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El caso de Cristo

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286 EL CASO DE CRISTO<br />

-¿Cinco ejemplos? -replicó--. Cinco elementos que nadie<br />

pone en tela <strong>de</strong> juicio?<br />

Asentí. Así, Moreland empujó la silla <strong>de</strong> su escritorio hacia<br />

atrás y se lanzó en su primera prueba: las vidas cambiadas <strong>de</strong> los<br />

discípulos y su disposición a morir por su convicción <strong>de</strong> que Jesús<br />

había resucitado <strong>de</strong> entre los muertos.<br />

PRIMERA PRUEBA: LOS DIScípULOS MURIERON POR<br />

SUS CREENCIAS<br />

-Cuando Jesús fue crucificado -comenzó Moreland-, sus<br />

seguidores se <strong>de</strong>sanimaron y se <strong>de</strong>primieron. Ya no tenían confianza<br />

en que Jesús había sido enviado por Dios porque creían que<br />

cualquier persona crucificada era mal<strong>de</strong>cida por Dios. También<br />

les habían enseñado que Dios no permitiría que su Mesías sufriera<br />

la muerte. Por lo tanto, se dispersaron. <strong>El</strong> movimiento <strong>de</strong> Jesús<br />

quedó parado en seco.<br />

»Luego, al cabo <strong>de</strong> un corto período <strong>de</strong> tiempo, los vemos<br />

abandonar sus ocupaciones, volver a reunirse y comprometerse a<br />

anunciar un mensaje muy específico: que Jesucristo era el Mesías<br />

<strong>de</strong> Dios que murió en una cruz, volvió a la vida y que ellos lo<br />

vieron con vida.<br />

»Y estuvieron dispuestos a pasar el resto <strong>de</strong> sus vidas<br />

proclamándolo sin ninguna recompensa <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista<br />

humano. No es que los esperaba una mansión en el Mediterráneo.<br />

Enfrentaron una vida <strong>de</strong> privaciones. A menudo no tenían comida,<br />

dormían a la intemperie, eran ridiculizados, golpeados, encarcelados.<br />

Y finalmente, la mayoría <strong>de</strong> ellos fueron ejecutados y torturados.<br />

»¿Por qué? ¿Por buenas intenciones? No, porque estaban convencidos<br />

más allá <strong>de</strong> toda sombra <strong>de</strong> duda <strong>de</strong> que habían visto a<br />

Jesucristo salir vivo <strong>de</strong> entre los muertos. Lo que uno no pue<strong>de</strong><br />

explicar es cómo a este grupo particular <strong>de</strong> hombres se les ocurrió<br />

esa creencia en particular sin haber tenido la experiencia <strong>de</strong>l<br />

<strong>Cristo</strong> resucitado. No hay otra explicación a<strong>de</strong>cuada.<br />

Lo interrumpí con una objeción tipo: «Sí... pero...»,<br />

-Sí-admití-, estuvieron dispuestos a morir por sus creencias,<br />

pero... -agregué-, también lo hicieron los musulmanes,<br />

los mormones y los seguidores <strong>de</strong> Jim Iones y David Koresh. Eso<br />

La prueba circunstancial 287<br />

pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar que eran fanáticos pero admitámoslo: no prueba<br />

que lo que creían era verdad.<br />

-Un momento, piense <strong>de</strong>tenidamente en la diferencia<br />

-insistió Moreland mientras giraba para quedar frente a mí directamente<br />

plantando ambos pies en el suelo-o Los musulmanes<br />

podrán estar dispuestos a morir por su creencia <strong>de</strong> que Alá se reveló<br />

a Mahoma pero esa revelación no se realizó en una forma<br />

observable públicamente. Por lo tanto, pue<strong>de</strong>n estar equivocados<br />

al respecto. Podrán pensar sinceramente que es verdad pero no<br />

p~e<strong>de</strong>n saberlo a ciencia cierta porque no lo presenciaron ellos<br />

mismos.<br />

»Sin embargo, los apóstoles estuvieron dispuestos a morir por<br />

algo que ellos habían visto con sus propios ojos y tocado con sus<br />

propias manos. Estaban en una posición única: no solo creían que<br />

Jesús se levantó <strong>de</strong> entre los muertos sino que lo sabían con<br />

certeza. Y cuando uno tiene once personas confiables sin motivos<br />

ulteriores, sin nada que ganar y mucho que per<strong>de</strong>r, quienes todos<br />

concuerdan en que observaron algo con sus propios ojos; ahora sí<br />

que tiene alguna dificultad para <strong>de</strong>scartarlo.<br />

Sonreí porque había estado haciendo el papel <strong>de</strong>l abogado <strong>de</strong>l<br />

diablo al interponer mi objeción. En realidad, sabía que él tenía<br />

razón. En realidad, esta distinción crítica era clave en mi propia<br />

travesía espiritual.<br />

Me lo habían presentado <strong>de</strong> la siguiente manera: la gente<br />

muere por sus creencias religiosas si cree con sinceridad que son<br />

verda<strong>de</strong>ras pero la gente no muere por sus creencias religiosas si<br />

sabe que sus creencias son falsas.<br />

Si bien la mayoría <strong>de</strong> la gente solo pue<strong>de</strong> tener fe <strong>de</strong> que sus<br />

creencias son ciertas, los discípulos estaban en la posición <strong>de</strong><br />

saber sin lugar a dudas si Jesús había resucitado <strong>de</strong> entre los<br />

muertos o no. Decían que lo vieron, que hablaron con él, que<br />

comieron con él. Si no hubieran estado absolutamente seguros, no<br />

habrían permitido que fueran torturados hasta la muerte por<br />

proclamar que la resurrección había ocurrido.!<br />

-Está bien, estoy convencido <strong>de</strong> esta -comenté-. ¿Pero<br />

qué más tiene?

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