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El inversor inteligente - Benjamin Graham

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COMENTARIO AL CAPÍTULO 4<br />

inversión por delante. Por otra parte, un joven de 25 años de edad que esté<br />

ahorrando para su boda y para la entrada del piso estaría loco de remate si.<br />

destinase todo su dinero a acciones. Si e1mercado de va1ores se desploma<br />

no tendrá ingresos para cubrir sus pérdidas, ni sus espaldas.<br />

Lo que es más, por muy joven que se sea, siempre cabe la posibilidad<br />

de que sea necesario recuperar el dinero de las acciones súbitamente, no<br />

dentro de 40 años sino dentro de 40 minutos. Sin ningún tipo de<br />

advertencia, se podría perder el empleo, la pareja, la capacidad o se podría<br />

sufrir cualquier otro tipo de sorpresa. Los imprevistos pueden golpear a<br />

cualquiera, a cualquier edad. Todo el mundo debe conservar parte de su<br />

patrimonio en el seguro refugio del dinero en metálico.<br />

Por último, muchas personas dejan de invertir precisamente porque<br />

el mercado de valores baja. Los psicólogos han demostrado que la mayoría<br />

de nosotros somos muy poco hábiles a la hora de predecir en la actualidad<br />

de qué manera nos sentiremos si se produce un acontecimiento estresante<br />

en el futuro. 4 Cuando las acciones suben a un ritmo del 15 o el 20% al año,<br />

como hicieron en las décadas de 1980 Y 1990, es muy fácil pensar que esa<br />

luna de miel no va a acabar en la vida. Sin embargo, cuando se ve que todo<br />

el dinero que se ha invertido queda reducido a un décimo de su cifra<br />

original, resulta muy difícil resistir la tentación de salir huyendo hacia la<br />

«seguridad» de las obligaciones y del dinero en efectivo. En vez de<br />

comprar y conservar sus acciones, muchas personas acaban comprando a<br />

precios elevados, vendiendo a precios bajos y no teniendo entre las manos<br />

nada salvo su propia cabeza. Como son muy pocos los <strong>inversor</strong>es que<br />

tienen la fortaleza para aferrarse a las acciones en un mercado en descenso,<br />

<strong>Graham</strong> insiste en que todo el mundo debe tener un mínimo del 25% en<br />

obligaciones. Ese colchón, afirma, le dará el coraje para conservar el resto<br />

de su dinero en acciones, incluso en un momento en el que las acciones<br />

estén obteniendo unos resultados desoladores.<br />

Para llegar a captar una impresión mejor del riesgo que somos capaz<br />

de asumir, hay que pensar en las circunstancias esenciales de nuestra vida,<br />

en qué momento se dejará sentir su efecto, en qué momento podrían<br />

cambiar, y de qué forma pueden afectar a nuestra necesidad de dinero en<br />

efectivo:<br />

¿Está soltero o casado? ¿Qué hace su cónyuge o su pareja para<br />

ganarse la vida?<br />

¿Tiene o va a tener hijos? ¿Cuándo tendrá que empezar a hacer<br />

frente a los gastos académicos?<br />

4 Si se desea leer un fascinante ensayo sobre este fenómeno psicológico, véase Daniel Gilbert y Timothy<br />

Wilson's «Miswanting», en www.wjh.harvard.edu/-dtg/Gilbert_&_wilson(Miswanting).pdf.<br />

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