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El inversor inteligente - Benjamin Graham

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EL INVERSOR INTELIGENTE<br />

mercado de su «fondo de comercio». No sabemos qué proceso de cálculo<br />

he sido el empleado para alcanzar esa valoración del fondo de comercio; lo<br />

que sí sabemos es que unos pocos meses después el mercado revisó su<br />

valoración a la baja en unos 450 millones de dólares, lo que supone<br />

aproximadamente el 30%. Por supuesto, es imposible calcular de manera<br />

exacta el elemento intangible de una empresa tan espléndida como ésta.<br />

Podría afirmarse que se puede formular una especie de ley matemática<br />

según la cual cuanto mayor es la trascendencia del fondo de comercio o del<br />

factor de generación de beneficios futuro, más incierto es el verdadero<br />

valor de la empresa y, por lo tanto, más inherentemente especulativo es su<br />

capital ordinario.<br />

Posiblemente, convendría reconocer una esencial diferencia que ha<br />

ido surgiendo en la valoración de estos activos intangibles, cuando<br />

comparamos los viejos tiempos con los actuales. Hace una generación o<br />

más, la norma, reconocida tanto en los precios medios de las acciones<br />

como en las tasaciones formales o legales, era que los intangibles se debían<br />

valorar de una forma más conservadora que los tangibles. Una buena<br />

empresa industrial podía verse obligada a obtener entre el 6% y el 8% sobre<br />

su activo tangible, representado habitualmente por obligaciones y capital<br />

preferente; sin embargo, sus beneficios excedentarios, o los activos<br />

intangibles a los que daban lugar, estarían valorados con arreglo a criterios<br />

de, por ejemplo, el 15%. (Se podrían encontrar aproximada mente estas<br />

proporciones en la oferta inicial de las acciones preferentes y de las<br />

acciones ordinarias de Woolworth y de muchas otras empresas). No<br />

obstante, ¿qué ha pasado desde la década de 1920? En la actualidad se<br />

puede apreciar una relación exactamente inversa a la que hemos<br />

mencionado. Hoy en día, las empresas tienen que ganar por lo general el<br />

10% sobre su capital ordinario para conseguir cotizar en el mercado medio<br />

a su valor nominal completo. Sin embargo, sus beneficios excedentarios,<br />

por encima del 10% del capital, se suelen valorar de una forma más liberal,<br />

o a un multiplicador más elevado, que los beneficios básicos necesarios<br />

para apoyar el valor contable en el mercado. De esta manera, una empresa<br />

que obtenga el 15% sobre el capital bien podría cotizar a 13,5 veces los<br />

beneficios, o el doble de su activo neto. Esto significaría que el primer 10%<br />

obtenido sobre el capital se valora únicamente a 10 veces, pero el siguiente<br />

5%, lo que tradicionalmente se llamaba «excedente», se valora de hecho a<br />

20 veces.<br />

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