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El inversor inteligente - Benjamin Graham

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EL INVERSOR INTELIGENTE<br />

incremento del valor de mercado a lo largo de los años como consecuencia<br />

de la reinversión de los beneficios no distribuidos.<br />

Aunque estas dos ventajas han sido de gran trascendencia, y han<br />

ofrecido a las acciones ordinarias un historial mucho mejor que el de las<br />

obligaciones durante el pasado a largo plazo, nosotros hemos advertido<br />

insistentemente que estos beneficios podrían perderse en caso de que el<br />

comprador de acciones pagase un precio demasiado elevado por sus<br />

acciones. Esto fue claramente lo que ocurrió en 1929, y el mercado<br />

necesitó 25 años para recuperar el nivel desde el que se había producido la<br />

abismal caída de 1929-1932. * Desde 1957 las acciones ordinarias han<br />

vuelto a perder, a causa de sus elevados precios, la ventaja que tenía el<br />

rendimiento en dividendos en relación con los tipos de interés de las<br />

obligaciones. † Está por ver que el factor de la inflación y que el factor del<br />

crecimiento económico sean capaces de compensar en el futuro esta<br />

evolución sustancialmente negativa.<br />

<strong>El</strong> lector debería haber detectado que es evidente que no tenemos<br />

ningún entusiasmo hacia las acciones ordinarias en general estando como<br />

está el DJIA en el nivel del 900 a finales de 1971. Por los motivos que ya<br />

se han expuesto. ‡ Tenemos la impresión de que el <strong>inversor</strong> defensivo no<br />

puede permitirse el lujo de pasar sin una parte apreciable de acciones<br />

ordinarias en su cartera, aunque deba considerar que este instrumento es un<br />

* <strong>El</strong> Dow Jones Industrial Average cerró en aquel momento al máximo histórico de 381,17 el 3 de<br />

septiembre de 1929. No cerró por encima de ese nivel hasta el 23 de noviembre de 1954, más de un cuarto<br />

de siglo después, cuando alcanzó el 382,74. (Cuando dice que tiene intención de conservar las acciones «a<br />

largo plazo», ¿se da cuenta de qué largo puede llegar a ser el largo plazo, o que muchos <strong>inversor</strong>es que<br />

compraron en 1929 ni siquiera vivían en 1954?). No obstante, para los <strong>inversor</strong>es pacientes que<br />

reinvirtieron sus resultados, el rendimiento sus acciones fue positivo durante este período por lo demás<br />

sombrío, simplemente porque el rendimiento por dividendo alcanzó una media superior al 5,6% anual.<br />

Según los profesores <strong>El</strong>roy Dimson, Paul Marsh y Mike Staunton de la London Business School, si<br />

hubiese invertido 1 dólar en acciones estadounidenses en 1900 y hubiese gastado todos sus dividendos, el<br />

valor de su cartera de acciones habría llegado a los 198 dólares en el año 2000. Sin embargo, si hubiese<br />

reinvertido todos sus dividendos, su cartera de valores habría tenido un valor de 16.797 dólares. Lejos de<br />

ser un complemento accidental, los dividendos son el principal motor de la inversión en acciones.<br />

† ¿Por qué afectan las «cotizaciones elevadas» de las acciones a su rendimiento por dividendo? <strong>El</strong><br />

rendimiento de una acción es la relación existente entre su dividendo en metálico y el precio de una<br />

acción ordinaria. Si una empresa paga 2 dólares de dividendo anual cuando el precio de sus acciones es de<br />

100 dólares; su rendimiento será del 2%. Sin embargo, si el precio de las acciones se duplica y el<br />

dividendo se mantiene estable el rendimiento por dividendo descenderá hasta el 1%. En 1959, cuando la<br />

tendencia detectada por <strong>Graham</strong> en 1957 quedó a la vista de todo el mundo la mayor parte de los expertos<br />

de Wall Street declararon que no podía durar. En el pasado las acciones nunca habían tenido un<br />

rendimiento menor al de las obligaciones; después de todo, como las acciones son más arriesgadas que las<br />

obligaciones, ¿por qué iba nadie a adquiridas, salvo que se pagase una renta por dividendo adicional para<br />

compensar el mayor riesgo? Los expertos afirmaban que las obligaciones ofrecerían un rendimiento<br />

mayor que las acciones durante unos pocos meses, como máximo, y que después la situación volvería a la<br />

«normalidad». Más de cuatro décadas después, la relación no ha vuelto nunca a la normalidad; el<br />

rendimiento de las acciones ha estado (hasta el momento) continuamente detrás del rendimiento de las<br />

obligaciones.<br />

‡ Véase las páginas.77 y 109-110.<br />

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