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El inversor inteligente - Benjamin Graham

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EL INVERSOR INTELIGENTE<br />

como de los <strong>inversor</strong>es institucionales. Expondremos los motivos<br />

que nos llevan a proponer una exclusión tan drástica.<br />

Las acciones de sociedades de crecimiento y el <strong>inversor</strong> defensivo<br />

<strong>El</strong> término «acción de sociedad de crecimiento» se aplica a las<br />

acciones cuyos beneficios por acción en el pasado han aumentado a un tipo<br />

muy superior al de las acciones ordinarias en general, y respecto de las<br />

cuales se espera que se mantenga esa tendencia en el futuro. (Algunos<br />

autores afirman que una verdadera acción de una sociedad de crecimiento<br />

debería ser aquella que se espera que por lo menos duplique sus beneficios<br />

por acción en un plazo de diez años, es decir, que los incremente a un tipo<br />

anual compuesto de más del 7,1%). *<br />

Evidentemente, resulta muy atractivo comprar y poseer acciones de<br />

este tipo, siempre y cuando el precio que se pague no sea excesivo. <strong>El</strong><br />

problema radica en esa condición, por supuesto, ya que las acciones de<br />

sociedades en crecimiento se han vendido tradicionalmente a unos precios<br />

elevados en relación con los beneficios actuales y a unos múltiplos muy<br />

superiores de sus beneficios medios durante el período pasado. Esto ha<br />

introducido un elemento especulativo de considerable peso en la imagen de<br />

las acciones de sociedades en crecimiento y ha hecho que el éxito con<br />

operaciones en este terreno no sea sencillo en absoluto.<br />

La principal empresa de ese tipo ha sido, desde hace mucho tiempo,<br />

International Business Machines, y ha aportado extraordinarias<br />

recompensas a los que compraron sus acciones hace años y las conservaron<br />

tenazmente. No obstante, ya hemos mencionado † que esta empresa, cuyas<br />

acciones son las mejores entre las acciones ordinarias, perdió realmente el<br />

50% de su cotización de mercado en un período de declive que duró seis<br />

meses durante 1961-1962 y prácticamente el mismo porcentaje en 1969-<br />

1970. Otras acciones de sociedades en crecimiento han sido incluso más<br />

vulnerables a estos acontecimientos negativos; en algunos casos, no sólo se<br />

ha reducido la cotización, sino también los beneficios, lo que ha supuesto<br />

un doble contratiempo para quienes tenían acciones de esas empresas. Un<br />

buen ejemplo de este segundo tipo, a los efectos que nos interesan ahora, es<br />

el de Texas Instruments, que en seis años creció de 5 a 256, sin abonar<br />

dividendos, mientras que sus beneficios pasaban de 40 centavos a 3,91<br />

* La «Regla del 72» es una útil herramienta mental. Para calcular el período de tiempo que hace falta para<br />

duplicar una cantidad de dinero, divida 72 entre su tasa de crecimiento prevista. Al 6%, por ejemplo, el<br />

dinero se duplicaría en 12 años (72 dividido entre 6 = 12). Al tipo del 7,1 % que menciona <strong>Graham</strong>, una<br />

acción de una empresa de crecimiento duplicará sus beneficios en poco más de 10 años (72/7,1 = 10,1<br />

años),<br />

† <strong>Graham</strong> hace esta indicación en la pág. 93.<br />

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