para sus propios hijos con amores compartidos
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Dora P. Celis<br />
<strong>para</strong> los <strong>hijos</strong>, sino también <strong>para</strong> los padres. Ejemplo de ello es lo expresado<br />
por (Arditti & Madden-Derdich, 2012, como se citó en Hardesty, Crossman,<br />
Khaw, & Raffaelli, 2016), quienes en<strong>con</strong>traron en su investigación,<br />
denominada calidad de vida de los padres en proceso de coparentalidad, que<br />
las madres que tenían custodia compartida <strong>con</strong> <strong>sus</strong> exparejas disfrutaban de<br />
relaciones más cooperativas y se sentían más apoyadas en su rol de madres;<br />
los padres, por su parte, se comportaban de una forma más positiva hacia<br />
<strong>sus</strong> ex esposas, y <strong>con</strong> mayor compromiso en la crianza de <strong>sus</strong> <strong>hijos</strong>. Igualmente,<br />
identificaron una mejor calidad coparental en los progenitores <strong>con</strong><br />
custodia compartida que en aquellos de custodia única, materna o paterna.<br />
La cooperación entre la pareja de progenitores <strong>para</strong> la crianza de<br />
los <strong>hijos</strong> se <strong>con</strong>sidera uno de los factores que más <strong>con</strong>tribuyen al desarrollo<br />
armónico de los niños, aún después de producido el divorcio. La necesidad<br />
de la pareja de progenitores de redefinir <strong>sus</strong> roles después de una ruptura<br />
amorosa (que no debe bajo ninguna perspectiva, <strong>con</strong>vertirse también en<br />
ruptura parental), es un paso fundamental en la <strong>con</strong>servación de la salud<br />
psicológica del niño. Tanto padre, como madre, están capacitados <strong>para</strong><br />
suministrar a los <strong>hijos</strong> nutrición emocional, es decir, re<strong>con</strong>ocimiento, amor<br />
y valoración. De igual manera, los <strong>hijos</strong>, sintiéndose re<strong>con</strong>ocidos, amados<br />
y valorados por <strong>sus</strong> padres, son capaces de integrar normas y seguridad<br />
en proyectos personales coherentes. Así pues, se <strong>con</strong>sidera la vinculación<br />
como un proceso psicoemocional, no siendo patrimonio exclusivo de la relación<br />
madre-hijo, aunque tenga importancia particular, proceso en el cual,<br />
también el padre establece relaciones vinculantes fuertes y duraderas en<br />
ámbitos psicoemocionales e identitarios.<br />
299<br />
Si bien la alianza parental y la coparentalidad son <strong>con</strong>sideradas<br />
por algunos, como <strong>con</strong>ceptos sinónimos, es importante establecer las diferencias<br />
que estos implican, según (Abidin, 1991, como se citó en Bruner,<br />
2010), la alianza parental se define como la capacidad de un progenitor <strong>para</strong><br />
re<strong>con</strong>ocer, respetar y valorar el rol parental y las tareas llevadas a cabo por<br />
el otro progenitor, <strong>con</strong>siderándose, que han de existir los siguientes componentes<br />
<strong>para</strong> que esta sea válida o efectiva:<br />
• Que cada padre/madre se comprometa <strong>con</strong> el hijo.<br />
• Que valore la implicación del otro padre <strong>con</strong> el hijo.<br />
• Que esté anuente a comunicarse <strong>con</strong> el otro padre, <strong>para</strong> tratar asuntos<br />
en pro del bienestar del hijo.