.<br />

Que sepan que ellos mismos serán luego víctimas de la violencia de<br />

<strong>sus</strong> <strong>propios</strong> <strong>hijos</strong>, que apenas crezcan un poco no les harán más caso y se<br />

<strong>con</strong>vertirán en los dueños de la situación. Otros <strong>hijos</strong>, preferirán alejarse,<br />

pero llevarán la violencia dentro de ellos/as.<br />

Pegar <strong>para</strong> corregir, muchas veces en un cuento, en realidad se<br />

pega y grita mucho más por estar nervioso o alterado, que por el comportamiento<br />

de los chicos. Si estamos cruzados o llegamos mal de la calle hay<br />

quienes descargan en ellos toda su furia. Son los eslabones más débiles en<br />

la escala social, los que se tienen más a mano y <strong>con</strong> los que estamos “autorizados<br />

culturalmente” a ser violentos. Si nos sacamos la bronca <strong>con</strong> nuestro<br />

jefe, nos echa o nos perjudica, si lo hacemos <strong>con</strong> nuestros <strong>hijos</strong>, hasta podemos<br />

decir que los “estamos educando bien”.

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