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El inversor inteligente - Benjamin Graham

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ANÁLISIS DE VALORES PARA EL INVERSOR INEXPERTO: ENFOQUE GENERAL<br />

3. Fortaleza financiera y estructura de capital. Las acciones de una<br />

empresa que cuente con abundante superávit de efectivo y respecto de la<br />

cual no haya valores preferentes a sus acciones ordinarias es,<br />

evidentemente, una mejor compra (al mismo precio) que las de otra<br />

empresa que tenga los mismos beneficios por acción pero que también<br />

tenga numerosos préstamos bancarios o valores preferentes. Estos factores<br />

son adecuada y meticulosamente tenidos en cuenta por parte de los<br />

analistas de valores. Una cantidad modesta de obligaciones o de acciones<br />

preferentes, sin embargo, no es necesariamente una desventaja para las<br />

acciones ordinarias, como tampoco lo es un uso moderado de créditos<br />

bancarios estacionales. (Por cierto, una estructura de capital en la que los<br />

instrumentos primarios tengan una gran preponderancia, muy pocas<br />

acciones ordinarias en relación con las obligaciones y las acciones<br />

preferentes, puede, en condiciones favorables, tener como consecuencia un<br />

enorme beneficio especulativo para las acciones ordinarias. Es el factor que<br />

se conoce como «apalancamiento»).<br />

4. Historial de dividendos. Una de las pruebas más persuasivas de la<br />

buena calidad es una historia sin interrupciones de pago de dividendos que<br />

se remonte a muchos años. Creemos que el historial de pagos de dividendos<br />

constantes durante los 20 últimos años o más es un importante factor<br />

favorable en la calificación de calidad de la empresa. De hecho, el <strong>inversor</strong><br />

defensivo tendría buenos argumentos para limitar sus adquisiciones a las<br />

empresas que superasen esta prueba.<br />

5. Tasa de dividendo actual. Este, nuestro último factor adicional, es<br />

el más difícil de abordar de una forma satisfactoria. Afortunadamente, la<br />

mayor parte de las empresas han adquirido la práctica de seguir lo que cabe<br />

denominar política estándar de dividendos ordinarios. Esto significa la<br />

distribución de aproximadamente dos tercios de sus beneficios medios, con<br />

la salvedad de que en el reciente período de elevados beneficios y grandes<br />

demandas de capital adicional la cifra ha tendido a reducirse. (En 1969 fue<br />

el 59,5% de las acciones en la media Dow Jones y el 55% si se incluye en<br />

el cálculo a todas las empresas estadounidenses). * En los casos en los que<br />

los dividendos tienen una relación normal con los beneficios, la valoración<br />

se puede hacer atendiendo a cualquiera de los criterios, sin que ello afecte<br />

gravemente al resultado. Por ejemplo, una empresa de segundo orden típica<br />

con unos beneficios medios previstos de 3 dólares y un dividendo previsto<br />

de 2 dólares podría estar valorada a 12 veces sus beneficios o 18 veces su<br />

dividendo, y no obstante arrojaría un valor de 36 en ambos casos.<br />

* Esta cifra, en la actualidad se conoce como «ratio de distribución de beneficios». A finales de 2002, el<br />

ratio estaba en un nivel de 34,2% respecto del índice de acciones S&P 500, y en épocas tan recientes<br />

como 2000 alcanzó el mínimo histórico de 25,3%.(Véase www.barra.com/research/fundamentals.asp).<br />

Nos ocupamos de la política de dividendos con más detenimiento en el comentario al capítulo 19.<br />

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