08.08.2017 Views

El inversor inteligente - Benjamin Graham

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

EL INVERSOR INTELIGENTE<br />

¿Que tratamos, entonces, de lograr con este libro? Nuestro<br />

principal objetivo consistirá en orientar al lector para prevenirle frente a<br />

las áreas de posibles errores sustanciales, y en desarrollar políticas con<br />

las que se sienta cómodo. Hablaremos bastante sobre la psicología de los<br />

<strong>inversor</strong>es, porque indiscutiblemente el principal problema del <strong>inversor</strong>,<br />

e incluso su principal enemigo, es muy probable que sea él mismo. (“La<br />

culpa, querido <strong>inversor</strong>, no está en nuestras estrellas, y no está en<br />

nuestras acciones, sino en nosotros mismos ...”) .<br />

Esto ha resultado ser aún más cierto en las últimas décadas, a<br />

medida que se hacía cada vez más necesario que los <strong>inversor</strong>es<br />

conservadores adquiriesen acciones ordinarias y por lo tanto se<br />

expusiesen, de manera voluntaria o no tan voluntaria, a las emociones y<br />

las tentaciones del mercado de valores. Mediante explicaciones,<br />

ejemplos y exhortaciones, esperamos ayudar a nuestros lectores a<br />

establecer una actitud mental y emocional adecuada para abordar sus<br />

decisiones de inversión. Hemos visto ganar y conservar mucho más<br />

dinero a “personas comunes” que estaban temperamentalmente bien<br />

dotadas para el proceso de inversión que a otras personas que carecían de<br />

esta buena predisposición anímica, aunque tuviesen un gran<br />

conocimiento de las finanzas, la contabilidad y la historia del mercado de<br />

valores.<br />

Adicionalmente, tenemos la esperanza de implantar en el lector la<br />

tendencia a medir o cuantificar. Respecto de 99 de cada 100 emisiones<br />

podríamos decir que a un precio determinado son suficientemente<br />

baratas para comprarlas, y a otro precio determinado serían tan costosas<br />

que deberían ser vendidas. <strong>El</strong> hábito de relacionar lo que se paga con lo<br />

que se ofrece es un rasgo valiosísimo a la hora de invertir. En un artículo<br />

publicado en una revista destinada a mujeres hace muchos años<br />

aconsejamos a las lectoras que comprasen sus acciones de la misma<br />

forma que compraban en la tienda de ultramarinos, y no como<br />

compraban sus perfumes. Las pérdidas realmente horrorosas de los<br />

últimos años (y de m uchas otras ocasiones anteriores) se sufrieron en<br />

emisiones de acciones en las que el comprador se olvidó de realizar la<br />

pregunta esencial: “¿Cuánto cuesta?”.<br />

En junio de 1970 la pregunta “¿Cuánto cuesta?” podría haber sido<br />

respondida con la cifra mágica de 9,40%: la rentabilidad que se podía<br />

obtener en las nuevas ofertas de obligaciones de primera categoría de<br />

empresas concesionarias de servicios públicos. En la actualidad esa cifra<br />

se ha reducido a aproximadamente al 7,3%, pero incluso este<br />

rendimiento resulta suficientemente tentador para plantearse la siguiente<br />

pregunta: “¿Para qué molestarse en buscar cualquier otra respuesta?”. No<br />

obstante, hay muchas otras respuestas posibles, que deben ser<br />

cuidadosamente consideradas. Además, tenemos que repetir que tanto<br />

22

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!