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El caso de Cristo

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312 EL CASO DE CRISTO<br />

principal era el placer personal; y es irónico que cuanto más<br />

<strong>de</strong>sesperadamente lo buscaba, más evasivo y <strong>de</strong>structivo se volvía.<br />

Cuando leí en la Biblia que estos pecados me separaban <strong>de</strong><br />

Dios, quien es santo y moralmente puro, esto resonó como verdad.<br />

Ciertamente Dios, cuya existencia había negado durante años,<br />

parecía extremadamente distante y me resultó evi<strong>de</strong>nte que necesitaba<br />

la cruz <strong>de</strong> Jesús como puente para cruzar ese golfo. <strong>El</strong> apóstol<br />

Pedro expresó: «Porque <strong>Cristo</strong> murió por los pecados una vez<br />

por todas, el justo por los injustos, a fin <strong>de</strong> llevarlos a uste<strong>de</strong>s a<br />

Dios» (1 Pedro 3:18).<br />

Todo esto ahora lo creía. La evi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la historia y mi<br />

propia experiencia eran <strong>de</strong>masiado fuertes como para hacerles<br />

<strong>caso</strong> omISO.<br />

2. Recibir<br />

Cada uno <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más sistemas <strong>de</strong> creencias que había estudiado<br />

durante mi investigación estaba basado en el plan <strong>de</strong><br />

«hacer». Es <strong>de</strong>cir, era necesario que la gente hiciera algo; por<br />

ejemplo, usar una rueda <strong>de</strong> oración tibetana, dar limosna, hacer<br />

procesiones, pasar por reencarnaciones, expulsar el karma <strong>de</strong><br />

transgresiones pasadas, reformar el carácter, para intentar <strong>de</strong><br />

algún modo ganarse po<strong>de</strong>r regresar a Dios. A pesar <strong>de</strong> sus mejores<br />

esfuerzos, mucha gente sincera no lo lograría.<br />

<strong>El</strong> cristianismo es único. Se basa en el plan «hecho»; Jesús ha<br />

hecho por nosotros en la cruz lo que nosotros no po<strong>de</strong>mos hacer<br />

por nuestra cuenta: pagó la pena <strong>de</strong> muerte que merecemos por<br />

nuestra rebeli6n y transgresi6n, para que podamos ser reconciliados<br />

con Dios.<br />

No tenía que luchar y afanarme por tratar <strong>de</strong> hacer lo imposible<br />

para hacerme digno. Una y otra vez la Biblia dice que Jesús<br />

ofrece el perdón y la vida eterna como regalo gratuito que no<br />

pue<strong>de</strong> ganarse (Véase Romanos 6:23; Efesios 2:8,9; Tito 3:5). Se<br />

llama «gracia», sublime gracia, favor inmerecido. Está disponible<br />

para todo aquel que lo recibe con una oraci6n sincera <strong>de</strong> arrepentimiento.<br />

Incluso para alguien como yo.<br />

Sí, tenía que dar un paso <strong>de</strong> fe, al igual que lo hacemos en<br />

cada <strong>de</strong>cisi6n que tomamos en nuestras vidas. Sin embargo, esta<br />

es la distinci6n crucial: ya no estaba tratando <strong>de</strong> nadar contra la<br />

corriente po<strong>de</strong>rosa <strong>de</strong> la evi<strong>de</strong>ncia; en cambio, estaba eligiendo ir<br />

Conclusión: el veredicto <strong>de</strong> la historia 313<br />

en la misma dirección en la que fluía el torrente <strong>de</strong> hechos. Eso<br />

era razonable era racional, era lógico. Es más, en una forma<br />

interna e inex~licable, era lo que percibía que el Espíritu <strong>de</strong> Dios<br />

me estaba impulsando a hacer.<br />

Así que el 8 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong> 1981, hablé con Dios en una<br />

oración sincera e inédita, admití mis transgresiones y me aparté <strong>de</strong><br />

ellas, y recibiendo el regalo <strong>de</strong>l perdón y <strong>de</strong> la vida eterna a tr~vés<br />

<strong>de</strong> Jesús. Le dije que con su ayuda quería seguirlo en sus cammos<br />

<strong>de</strong> allí en a<strong>de</strong>lante.<br />

No hubo rayos, ni respuestas audibles, ni sensaciones <strong>de</strong><br />

cosquilleo. Sé que algunas personas sienten un torrente <strong>de</strong> emoción<br />

en ese momento; para mí, empero, había algo más que era <strong>de</strong><br />

igual modo estimulante: el torrente <strong>de</strong> la razón.<br />

3. Ser<br />

Luego <strong>de</strong> dar ese paso, sabía por Juan 1:12 que había cruzado<br />

el umbral <strong>de</strong> una nueva experiencia. Había llegado a ser algo<br />

diferente: un hijo <strong>de</strong> Dios, adoptado para siempre en su familia a<br />

través <strong>de</strong>l Jesús histórico y resucitado. <strong>El</strong> apóstol Pablo dijo: «Por<br />

lo tanto, si alguno está en <strong>Cristo</strong>, es una nueva creación. ¡Lo viejo<br />

ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!» (2 Corintios 5:17). .<br />

Es cierto, con el tiempo, a medida que procuraba segUIr las<br />

enseñanzas <strong>de</strong> Jesús y abrirme a su po<strong>de</strong>r transformador, mis priorida<strong>de</strong>s<br />

mis valores y mi carácter fueron (y siguen siendo) transformad~s<br />

gradualmente. Quiero cada vez más que las motivacion~s<br />

y la perspectiva <strong>de</strong> Jesús sean las mías. Haciendo una paráfrasis<br />

<strong>de</strong> Martin Luther King, 11'., quizá aun no sea el hombre que <strong>de</strong>bo<br />

ser, o el hombre, con la ayuda <strong>de</strong> <strong>Cristo</strong>, que algún día seré; pero<br />

[gracias a Dios ya no soy el hombre que solía ser!<br />

Quizá eso le suene místico; no lo sé. No mucho tiempo atrás,<br />

a mí sí. Sin embargo, ahora es muy real para mí y para aquell~s<br />

que me ro<strong>de</strong>an. En verdad, la diferencia en mi vida fue tan radical<br />

que unos pocos meses <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> q~e me convertí en ~eguidor<br />

<strong>de</strong> Jesús, nuestra hija <strong>de</strong> cinco años, Alison se acercó a rru esposa<br />

y le dijo: «Mami, quiero que Dios haga por mí lo que hizo por<br />

papI.» .<br />

Allí estaba una niña pequeña que solo había conocido un<br />

padre que era profano, airado, <strong>de</strong> palabras duras, y muy a men~do<br />

estaba ausente. Y aunque nunca había entrevistado a un erudito,

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