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El inversor inteligente - Benjamin Graham

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EL INVERSOR INTELIGENTE<br />

fondos destinados a la acción con la segunda cifra, dividir el rendimiento<br />

por dividendo por a raíz cuadrada de la cotización de la acción- podrían ser<br />

la causa, ni podrían explicar, los resultados futuros de la acción. La revista<br />

Money descubrió que una cartera compuesta por acciones cuyos nombres<br />

no tuviesen letras repetidas habría obtenido unos resultados casi tan<br />

brillantes como los de «Las cuatro alocadas», y por el mismo motivo: por<br />

pura chiripa. 14 Como <strong>Graham</strong> nunca deja de recordamos, las acciones<br />

tienen buenos o malos resultados en el futuro porque las actividades en las<br />

que se apoyan tienen buenos o malos resultados, ni más ni menos.<br />

Como cabía esperar, en vez de vapulear al mercado, «Las cuatro<br />

alocadas» vapulearon a los miles de personas que picaron y creyeron que<br />

era una forma de invertir. Solamente en el año 2000, las cuatro acciones<br />

alocadas, Caterpillar, Eastmant Kodak:, SBC y General Motors, perdieron<br />

el 14%, mientras que el Dow únicamente perdió el 4,7%.<br />

Como demuestran estos ejemplos, únicamente hay una cosa que<br />

nunca tiene un mal año en Wall Street: las ideas insensatas. Cada uno de<br />

estos presuntos métodos de inversión cayeron ante la implacable Ley de<br />

<strong>Graham</strong>. Todas las fórmulas mecánicas para obtener un resultado superior<br />

son una «especie de proceso de autodestrucción, similar a la ley de<br />

rendimientos decrecientes». Hay dos motivos que explican que la<br />

rentabilidad se esfume. Si la fórmula únicamente se basa en casualidades<br />

estadísticas aleatorias (como «Las cuatro alocadas»), el mero paso del<br />

tiempo dejará claro que eran insensateces desde el primer momento. Por<br />

otra parte, si la fórmula realmente ha funcionado en el pasado (como el<br />

efecto de enero), al recibir publicidad y generalizarse, los operadores del<br />

mercado acabarán erosionando, y normalmente llegarán a eliminar, su<br />

capacidad para que siga funcionando en el futuro.<br />

Todo esto refuerza la advertencia de <strong>Graham</strong> de que hay que dar a la<br />

especulación el mismo tratamiento que los jugadores veteranos dan a sus<br />

visitas al casino:<br />

Nunca debe engañarse, creyendo que está invirtiendo cuando en<br />

realidad está especulando.<br />

La especulación se hace mortalmente peligrosa en el momento en<br />

el que uno empieza a tomársela en serio.<br />

Debe poner límites estrictos a la cantidad que está dispuesto a<br />

apostar.<br />

14 Véase Jason Zweig, «False Profits», Money, agosto de 1999, págs. 55-57. También se puede encontrar<br />

una exhaustiva explicación de «Las cuatro alocadas» en www.investorhome.comlfool.htm<br />

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