para sus propios hijos con amores compartidos
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Divorcios difíciles y litigiosos en Cuba: Dinámicas de Alienación Parental<br />
Cuba es el país que exhibe el más alto índice de divorcios de América<br />
Latina y el Caribe. En el 2010 se produjeron 32,318 divorcios <strong>para</strong><br />
un 53,3 por cada 100 matrimonios (Franco, 2010). Diferentes especialistas<br />
en el campo de la Sociología y la Psicología reflejan en <strong>sus</strong> investigaciones<br />
las posibles causas de este fenómeno (Arés, 1999a; Álvarez, 1999;<br />
Benítez, 1999) ¿Qué significado tiene esto <strong>para</strong> nuestro país? ¿Constituyen<br />
estos índices una señal de progreso y desarrollo en relación a otros países<br />
de América Latina y el Caribe o representa una muestra alarmante de<br />
deterioro social? ¿Son los divorcios en Cuba más difíciles y complejos en la<br />
actualidad que en décadas atrás? ¿Existen dinámicas actuales que favorecen<br />
los divorcios litigiosos y la Alienación Parental? El presente trabajo pretende<br />
hacer algunas reflexiones en relación a estas interrogantes.<br />
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Cuba, como país socialista después del triunfo revolucionario, promovió<br />
importantes programas de acceso a la salud, educación y de cultural<br />
general que produjeron un acelerado ascenso social en muchas esferas, especialmente<br />
en los índices de desarrollo de la mujer. Algunos sociólogos y<br />
psicólogos afirman que uno de los cambios sociales más importantes que<br />
tuvo la Revolución cubana, fue el cambio en la posición social de la mujer,<br />
en el empoderamiento que la misma obtuvo a nivel familiar y social, en<br />
los derechos alcanzados por las féminas en relación al matrimonio, a la<br />
planificación familiar, a la igualdad de derechos laborales, a las leyes de<br />
protección de los <strong>hijos</strong>, a la ruptura de estigmas sociales vinculados a normas<br />
morales opresivas en relación a la virginidad, al aborto y el divorcio<br />
(Álvarez, 1999; Arés, 1998).<br />
Algunos indicadores dan cuenta de ello, como el número de mujeres<br />
estudiando en las aulas universitarias, el número de profesionales, la<br />
proporción de técnicas y científicas en com<strong>para</strong>ción <strong>con</strong> los hombres, la<br />
cantidad de mujeres parlamentarias y en posiciones de toma de decisión. Es<br />
Inevitable que este empoderamiento femenino fuera trayendo un impacto al<br />
interior de las relaciones de pareja, de la relación entre los géneros y de la<br />
familia, de la vida íntima (Álvarez, 1999).<br />
El divorcio por tanto ha sido un derecho adquirido en Cuba y en<br />
ese sentido podemos <strong>con</strong>siderarlo un indicador de desarrollo. No obstante<br />
al mismo tiempo, <strong>con</strong>stituye un arma de doble filo, pues como proceso de<br />
disolución de la pareja es doloroso <strong>para</strong> <strong>sus</strong> integrantes, en especial cuando<br />
ya existen <strong>hijos</strong> que ha sido lo más frecuente en los divorcios en Cuba.<br />
Desde un punto de vista psicológico la mujer desarrolló mayores<br />
expectativas al interior de la pareja, impulsó el cambio del hombre hacia